Edison Peña, en las noches imagina que
vuela sobre el mar para poder dormir

El pesimista soñador

Edad: 37 años | Estado civil: casado

Es el único santiaguino de los 33. Y Edison Peña Villarroel, como buen capitalino, ha dado que hablar.

Ninguno como él ha demostrado una actitud tan realista (y a la vez pesimista), algo muy poco entendible para los familiares de todos los mineros atrapados. Y mientras todos mantenían la fe y, en medio de oraciones, decían estar seguros de que todo terminaría con un exitoso rescate, Peña advertía que “nosotros no hemos cantado victoria”.

Las cartas que ha mandado son, a ratos, escalofriantes: “¿Y si nos falla el aire? Imaginen… ¿y si esto se vuelve a derrumbar? Imaginen…”.

En esa línea es que Angélica Alvarez, su esposa, no quiso participar de la celebración que se organizó el día después de tomar contacto con los 33. A El Mercurio, en otra carta que redactó, Edison dijo que '”nosotros no hemos puesto un pie a salvo en la superficie, por lo tanto, no estamos salvos. Y sí lucharemos por vivir y no esperaré acostado a que me salven”. Más claro, imposible.

Fanático del deporte, su familia y Elvis Presley, Edison corre 10 kilómetros diarios al interior de la mina. Por su buen estado físico podría ser el primero en subir por la cápsula Fénix.

Desesperado por el encierro, una de las primeras cosas que pidió que le mandaran fue una fotografía de el sol.

Tiene, dicen sus más cercanos, un carácter “de mierda (…) No piensa en los demás y le cuesta acatar órdenes”. Por eso, admiten los sicólogos a cargo de mantenerlos bien anímicamente, el trabajo que se realizó con Peña fue “más complicado”.

“Pero en este tiempo él ha cambiado mucho. Antes no le daba mucho valor a nada, vivía la vida no más. Pero ahora es una persona más profunda, se nota en sus cartas”, confiesa la mujer. Emocionada relata la fuerte conexión que ha formado con su marido en los últimos días. Desde el yacimiento, este minero ha sido el único que ha enviado dibujos y no sólo escritos: “Nos manda montañas, flores y un auto que él mismo maneja”, recuerda la mujer.

“Estando aquí dentro puedo soñar”, dice en una de las misivas, en donde cuenta que por las noches, cuando llega la hora de dormir, imagina que está en la playa, en el agua, o volando sobre el mar.

Y ella ha respondido con poesías: “Mi vida es como mirar una ola al golpear la roca / y si tan sólo pudiera besar tu boca / y terminar con esta sed que me vuelve loca / que sólo tus besos pueden saciar”.

Peña, en parte por problemas que arrastraba desde antes, ha sido bien depresivo durante el encierro. Así y todo, ha tenido el coraje de decir que quiere “demostrarles a mis compatriotas que con las adversidades, los chilenos sí podemos. Que si nos tumban en el suelo, nos levantaremos una, otra, otra, otra y otra vez”.

A Peña no le gusta decir que están atrapados… prefiere hablar de “presos”.

Su pasión y necesidad por el deporte lo llevaron al principio incluso a cortar sus bototos de trabajo para adaptarlos al running que realiza diariamente por las galerías aledañas al refugio del yacimiento. En Santiago corría una hora. Su idea —advierten familiares— es no dejar las costumbres que tenía, cuando trotaba desde Renca hacia el cerro San Cristóbal.

“Y cuando me duele el cuerpo, el calor me fatiga o me duelen las piernas, algo me dice y susurra en mi oído: 'detente'. No lo hago, pienso en la gente de esfuerzo (...), mi padre, un obrero sacrificado como muchos chilenos, los que no tienen oportunidades”, escribió.

Su hermano Rafael cuenta que además hace 500 abdominales diarios: “Sólo es un pretexto decir 'yo no puedo', porque sí se puede”, dijo en uno de los videos.

Amigo de las frases para el bronce y de un aire épico en sus comentarios, Peña fue tajante cuando se les informó que serían rescatados con vida: “No hemos puesto un pie a salvo en la superficie, por lo tanto, no estamos a salvo. Sí, lucharemos por vivir y no esperaré acostado a que me salven. A veces, mientras otros duermen yo salgo por segunda vez a correr en el día. Quizás de ansiedad por salir. Me motiva despertar ese luchador que a veces tenemos dormido. Como William Wallace, en la película Corazón Valiente”.

Sus cercanos dicen que tiene mal carácter y que le cuesta acatar órdenes, pero la mina lo ha vuelto más "profundo". A la superficie ha enviado dibujos con montañas y flores. Hoy se siente inspirado por William Wallace, de la película "Corazón valiente".