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Política

Carlos Mesa, ex Mandatario de Bolivia: "Me gustaría ir a Chile para abrir un diálogo... Lo he conversado con el Presidente Morales"

Embajador paceño envía mensaje a La Moneda y pide bajar el tono de las últimas críticas cruzadas.  

viernes, 18 de julio de 2014 / Phillip Durán.

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Mesa recorrerá América y Europa para abordar la controversia.

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Ha sido una semana de críticas cruzadas, admite Carlos Mesa. El ex Presidente boliviano -y embajador para explicar ante la comunidad internacional la posición de su país- dice que estudiará la presentación realizada el martes por Santiago ante La Haya, pidiendo que la corte se declare incompetente para conocer la demanda paceña. Esto, antes de viajar por América y Europa abordando el asunto.

En todo caso, el ex Mandatario envía un mensaje a La Moneda: espera visitar Santiago y reunirse con la Presidenta Bachelet o el canciller Heraldo Muñoz, para abrir un diálogo que descongele la agenda, permita "bajar los decibeles" e, incluso, abordar el tema marítimo. Sabe que es una apuesta difícil, de largo aliento, pero asegura que el Presidente Morales lo planteará a su par chilena.

-¿Cuándo iniciará sus viajes para explicar la postura de su país?

-El cronograma ha sufrido una modificación, porque debo estudiar la presentación chilena. En consecuencia, la agenda inicial la vamos a ajustar en los próximos días. Nos interesan los países influyentes, los países vecinos, los organismos multilaterales, pero diría que el escenario dominante es Europa y América Latina y del Norte. Los países de Asia no son poco importantes, pero no están en el eje de la problemática.

-Se mencionó que iría a Perú, país directamente relacionado con el tema...

-Perú es importante como vecino, pero no queremos generar el equívoco de que en la demanda hay algún tema sobre Perú. Lo que nos parece clave es que con Perú debemos manejar una relación muy estrecha. Me gustaría decir lo mismo de Chile. Es decir, Chile es también un país que nos gustaría visitar, porque creo que el debate debe ser sobre ideas, eliminar los adjetivos, trabajar sobre los objetivos básicos de Bolivia. Y esos están buscando la recuperación de una relación plena con Chile y esa tiene que pasar por la soberanía boliviana. Eso es algo en que no hay manera en que nos pongamos de acuerdo: en entender que el futuro común, que es espectacular, está varado hace un siglo en este punto.

-¿Con quién le gustaría hablar en Chile? ¿El Gobierno, partidos políticos?

-La lógica de una representación oficial como la que tengo tiene que ver por supuesto con el ámbito oficial, Presidente, ministros de RR.EE., también ámbito académico, político, mediático...

-Al ir a otros países, explicará la postura de Bolivia en La Haya. ¿Cuál sería el objetivo de una reunión suya con las autoridades en Chile?

-Aquí debo dejar claro que esto es una decisión política que tiene que ver con un contacto directo entre el Presidente Morales y la Presidenta Bachelet. No tendría sentido una visita mía si no hubiera una consideración de ambas partes en que algunos elementos de la relación bilateral global pudieran mejorar con una visita de mi parte. Yo tenía la expectativa de que, con firmeza, Bolivia y Chile tendrían posiciones diferentes en La Haya, pero creo que hemos entrado en un crispamiento innecesario. Si fue posible que Chile y Perú llevaran adelante una relación fluida, independientemente de un proceso tan complejo como el que tuvieron en la corte, no veo por qué estamos en este momento en una situación tan tensa. Particularmente considerando la relación preexistente entre la Presidenta Bachelet y el Presidente Morales.

-¿O sea, su viaje apuntaría a abrir espacios de diálogo en otros temas de la agenda con Chile?

-Y a que, incluso en el marco de las diferencias, el tono de las partes no sea tan duro. Es decir, se está planteando un circuito típico en que sube la temperatura de manera artificial, en que te ves obligado a responder con dureza y el otro lo hace un poquito más alto, subes un grado, y otro grado y entramos en ebullición... Este es el punto que habría que tratar de eliminar, sin que eso implique en absoluto ceder a las posiciones que cada parte tiene.

-¿La idea de abrir diálogo con Chile la abordó con el Presidente Morales?

-Eso por supuesto depende de los presidentes y yo tengo un papel muy específico, muy concreto. Lo que yo he expresado al Presidente, y él lo sabe, es en el mejor interés de Bolivia y en la defensa de nuestra posición, pero en la lógica de abrir espacios. Que por supuesto podría abrirlos perfectamente también el canciller David Choquehuanca. Es decir, no creo representar la única posibilidad de una lógica distinta en la relación con Chile, pero si pudiera contribuir, magnífico.

-¿Cuándo vendría a Chile?

-Eso depende mucho de la decisión de los presidentes. No puedo tomar ninguna decisión que no tenga la aquiescencia de ambos. La aquiescencia del Presidente Morales implica una consulta a la Presidenta Bachelet y ahí hay que esperar. La prudencia es una de las mejores compañeras: no es éste el mejor momento para hacer un pedido de esta naturaleza, porque todavía estamos con la temperatura muy alta. Asumo que eso va a ser largo, no es tema de dos meses, tres o cinco, es de años. Soy optimista en que podamos bajar la temperatura y que cuando ella baje sea posible un encuentro de esta naturaleza.

¿Diálogo marítimo?

-¿Esas conversaciones podrían incluir el tema marítimo?

-Hay una cosa que recordar: el Presidente Morales estableció que el juicio no excluye la posibilidad de que ambas partes se sienten a negociar. La respuesta chilena, entendible en un primer momento, es que si Bolivia quiere dialogar tiene que bajarse del juicio. Ahí entramos en un punto muerto. Pero en el pasado se abrieron caminos paralelos, de bajo perfil, que pudieron estudiar muchas opciones. En lo que a mí respecta, es una opinión estrictamente personal, nunca hay que cerrar una opción de esa magnitud.

-¿Por qué Chile podría abrir ese diálogo si ya fijó como condición que Bolivia bajara la demanda?

-En este momento parece imposible. Diría que este es el peor momento para dar una respuesta optimista. El punto de tensión mayor es que Chile plantea la objeción de competencia sobre una apuesta que es que el juicio se termine ahí. Si eso no ocurre, no sé cuál será la reacción de Chile. Si eso ocurre, bueno, la página está cerrada y no hay más que discutir.

-¿Usted dice que si la corte decidiera seguir adelante con el juicio, la negativa al diálogo de Chile cambiaría?

-Sí, eventualmente marcaría una respuesta complicada para Chile.

-¿No sería difícil que Chile acepte abrir un diálogo mientras usted viaja a otros países haciendo lo que Santiago entiende como lobby en contra?

-El tema de que no estamos tratando de vulnerar el Tratado de 1904 es muy sensible. Es imprescindible que Bolivia lo explique, porque Chile está -en su derecho- en el lobby de decir lo contrario, diciendo al mundo que queremos poner en riesgo la arquitectura internacional de los tratados. Y eso me obliga a explicar lo que Bolivia pide. Lo que Bolivia hace es lo mínimo.

 "Perú no está incorporado en la demanda"

-¿Cómo aborda Bolivia el rol de Perú en este caso?

-De forma simple: Bolivia no ha incorporado ni directa ni indirectamente al Perú, como no lo ha hecho con el Tratado de 1904, en su demanda. Salvo, por supuesto, los antecedentes históricos básicos, en el tema de Charaña. Pero lo que está claro es que Bolivia no está planteando que uno de los elementos de una eventual negociación -si ganáramos en la corte- fuera necesariamente una discusión sobre un espacio geográfico que fue anteriormente peruano. Si después Perú, por las razones que fuera, se convierte en protagonista, hay que considerarlo. Pero el peligro es suponer que si tú dices que Perú es parte concernida hoy, das a entender que parte de tu demanda incluye una pretensión específica sobre un lugar, que no es el caso.

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