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Documental "Ver y escuchar": La experiencia frente al mundo de ciegos y sordos

Tras un largo y exitoso recorrido internacional, el 6 de noviembre llega a salas chilenas la producción del aclamado cineasta José Luis Torres Leiva.  

por:  La Segunda
martes, 28 de octubre de 2014
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Por Andrés Nazarala R. 

La pantalla en negro mientras un zumbido recrea el terremoto de 2010 ("Tres semanas después"), un pausado paseo por la cima de árboles que se mueven con el viento ("El cielo, la tierra y la lluvia"), las sensaciones propias de la época estival como nostalgia de unas vacaciones de infancia ("Verano").

No sería errado decir que la materia prima del cine de José Luis Torres Leiva -uno de los cineastas chilenos más aclamados internacionalmente- son las sensaciones o, específicamente, la conexión con el público a través de la experiencia sensorial.

"Ver y escuchar" es el documental que estrena el 6 de noviembre, como parte del programa Miradoc, tras un largo y exitoso recorrido por festivales internacionales, como el de Marsella. Lo que hace es llevar este propósito aún más lejos: junta a personas ciegas y sordas con el fin de que compartan sus percepciones sobre el mundo que los rodea. Todo esto en paisajes asombroso que nuevamente, bajo la mirada trascendental de Torres Leiva, hablan de la relación entre el ser humano y la naturaleza.

"Podría decir que lo sensorial en mi cine es intencionalmente inconsciente", dice el realizador. "Es algo que siempre trato de explorar en las películas de manera distinta. En este caso, me basé en todas las experiencias de los protagonistas frente a sus sentidos y traté de armar transiciones muy simples con respecto a eso. No sólo quería que se transmitiera ese «sentir» de los protagonistas, sino que además una persona ciega o sorda lograra dimensionar lo que se ve y escucha en la película, pero también lo que se transmite con respecto a los sentidos".

Realidad desconocida

-¿Cómo nace la idea del documental?

-Hace mucho tiempo tenía ganas de acercarme al mundo de las percepciones y fue una serie de encuentros los que me llevaron a investigar sobre el mundo de las personas ciegas y sordas. Me enfrenté a una realidad que desconocía absolutamente y quedé fascinado por los relatos las experiencias de vida y, sobre todo, por el poder de los sentidos. No quería que fuera un documental de denuncia o uno en que los protagonistas se convirtieran para el espectador en víctimas de su destino. Quería que fuera una película sobre la comunicación y el intercambio de experiencias a través del lenguaje, ya sea hablado, reinterpretado o escuchado. Que tuviera que ver con los elementos primarios del cine como lenguaje: la imagen, el sonido, la palabra, los gestos, las miradas.

-¿Qué dificultades hubo en el proceso?

-El rodaje demoró cuatro años, pero principalmente fueron años de investigación y búsqueda para encontrar a los personajes. Me interesaba descentralizar cada una de las historias y descubrir otras perspectivas con respecto al tema. Cuando comenzó el proyecto estaba muy ligado a una búsqueda muy específica por ciertos fenómenos naturales, como el viento o la lluvia, y los espacios en donde se desarrollaban las historias correspondían a esas necesidades de la naturaleza que me interesaban. Pero poco a poco el espacio se transformó en un escenario que estaba en función de sus protagonistas y sus respectivas historias. Cuando comenzó a suceder esto, prefería acomodar la historia bajo ese punto de vista donde el lugar representará una atmósfera complementaria de cada capítulo.

-Las salas chilenas son el ultimo eslabón de un largo recorrido. ¿Qué esperas que genere el documental?

-Bueno, eso es algo impredecible. Lo que me gustaría que pasara es muy simple: que lo pueda ver el mayor número de personas, ya que la experiencia de hacer este documental para mí fue muy marcadora.

 
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