Darío Segovia Rojo, el hermano de la "alcaldesa" del campamento

El "alcalde"

Edad: 48 años | Estado civil: casado | Hijos: 6

A la hermana de Darío, María Pascuala Segovia, se le conoce como la “alcaldesa” del campamento Esperanza. Es su carácter y su estilo “al pan, pan y al vino, vino” lo que le ha traído esa fama de “mandamás”.

Su propio hermano la trata como toda una autoridad. En una carta que le escribió durante los primeros días, le dijo: “Hola, señora alcaldesa: Hermanita, yo estoy bien. Te he visto en los diarios, me siento muy orgulloso de ti, de cómo llevas las cosas. Te vi con los hermanos uruguayos, te vi bien, hermana. No sé cómo pagarte todo lo que has hecho por mí. Ya vamos a estar juntos, toda la familia con mi esposa Jéssica. Ojalá se lleven bien. Saludos a todos los que me conocen. Ojalá se termine luego esta pesadilla. Oye, no me vayas a pegar tan fuerte, ¿bueno? Por favor, hermanita, sigue con el mismo ánimo. Las quiero mucho. Saludos a tus hijos en general. Chao, hermanita”.

Darío está casado con Jéssica Chilla y hasta el día del accidente trabajaba como perforador en la mina San José. Al igual que su padre, desde siempre ha estado vinculado al mundo de la minería. Entre los familiares que lo esperan están los tres hijos de su primer matrimonio, a quienes no ve desde hace diez años.

La “alcaldesa” –quien cobra a los medios extranjeros por entregar sus declaraciones— contó a “La Segunda” que desde que supo que su hermano estaba bien junto a los otros 32 “me dije a mi misma que todo esto iba a ser, al final, algo bueno (…) Porque ellos saldrían con vida y porque cada uno sacará sus conclusiones, positivas, para la vida. Incluso el gobierno y las autoridades van a sentarse a repensar los temas de seguridad en las minas de todo el país. En todo el mundo deberían sacar moralejas de lo que acá pasó”.

Ni Darío ni María saben cómo continuarán sus vidas luego de este largo episodio: “Uno no puede planificar nada estando todavía. Uno no sabe qué va a sentir uno (con los familiares afuera). Quizás no pase nada mucho, quizás después de las entrevistas y el barullo, al día siguiente, todo va a ser igualito a como era antes. Entonces yo le he dicho al Darío que no saca mucho con proyectarse tanto. Que hay que vivir el día y ver cómo aperramos una vez fuera”.

Igual que su padre, Darío Segovia siempre en el mundo de la minería.