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Los secretos de Huinay, el "laboratorio al aire libre", donde llegan científicos de todo el mundo

Centro creado por Endesa y la PUCV, se ubica en el Fiordo Comau, en la región de Los Lagos. Ya se han descubierto más de 50 especies nuevas y hay otras cien en estudio. También trabajan en "restauración ecológica", por ejemplo de los alerces.

viernes, 21 de febrero de 2014 / Ana María Guerra Y./La Segunda.

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Katie Macconnell tiene 23 años, es bióloga, norteamericana y le gusta caminar descalza.

En noviembre del año pasado estaba residiendo en el Fiordo Comau, región de Los Lagos, cuando decidió que recorrería el sector llamado Vodudahue, uno de los puntos más angostos de Chile, con 48 difíciles kilómetros desde el mar hasta la frontera. Para llegar, tuvo que remar cuatro horas en kayak.

Iba aperada de algunos víveres y una carpa-hamaca (por la cantidad de lluvia que cae), no mucho más. Eso sí, avisó en el retén de Carabineros de su excursión y la fecha en que estimaba regresar, por si tenía algún inconveniente.

Los policías le recomendaron que pidiera ayuda en la casa de un lugareño, la única en mucha distancia, porque el clima estaba malo. El campesino, que se dedica a cuidar las ovejas de su familia, tenía sólo 21 años y vivía solo.

Hubo que esperar que el clima amainara. Ignacio, que así se llama el muchacho, se ofreció a acompañarla en la travesía, una cosa llevó a la otra y hoy están pololeando.

La increíble historia tiene como protagonista a una de las "asistentes científicas" que trabajan en la Fundación San Ignacio del Huinay, fundada en 1998 por la U. Católica de Valparaíso y Endesa.

Como ella, en el Centro Científico Huinay -"el único en toda la extensa Patagonia Chilena"- trabajan profesionales que llegan de Chile y todas partes del mundo a realizar investigaciones en el Fiordo de Comau, ubicado a una hora y media en lancha desde Hornopirén. A veces están unos pocos días o semanas. Katie estará por dos años y vibra al describir lo que han descubierto, por ejemplo, sobre los corales de agua fría locales.

Según aseguran en el centro, "ya se han encontrado 50 nuevas especies, especialmente animales, y están en estudio otras cien nuevas". Por algo, dicen, se trata de "un laboratorio natural privilegiado, abierto a la comunidad científica nacional e internacional", que incluso ha sido comparado con Galápagos por su potencial.

La inversión inicial del centro fue de 2 millones de euros y tiene un costo operativo de más de 500 mil euros anuales aportados por Endesa.

Vreni Häussermann es alemana, bióloga y la directora científica. Describe:

-Estamos haciendo muchas cosas. De un lado, pueden venir científicos con cualquier tema que deseen desarrollar, pagando su estadía. Hay más de 100 proyectos -sobre geología, insectos, oceanografía, grupos de animales, etc.- realizados en los últimos 10 años, con sus respectivas publicaciones en todo el mundo. La última de ellas en la prestigiosa revista Nature.Y la fundación misma está involucrada en algunas investigaciones más acotadas: los corales de agua fría es uno de los temas principales, así como el inventario de las comunidades bentónicas, composición de la fauna que vive en la roca submarina, qué especies viven en el fiordo, cómo se distribuyen.

Recalca: "Si uno quiere usar un ecosistema en forma sustentable, hay que entender primero cómo funciona. El mismo Gobierno ha reconocido que estamos ante un tema complicado. Varias instituciones estatales, como el Shoa, Conama y el Servicio de Borde Costero, han dicho que necesitamos saber qué tenemos aquí".

Por ejemplo, en este minuto están investigando por qué han muerto cerca de 7,5 kilómetros de corales.

 

Rompiendo la hegemonía de Tompkins

 

Huinay no es muy conocido. Aunque en algún minuto llamó la atención porque con sus 34 mil hectáreas, que van desde el límite con Argentina hasta el fiordo, rompió la continuidad del territorio del ecologista Douglas Tompkins. De hecho, ahora tanto la Fundación Huinay como el norteamericano están en intensas conversaciones con el Ministerio de Obras Públicas por la posible expropiación de una franja para continuar la Carretera Austral.

El fiordo Comau completo es de una belleza impactante. Las montañas tienen hasta 2 mil metros de altitud, mientras que el mar alcanza una profundidad de hasta 500 metros.

Tales parajes no son muy comunes en el mundo. Sólo existen fiordos en British Columbia, Nueva Zelandia, Tasmania, Escandinavia y la Patagonia chilena. Un team de investigadores extranjeros hizo un estudio descubriendo que en el fundo hay 38 lagunas o pozones grandes, todos de una belleza extraordinaria, algunos de los cuales permanecen casi todo el año congelados.

De hecho, mientras estuvimos en la zona, sentimos varias veces el paso de un estruendoso helicóptero. Se trataba de aparatos que llevaban turistas a pescar en las lagunas... sin pedir autorización alguna.

 

"Restauración ecológica"

 

En todo caso, la investigación no se acaba en el fondo submarino. Otra fuerte línea de trabajo en Huinay son los proyectos de conservación, como los que está haciendo un singular alemán.

Reinhard Fitzek es químico farmacéutico de profesión, llegó hace ya varias décadas a Chile. Junto con su esposa son los encargados de que todo funcione en el centro científico, lo que no deja de ser una proeza, considerando la cantidad de visitas que se suceden y el aislamiento. Pero, además, ahora está trabajando en "restauración ecológica", con invernaderos para repoblar zonas del fundo con más de 30.000 plantas de alto valor ecológico, como canelo, ulmo, ciprés de las guaitecas y el milenario alerce.

-Existe la creencia de que el alerce crece tan lento que no sería visible en el periodo de vida de un ser humano. Pero hemos visto que esos árboles producen semillas fértiles y, en ciertas condiciones, con un poco de apoyo, son capaces de hacer una regeneración vigorosa. Por eso es posible augurar que se pueden construir nuevos bosques de alerce con éxito. Esto se ha hecho en sectores de la Cordillera de la Costa y cerca del aeropuerto El Tepual. Nosotros tenemos la ventaja de que somos una estación científica con proyectos a largo plazo y podremos medir resultados en las mismas condiciones en una o dos décadas. Los resultados de aquí podrán extrapolarse perfectamente a otras regiones del país.

Por lo pronto, la directora científica también está preocupada por la amenaza de la producción de salmoneras, que ha aumentado mucho en la última década en el Comau, junto con el movimiento de lanchas y la basura. Lo peor, dice, es que "la biodiversidad está bajando bastante". Y al pedir datos a entidades oficiales que tienen que ver con el control de la actividad, "como Sernapesca, nos dimos cuenta de que la información está dispersa, es incompleta e incluso muchas veces es contradictoria".

 

¿Pololeando?

 

Llega la hora de partir. Y como Endesa tiene tres líneas de acción en Huinay (investigación científica, proyectos de conservación y ayuda social a la comunidad), el día en que tomamos la lancha para viajar de vuelta a Hornopirén hay cinco lugareños que ya están a bordo.

A la distancia vemos a la joven científica Katie, y a grito pelado le decimos que ojalá se encuentre pronto con su pololo chileno, ya que pasaron el 14 de febrero alejados.

Ella responde sonriente con sus pulgares en alto.

La sorpresa se produjo al minuto siguiente, cuando una de las viajeras espetó con cara sorprendida: "¿Ignacio? ¡Es mi sobrino, yo no sabía que estaba pololeando!".

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