Esteban Rojas no quiere que su esposa dé entrevistas

El arisco

Edad: 44 años | Estado civil: casado | Hijos: 3

Para entender el carácter de Esteban vale la pena leer extractos de sus cartas a su mujer, Jéssica Yáñez: “Hola guapetona, espero que te encuentres bien, porque yo estoy un poco más tranquilo y te quiero mucho, mi guagua. Cuida a las niñas y no des tantas entrevistas. Yo hablaré cuando salga, tu mejor que no”.

A 700 metros de profundidad, Rojas, además de saludos, le envía órdenes a su mujer. Le dice qué hacer y qué no… “es que acá en el norte hay más machismo”, lo justifica Jéssica, haciendo oídos sordos a la instrucción de su marido.

En su primera carta, en todo caso, Esteban le prometió a su mujer que se casarían por la Iglesia “de una vez por todas”. Espera su rescate junto a tres de sus primos: Ariel Ticona, Darío Segovia y Pablo Rojas. Es técnico en mantención en maquinaria y llevaba seis meses trabajando en la mina San José. Antes del derrumbe, pensaba renunciar en septiembre.

Andrea, una de sus hijas adolescentes, acude a la escuelita habilitada en el campamento. En una de las clases les pidieron como tarea escribirles una carta a sus papás. Y esto fue lo que le puso ella: “Hola, papito: Espero que se encuentre bien. Hoy estuvimos en reunión y me alegra que usted no esté enfermito. Los avances están bien, todo en orden y funcionando. Esta semana, mi mamá va a subir y bajar hasta el miércoles porque tiene hora en el hospital. Le mandó tres calzoncillos y mañana le va a comprar el MP3 y yo le voy a poner música. El Rodri se va a San Felipe unos días. Bryan le manda muchos saludos y el Ignacio parece berlín de lo cochino que está en la mina. Le voy a mandar cartitas todos los días. Como siempre, espero que le haya llegado el lápiz y el papelito, pero si no puede escribir, siempre lo entiendo. Bueno viejito, me alegra que esté mejor y arriba el ánimo, que Dios está con nosotros. Te adoro y fuerza, fuerza, fuerza. Arriba el ánimo que Dios nos protege. Después le toca a usted (protegernos). Besitos, besitos, besitos. Saludos al Chupete, al Pablo y al tío Toño. Tenemos una gigantografía con una foto de los cuatro muy linda”.

En la mina, Esteban tenía encargada la riesgosa labor de cargador de explosivos y el día del accidente no le correspondía, en rigor, trabajar. Estaba recuperando los días que faltó para asistir al funeral de un familiar.

Quienes están a cargo de controlar la emocionalidad de los 33, mediante técnicas médicas, explican que Rojas posee un carácter muy “arisco y difícil de tratar”. Fue él, de hecho, el que pidió que cambiaran al psicólogo a cargo del grupo porque le pareció antipático, y así lo hizo ver en una de sus cartas.

Al salir, ha dicho, no descarta seguir trabajando como minero: “Total, esto fue un accidente”.

Llevaba sólo seis meses trabajando en la San José y no descarta seguir en el rubro.