Roxana Valdés arriesga una pena de 15 años por el delito de parricidio.
SANTIAGO.- Durante la segunda jornada de juicio oral contra la mujer que en abril del año pasado mató y cercenó a su pareja en Molina, la médico psiquiatra Sonia Méndez descartó que la acusada -Rossana Valdés- "tenga alguna una patología psiquiátrica".
"Nada de todas las pericias y exámenes que le realizamos nos llevan a concluir lo contrario", declaró este martes la especialista que fue presentada ante el tribunal como prueba testimonial de la Fiscalía.
Sus argumentos fueron ratificados por otros funcionarios del Servicio Médico Legal, el psiquiatra Sergio Durán y la psicóloga Roxana Solar, quienes estuvieron a cargo de practicar diversos exámenes a la mujer.
"Se descarta que haya una inimputabilidad por parte de la imputada, ya que ella actuó durante los hechos y con posterioridad a los hechos con pleno conocimiento de sus facultades tanto del punto cognitivo y ello, por lo tanto, elimina toda posibilidad de que haya actuado sin voluntad o sin capacidad de comprender la ilicitud de sus hechos", agregó la fiscal jefe de Molina Mónica Barrientos para reafirmar las evidencias expuestas.
Asimismo, recalcó que las contundentes pericias practicadas sólo confirman que el actuar de la acusada se debe a una pelea por dinero y que lo que motivó de su actuar fue descubrir que su pareja Claudio Muñoz le sustrajo cerca de cinco millones de pesos que fueron adquiridos por la venta de un inmueble.
Con la declaración de los tres profesionales prestadas, hoy la fiscalía pone fin a sus pruebas y a partir de este miércoles será la defensa de la mujer la que dará inicio a su etapa probatoria.
El crimen en cuestión ocurrió el 6 de abril de 2014, cuando la mujer asesinó de un disparo a su pareja al interior de la habitación que ambos compartían en la población San Hilario.
De acuerdo a los antecedentes reunidos por la Fiscalía, 24 horas después del hecho, Valdés desmembró el cuerpo y puso a hervir los restos para evitar que siguieran sangrando.
Posterior a ello, los metió en bolsas de basura con la intención de repartirlos en diferentes partes del sector, lo que no alcanzó a ejecutar debido a que se entregó a Carabineros y confesó el macabro crimen.
