Ya quisieran Felipe Camiroaga o el propio Don Francisco haber sido animadores de un “programa” tan sintonizado y profundamente humano como el que condujo Mario Sepúlveda en estos sesenta y tantos días.

Amigo del uso de los diminutivos y con un impensado desplante, el “periodista” y entrevistador de la mina San José se ha robado la película en todos los videos que han salido a la superficie. Mario, con su “camarita amiga”, le ha mostrado al mundo cómo se vive dentro del yacimiento… le ha dado espacio a todos para que envíen sus saludos e, incluso, se ha dado tiempo para bromear o transmitir “en vivo y en directo” el izamiento de la bandera el día en que Chile celebró sus 200 años. También se lució bailando una cueca bien zapateada.

Mario, de seguro, será el invitado estrella de todos los estelares, matinales y late shows de nuestra televisión cuando vuelva finalmente a la superficie.

Su desbordante personalidad, además, ha quedado plasmada en las cartas que le escribe a su mujer, Elvira Valdivia, y a sus dos hijos, Escarlette y Francisco: “Hola Katty, niña y niño de papá: Aquí estoy, mis bebés, como un gran guerrero y un líder absoluto. Organizo, mando, como siempre, (gritando y mal genio o gritando mis genios), pero lo más lindo es que se me respeta y no se hace nada sin que yo sepa. Hablé con el Presidente y le dije: vamos a Bolivia, a un crucero por Sudamérica, y él se rió mucho. Estoy contento y gracias a Dios aquí pude por fin darme cuenta de muchas cosas, a mis 39 años, y pienso que aprovecharé muy bien este renacimiento. Katty, ¿cómo están?, ¿dónde están durmiendo? A los hijos no los dejes solos, porfa (“Donde mis ojos te vean”).

Y no descuida sus compromisos como revela en la parte de la misiva donde le dice a su esposa que “A la Menche tienes que pagarle lo siguiente: para el 15 serían $100.000. Para fin de mes, $113.000 más $53.000. Y al Julio, $21.900. Por favor Katty, guárdeme toda la platita y anote todo lo que gaste. El colegio de la hija, $22.300 más $50 mil del colegio del hijo. Hay otras cosas que tengo que pagar yo, por eso, cuídeme la plata. Le van a pagar mi sueldo en su cuenta, por eso, cuídelo. Es hora de tirar para arriba, Katty. Sé que nos amamos como pareja, pero te digo: yo sin ti me muero. Eres mi Katty y nadie te pasará a llevar mientras yo viva, y no me iré de tu lado, porque estamos seguros de que nos queremos”.

Incluso, en una de las grabaciones llamó a las esposas de los 33 a cuidar la plata, y “darse cuenta que no la ganan por mirar a los jefes”, afirmación que sacó aplausos entre sus compañeros.

Elvira Valdivia le dijo a BBC Mundo que no le sorprendió ver a su marido asumiendo el rol principal en la grabación, ya que esa siempre fue su característica: “Donde va, lidera. Donde va, habla mucho. No pasa desapercibido. Es una cosa que la lleva en forma natural. No es que se le haya ocurrido abajo, siempre ha sido así”, comentó.

Una de las frases que más llamó la atención en el discurso de Sepúlveda ante las cámaras fue cuando defendió a los mineros afirmando que hoy es un trabajo para gente con educación, que puede conversar y “se puede sentar en cualquier mesa”.

En sus palabras se lee entre líneas el pasado como dirigente sindical –dice Elvira—, comprometido con una actividad que realiza hace 10 años, y a la que llegó impulsado por su suegro. “Generalmente se habla en forma despectiva de los mineros, entonces él trata de darles otro nivel. Creo que en el fondo quiere dar un mensaje de que los mineros hoy en día son educados, y pide que los respeten”, dice su esposa.

Aunque lo ha visto de buen ánimo y preocupado de mantener en las mejores condiciones posibles el refugio, Elvira Valdivia cree que el prolongado encierro en algún momento le va a pasar la cuenta: “Trata de estar bien para los demás, pero en sus ojos se nota tristeza, se nota que está cansado y agotado. Yo creo que en un minuto igual se va a quebrar porque es un ser humano y tiene emociones. Seguramente,S va a tener altibajos, pero hasta el momento ha estado bien”.