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Colas de madrugada en los consultorios: La indignante realidad que todavía se vive en algunas poblaciones

"¡Somos seres humanos, no animales¡"... Da pena ver personas discapacitadas, ancianos y niños haciendo filas", reclaman los pacientes. "Que la gente llegue a las 4 de la madrugada es un tema personal", dice el administrador de un consultorio en Pudahuel.

viernes, 06 de septiembre de 2013 / Catalina de Améstica R.L / La Segunda.

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Son las cinco de la mañana y Karina Ortega camina en compañía de una amiga las seis cuadras que separan su casa del Consultorio Pudahuel Poniente, en la comuna del mismo nombre.

Hace frío, y la sensación de inseguridad va a la par que la oscuridad. Al llegar, hay unas pocas personas. Es una buena noticia, porque en el patio del servicio un cartel informa que hay 60 números para atención de adultos e igual número para los niños. Karina se alegra, porque piensa que su hijo de un año -declarado con una enfermedad respiratoria crónica- seguramente alcanzará a ser atendido durante la mañana por un médico.

Desde julio, señala, cumple este ritual que implica levantarse en medio de la noche.

-Dos veces por semana tengo que llevar a mi hijo a control médico, porque tiene cuadros repetidos de bronquitis obstructiva y neumonitis. Para conseguir una hora, debo llegar antes de las 5 y hacer fila en la calle. Como a las 6, el guardia abre la reja y ahí todos entramos a una sala de espera donde no hay calefacción, pero suele haber perros. Generalmente somos entre 50 y cien personas que tenemos que esperar hasta las siete de la mañana para ver si alcanzamos un número. Depende de cuántos seamos y los números a repartir. Y si uno no tiene suerte... hay que volver al día siguiente.

Pese a las promesas de varios gobiernos a partir de Ricardo Lagos, la situación que relata Karina es una realidad en muchas comunas del país. En pleno siglo 2013, donde hay más teléfonos celulares que habitantes, en Chile aún hay enfermos que deben hacer colas de madrugada para conseguir una hora de atención médica.

La Segunda hizo un recorrido esta semana por siete centros de atención primaria municipal de cuatro comunas del sector poniente de Santiago, con resultados absolutamente opuestos. En Conchalí se implementó con éxito desde 2007 el sistema de reserva telefónica, y en Maipú algunos pacientes aseguraron que basta con llegar cerca de las 8 para asegurar atención.

La otra cara de la medalla la vimos en Pudahuel y Cerro Navia, en cuyos consultorios parecen estar convencidos de que la a la gente le agrada hacer cola, como sugirió un funcionario.

"Números dependen de la cantidad de médicos"

Mientras a su alrededor más de 80 personas esperan los famosos números durmiendo recogidos en alguna esquina, leyendo un diario o simplemente conversando, Karina Ortega dice que para poder cumplir con los controles y tratamiento de su hijo tuvo que renunciar a su trabajo. "Si me quedo dormida y despierto a las 7 de la mañana, ya no vengo, porque a esa hora no quedan números. Dan 15, 20, 40 o 60, dependiendo de cuántos médicos haya".

A varias cuadras de distancia, pero en la misma comuna, a las 6:30 de la mañana en el Consultorio Pudahuel Estrella, más de 35 personas esperan por atención médica. No están en la calle, la espera la hacen bajo techo dentro del consultorio.

Mariana Cañiulef llegó junto a su guagua a las 5:30. "Es complicado, porque con el frío los niños empeoran, pero si vengo más tarde me quedo sin número y debo regresar al día siguiente".

También hace guardia Edgard San Martín, quien señala que "aquí no se forman grandes filas, pero siempre hay que esperar mucho para ser atendido".

Freddy Vergara, jefe de administración del consultorio, explica que "a las 6 se abre el consultorio, el guardia los recibe, orienta, ordena y da números. Que la gente llegue a las 4 de la madrugada es un tema personal. Nosotros a las 7:30 repartimos la primera cantidad de números y después se ordena la atención hasta las 7 de la tarde. Entregamos 250 números y contamos con línea telefónica especial para que la gente pida hora".

A su juicio, "las personas reclaman porque quieren atenderse con cierto médico y a cierta hora, y más tarde tienen menor opción de atención. Además contamos con un médico contralor que define las urgencias. Generamos una atención dinámica y flexible para atender a toda la demanda".

"Es miserable la atención que recibimos"

Cuando aún no amanece en Santiago, Helga Vega espera en el Consultorio Steeger de Cerro Navia. Molesta afirma: "Acá siempre hay colas. Da pena ver personas discapacitadas, ancianos y niños con frío y mojados por la lluvia. Hoy llegué a las 5:40 de la mañana y me dieron el número 65. ¡Somos seres humanos, no animales!".

Otra mujer, que prefirió no identificarse, considera que "es miserable la atención que recibimos. Nos citan a una hora y nos tienen esperando dos, tres y cuatro horas para ser atendidas".

La directora (s) del consultorio Steeger, Peggy Ugalde , explica que tuvieron el sistema para pedir horas por teléfono, pero el centro asistencial se trasladó de sede y desde abril pasado ya no funciona. Además, dice había gente que reservaba hora pero al final no asistía.

Y, afirma convencida: "No hay filas en otros consultorios porque es una estrategia. No existen las filas pero sí los números de espera, que es lo mismo en la práctica (...) La atención está supeditada a la cantidad de médicos".

Normalmente en este centro dan 100 cupos diarios de atenciones.

En otro punto de la comuna, en el Consultorio Albertz, a las 7 de la mañana los pacientes ya esperan en salas al interior del recinto. Cerca de las 8:30 se les entregan los números de atención y no hay discusiones de quién está primero. Acostumbrados al sistema, se produce un ordenamiento casi sin palabras por el orden de llegada. "Da pena ser pobre y recibir un trato tan humillante. A veces, hay un solo médico para atender 50 personas. Cuando me he quedado sin número he tenido que implorar", dice Ivette Gómez.

A las once de la mañana, pese a contar con un número, todavía no es atendida. En la administración del consultorio aseguran que a diario entregan entre 50 y 100 cupos. "Las filas de espera en la madrugada obedecen a un tema cultural. La gente cree que se va quedar sin número. Además, si uno va a una isapre a comprar un bono para atenderse, también tiene que hacer una fila", indicó un funcionario que se negó a identificarse.

En este consultorio el hombre dijo que tuvieron línea telefónica para pedir horas, pero "la gente no acudía ni cancelaba las horas". El sistema fue quedando así en desuso.

La otra cara de la medalla la revelaron en el consultorio José Symon Ojeda de Conchalí, donde un funcionario aseguró que "generalmente los centros de salud ponen a una persona a atender el teléfono y sólo hasta el mediodía. Acá somos dos y funcionamos hasta las 8 de la noche asignando las horas de reserva".

"La Segunda" intentó saber cómo se gestiona que un consultorio tenga sistema telefónico de reserva de horas. En sus orígenes, al menos, era un programa de Gobierno en forma de línea 800 a la cual podían optar los centros de salud. En la Asociación de Municipalidades agregaron que es gratis y que sólo deben poner a un operador.

Exámenes en forma particular

En el Consultorio Pudahuel Poniente, Karina consiguió una hora para su hijo a las dos de la tarde. También le dijeron que debía hacerle a su hijo exámenes de sangre, orina y tiroides "y que mejor se los tomara de manera particular, porque no tenían hora hasta fin de mes. Además, los resultados estarían a mediados de octubre".

Según relata, la situación no es extraña: "A veces tampoco hay remedios y me dicen que debo comprarlos particular. La Claritromicina me cuesta $13 mil pesos y yo dependo de mi pareja económicamente".

A las dos de la tarde volvió al consultorio, sólo para descubrir que la hora de su hijo no había sido agendada. "Me da mucha rabia e impotencia. Me levanto de madrugada, hago la fila, espero la entrega de números y, ahora, me dicen que no existe la hora de control para Cristián", reclama exaltada.

Tras reclamar vehementemente, es citada para dos horas y media más tarde. A esta altura, ella y su hijo están agotados. El niño primero llora y luego se duerme. Como vive cerca, Karina decide esperar en su casa .

Cuando vuelve a las 4 y media de la tarde, finalmente su hijo es atendido. Han pasado doce horas desde que empezó el periplo. A la salida relata que "la doctora le dio el alta por su neumonitis, pero la próxima semana nuevamente voy a tener que venir al consultorio a pedir hora. Tengo que ver si puede tener una fibrosis quística".

Hoy es el día de la Atención Primaria en Chile, celebración que se estableció en 2008. Según adelantaron en algunos de los recintos visitados, esta tarde muchos funcionarán parcialmente, para que los funcionarios puedan celebrar.

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