Jorge Galleguillos quería que le enviaran una guitarra por la paloma

El folclorista

Edad: 56 años | Estado civil: casado | Hijos: 2

Tierramarillano de toda la vida, Jorge es un apasionado de la minería. En su casa, sin ir más lejos, posee una enorme colección de piedras y minerales de todo tipo: desde un extraño carbón azul hasta una valiosa pepita de oro puro.

Partió a los 16 años en la minería, por eso no es extraño que en su cuerpo hayan tantas marcas de anteriores accidentes. En 2009, de hecho, sufrió dos grandes contratiempos... también en la mina San José. Una caída al interior de una galería le costó una costilla, y un desprendimiento de rocas le rebanó la espalda. Estuvo, durante mucho tiempo, recuperándose en su casa, acompañado de su mujer. Durante ese tiempo de reposo fue que consideró la posibilidad de retirarse de la minería, comprarse un taxi y “dedicarse a un trabajo más tranquilo”, cuenta una amiga que lo llegó a esperar al campamento Esperanza.

Amante del folclor, Galleguillos pidió que para el 18 le enviaran una guitarra... requerimiento imposible por las dimensiones del instrumento: en subsidio se les mandó un pendrive con música chilena, con la que pudieron bailar cueca en torno a la bandera chilena que izaron en el fondo de la mina. A Jorge –era que no— se le vio en primer plano zapateando.

Su nombre adquirió especial interés el día de la inauguración de la escuelita San José, en el campamento Esperanza, una iniciativa del ministerio de Educación para que los ocho niños que vivían en el lugar no siguieran perdiendo clases. Ese día Galleguillos le escribió una larga carta al ministro Joaquín Lavín, agradeciéndole la preocupación por los más chicos... pero recordándole que hay algunos mineros que tienen hijos más grandes y que también necesitan ayuda: el suyo, sin ir más lejos, arriesgaba su continuidad en la Universidad de Atacama. Jorge logró que Lavín, públicamente, se comprometiera a ayudarlo.

En cuanto a su estado anímico, como muchos, mejoró notablemente el día en que fueron hallados... pero tanta espera por ser “liberados” le ha significado a Jorge una leve depresión, dicen sus cercanos.

Antes y después: Flaco, serio y con el mismo saludo.