Víctor Segovia Rojas prometió dar más tiempo a su familia cuando salga

El cronista

Edad: 48 años | Estado civil: casado | Hijos: 5

Todos apuestan a que será un éxito de ventas, el mejor regalo para la próxima Navidad. Han surgido ya, de hecho, algunas ofertas internacionales (todavía preliminares) para editar el texto. Víctor es quien lleva la bitácora subterránea del encierro. Una suerte de relato, en primera persona (plural), de cada acontecimiento y sensación de lo que han vivido y sobrevivido a 700 metros sepultados.

El contenido del documento es un misterio, incluso, para los demás compañeros de encierro, quienes sí han colaborado en el registro fotográfico que acompañará los capítulos del libro que resulte.

Como no sabía cuánto tiempo estarían sin contacto con el exterior, Segovia comenzó el relato con una letra muy pequeña, intentando ahorrar papel. En una de sus primeras consideraciones, incluso, se puso en la macabra situación de que serían hallados muertos y que ese documento sería el único testigo de lo que sucedió bajo tierra.

Como perforista, y conocedor de la roca, Víctor ha sido muy sincero con su mujer, de quien está separado desde hace meses: “Acá todo cruje, no sé cómo no nos hemos vuelto locos”. En una de sus últimas cartas, en todo caso, se comprometió a dedicarles más tiempo a sus hijas y a su mujer, con quien pretende reencontrarse y retomar la relación.

“Se levanta, toma desayuno y escribe. Después almuerza, duerme siesta, y ahí escribe de nuevo”, cuenta su hermano, mientras sus dos hijas comentan que les sorprendió enterarse del fundamental rol que tiene su padre en la mina. “Tan calladito como es”, comenta Maritza (23), una de sus hijas, quien cree que por eso mismo su rol está en la escritura.

Quienes sí conocen un poco de lo que puede venir plasmado en la bitácora —“con buena letra”, aclara la hija— son sus familiares, a quienes Víctor les ha enviado algunos “adelantos” de su relato: “Nos contó que fue como un terremoto el derrumbe, y después todo se llenó de polvo. De ahí esperaron un rato, y trataron de subir”.

“Este infierno me está matando. Trato de ser fuerte, pero cuando duermo de repente sueño que estamos en un asado y cuando despierto me encuentro en esta oscuridad eterna, que cada día te desgasta”, dice en una de sus misivas más potentes.

En otro mensaje, posterior, añade: “Voy a tener todas las fuerzas del mundo, porque quiero verlas para que seamos más unidos”, dice, y aclara que ese texto iba dedicado a sus hijas, a quienes no para de dar las gracias y preguntar por sus nietos. “Gracias por darme la fuerza cuando decaigo y me da miedo esta soledad. Maritza, muchas gracias por hacerme sentir que soy un héroe, si Dios quiere y salgo de aquí”, agrega.

Las cartas de Víctor cuentan, además, que él está mejor que otros, y que para ayudar a los mineros que están tristes, entre ellos se cuidan y tratan de dar ánimo. El destino quiso que Victor Segovia fuera uno de los 33, porque había dejado de trabajar en la mina en 2007 y volvió a emplearse por sus 5 hijos (2 de las mujeres están embarazadas).

Como encargado de llevar la bitácora del encierro, "se levanta, toma desayuno y escribe. Después almuerza, duerme siesta, y ahí escribe de nuevo", cuenta su hermano.