Carlos Bugueño ideó el dominó de cartón para pasar las horas

Epígrafe

Edad:27 años | Estado civil: soltero

La gran bandera de la Universidad de Chile, con el característico búho, se roba todo protagonismo en la ladera del cerro que rodea al campamento Esperanza. Es un lienzo que trajeron los amigos de Carlos, para que la fuerza de “los de Abajo” lo acompañe. Tanta es su pasión por el fútbol que fue él el que pidió al ministro Golborne que les transmitieran algunos partidos.

Su primera preocupación, sin embargo, fue otra: el día en que fueron hallados con vida, Carlos le mandó a decir a su familia que se encargaran de recuperar su mochila, que estaba en los camarines exteriores de la mina… porque dentro de uno de los bolsillos estaba la plata de su último sueldo. “Me la guardan”, pidió.

La señora Guadalupe Alfaro, madre de Carlos, defiende esa “ambición que él siempre ha tenido (…) El lucha por sus sueños y los saca adelante. Y eso yo lo admiro”.

De hecho, cuenta que Bugueño trabajaba antes como guardia de seguridad y que ingresó a la mina invitado por un primo que le contó que “las lucas eran más”. Y como él quería comprarse un auto y una casita para independizarse, aceptó el desafío de ser minero.

Al yacimiento, sin embargo, pronto comenzó a llamarlo “El matadero”: “Nos decía que crujía, que caía mucho material… y le preocupaba que no tuviera una salida de escape”. En las cartas que ha escrito se ha encargado de recordar que “los jefes” –así se refiere a los dueños de la minera— deben pagar “hasta el último peso” de las indemnizaciones que correspondan.

Cuando al campamento Esperanza llegó de visita el ministro de Planificación de Argentina, Julio De Vido, fue doña Guadalupe la que ofició casi como anfitriona. Tanto fue el agradecimiento de la autoridad que, en un gesto espontáneo, se sacó su chaqueta y se la regaló a la mujer… debido al frío viento que corría.

Carlos tiene pensado volver a trabajar como guardia de seguridad. “En ningún trabajo vale la pena arriesgar la vida”, puso en una de sus cartas.

Según uno de los asesores psicológicos de los mineros, Bugueño ha sido uno de los más comprensivos de la lentitud con que se ha desarrollado el rescate. Fue él el que ideó la forma de implementar un dominó de cartón, para matar las horas… “porque esto da para largo”, le dijo a sus compañeros de encierro.

Lo primero que pidió al exterior fue que le guardaran su plata.

Quiere volver a trabajar como guardia.