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Lucas Balmaceda, la promesa actoral: "Me ponen incómodo los conservadores"

Con 22 años, sorprende a los entendidos del teatro y la danza. "Tiene una presencia única" en el escenario.

viernes, 25 de julio de 2014 / Catalina Cabello Arzola, La Segunda.

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Foto: Alejandro Balart

Un joven de labios rojos, con una expresión que bien podría ser de rabia o de locura y un torso desnudo cuyas costillas sobresalen. Por estos días ese rostro impetuoso, impreso en un afiche, es el que se instala en cada rincón del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM).

La cara es de Lucas Balmaceda, estudiante de 4° año de actuación en la UC y uno de los protagonista de 'La noche obstinada', pieza del coreógrafo argentino Pablo Rotemberg. Se estrena el sábado.

Se prenden las luces. Lucas está desnudo usando sólo unas zapatillas fluor. En el escenario es hombre, es mujer y baila una secuencia de sexo donde penetra y es penetrado. Su momento más expuesto es cuando canta, envuelto en un spandex rosado, desgarrando su rostro en una sinfonía eléctrica de emociones.

Para personajes claves dentro del mundo del arte, él es talento joven que dará que hablar, tanto en la actuación como en la danza.

Uno de los que apuestan por él es, precisamente, Rotemberg, un reconocido y celebrado bailarín y director que se caracteriza por someter los cuerpos a procesos profundos: "El cuerpo que yo demando es uno muy exigido, que toma riesgos y se expone a la violencia", explica. Según cuenta, Lucas se rindió con éxito a esa profanación creativa.

"Yo confío ciegamente en él y en su talento. Tiene algo casi expresionista. Va a dar que hablar", dice. Para 'La noche obstinada', Pablo eligió a Lucas entre cien.

Alfredo Castro también se interesó en él: lo quería para 'Un tranvía llamado deseo', la exitosa obra que montó en mayo. No pudo estar porque ya estaba comprometido con 'Radicales libres', obra de la coreógrafa Elizabeth Rodríguez. También lo llamaron para la película 'El bosque' sobre el cura Fernando Karadima, pero, otra vez, no podía posponer sus compromisos con la escuela.

Y, precisamente, desde ahí, su profesor, el dramaturgo y director Ramón Griffero, dice que en Lucas ve una pasión genuina por el arte. "El es un creador escénico con una presencia única. Verlo es presenciar una coreografía voz/cuerpo muy interesante".

Budismo y 'Game of Thrones'

A Lucas le suelen llegar papeles que incluyen desnudos, sexo, golpes, etc. Curioso, siendo que él es un joven de facciones delicadas, centellantes ojos cafés, con unos dedos delgados que mueve nerviosamente, pelo castaño, y muy flaco, a pesar de que disfruta comiendo hamburguesas, Kit Kats y Skittles. "Deliciosa chatarra gringa", dice él.

Hijo de un ginecólogo y una psicóloga que se fueron exiliados a Dinamarca, gracias a una beca que el padre se ganó para estudiar en EE.UU., la vida de él y sus otros tres hermanos cambió. De hecho, Lucas - un Géminis de ascendente en Escorpión y luna en Leo, antecedentes que él proporciona- nació en California y se crió en el exclusivo condado de Orange County.

De esos años, poco recuerda. El que le ha contado es su hermano, Pedro Pascal, el chileno que encantó a la audiencia en 'Game Of Thrones'.

"Pedro, a quien yo adoro, me cuenta que no le gustaba el O.C.: todos muy blancos, pitucos, preocupados del qué dirán".

Lucas a los 4 años volvió con su familia a Chile. Se inscribió en el Saint George y estudió ahí hasta 4° medio.

Regresar no fue fácil. Sus padres se separaron y tuvo que chilenizarse. Pero el golpe más fuerte vino en el año 2000, cuando su madre se suicidó.

Quizás por eso, él, siendo pequeño, se interesó por el budismo, la meditación y las enseñanzas orientales que hablan de la trascendencia.

Ese niño herido se refugio en el cine y creció sabiendo que su vida la viviría sobre los escenarios.

Le cargan los conservadores, aunque sabe que lo miran "como un cuico". Cuando entro a estudiar Teatro a la UC fue a marchas, se tomó la U y voto para irse a paro.

No le gustan las injusticias, el machismo, ni la discriminación. "Mi papá viene de una familia conservadora de la cota mil. Yo los quiero, pero me criaron con ideas liberales. Ser cuico es mi rollo, me da un poco de vergüenza. El Saint George es cuico, la UC es cuica, pero no empatizo con el cuico chilensis porque me ponen incómodo los conservadores. Son cerrados de mente, arribistas, prepotentes. Me agota. Me gustar estar con gente variada. Me siento marginal y fuera de la sociedad conservadora".

Ahora dejó las pancartas para hacer un trabajo desde el arte. Eso se lo enseñó la escuela. También le enseñó a tener "cuero de chancho" porque llegó confiado y se dio cuenta de que se reciben críticas muy duras.

Al actuar, Lucas se concentra. Le gusta tocar las cortinas del teatro, ordenar su vestuario y organizar su camarín antes de salir a escena, algo que atribuye al trastorno obsesivo compulsivo por el que fue tratado.

¿Y cuál es su mayor miedo? Ser divo.

 

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