Se iba a llamar Carolina, pero le pusieron Esperanza.

Ariel Ticona no tuvo la oportunidad de estar junto a Elizabeth Segovia, su mujer, durante el nacimiento de su hija. La mina San José se lo impidió. Pero él, de todos modos, pudo ver la filmación del parto y lloró de emoción con las imágenes. Como si hubiese estado ahí.

La historia de Ariel ha sido una de las más emocionantes durante el encierro y su mujer bien lo sabe: “Yo me imagino que estoy viviendo como en una película… porque estas cosas sólo pasan ahí, en la vida de gente que no existe en verdad, como de personajes”.

Según los rescatistas, Ariel ha sido uno de los que más “catetea” con la idea de salir… y el que más pregunta sobre los avances de las máquinas. Abajo tiene una suerte de planilla en la que va anotando el metraje de las perforaciones y realiza, por cuenta propia, los cálculos correspondientes de una posible salida.

Fue él el que, a través de una carta, contó al exterior sus sospechas de que –por el ritmo de avance— el “Plan B” llegaría antes de lo que se informaba oficialmente (primeros días de noviembre).

Sobre el nacimiento de su hija, Elizabeth comenta que “primero vio el video del parto pero fue mucho más lindo cuando la vio de cerquita con la videoconferencia (donde estuvo el Presidente Piñera).

Héctor Ticona, padre de Ariel, recalca: “Fue muy bonito que la niña estuviera acá en el campamento, porque pasan puras cosas buenas con ella. Nació el mismo día en que volvió a operar la T-130 y cuando estuvo acá empezaron a perforar las tres máquinas juntas. Ella es el milagro de la mina San José”, dice, con el pecho hinchado de orgullo.

Junto a Cortez, Ticona ha destacado por implementar el sistema de comunicaciones entre la mina y el exterior, partidos de fútbol al otro lado del mundo incluidos.