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Desde Patria y Libertad al MIR: Los testimonios de los actores de "El año en que nací"

Esta semana volvió a cartelera uno de los estrenos más halagados de este año: "El año en que nací", de la dramaturga y directora argentina Lola Arias.

viernes, 01 de junio de 2012 / La Segunda / Alejandra Valdivieso P..

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En primera persona, mostrando fotos, ropa y anécdotas reales, 11 jóvenes actores (la mayoría aficionados) testimonian la vida de sus padres durante el régimen de Augusto Pinochet. Episodios impactantes y conmovedores con respiros de humor que reflejan con sensibilidad y sin propaganda la historia.

La obra se presenta -tras su elogiado debut en el festival Santiago a Mil de este año- en el GAM, como parte del ciclo Teatro Hoy, organizado por la Fundación Teatro a Mil.

Aquí, seis testimonios en torno al montaje.

"Lo más difícil fue darme cuenta, por la obra, de que mi padre estaba vivo"

La madre de Viviana Hernández (1986) trabajaba en el Hospital Militar durante la dictadura y le ocultó la identidad de su padre. Mientras creaban esta obra, ella descubrió que él es un carabinero que está preso en Temuco por asesinar a militantes del MAPU. Es fundadora del Centro Experimental de Arte Tessier.

"Lo más difícil fue darme cuenta por medio de la obra de que mi padre estaba vivo y no muerto, como lo creí por 23 años... El montaje me ayudó a conocer más de mi propia historia y aceptarla.

Una vez una señora muy tierna se acercó y me dijo que si quería ella me adoptaba. Otra persona me dijo: «Muchas gracias por la valentía y el despojo que cada uno entregó en el escenario». Este montaje se ha convertido en una montaña rusa de emociones.

"De repente, hay un llanto desconsolado en el teatro"

Alexandra Venado (1976) es hija de dos militantes del MIR. Su madre murió ejecutada en la Operación Fuenteovejuna, en 1983.

"Lo más difícil ha sido contar una historia personal que representa a miles de chilenos, a muchos de los padres y madres de mis amigos que están detenidos, desaparecidos, fueron ejecutados, torturados, exiliados. Es emocionalmente agotador hacerse cargo de todas esas historias y, a su vez, es una enorme responsabilidad... He hecho mi propio proceso para estar en paz y poder vivir en este país.

Ha sido un público muy heterogéneo... El más joven hace mucho eco con el humor, se ríe más en las escenas donde está presente esta veta, es más perceptivo de lo audiovisual y la puesta en escena. Además, relacionan ciertos pasajes de la obra con la contingencia social. En cambio, el público más adulto mantiene largos silencios, se involucra más personalmente en cada historia, se va internando en el pasado.

Lo más fuerte son los momentos en que la obra es muy intensa emocionalmente. De repente, hay un llanto desconsolado en un rincón del teatro. Es inevitable escucharlo aunque una esté actuando. Y por fracciones de segundo pienso en aquella silueta anónima que llora su propia historia, que llora a su padre, su madre, su hijo o sus amigos".

"No me avergüenza mi historia"

Pablo Díaz (1978) es hijo de uno de los líderes de Patria y Libertad y ahijado de Pablo Rodríguez Grez, abogado de Pinochet . Es actor, debutó en "Machos" (Canal 13) y ahora es parte de "Maldita" (Mega).

"Contamos un trozo de la historia de Chile muy doloroso y sangriento. Lo hacemos con cierta distancia, sin caer en el panfleto y la descalificación. Discutimos, nos acaloramos, pero le dejamos el juicio al espectador.

El día del estreno no me salía la voz. Como actor me enseñaron a hacer personajes, no a contar mi historia. Me dio bastante pánico, pero al ver cómo la gente sigue la obra y la sala llena con el tremendo aplauso y la emoción, al final entendí que, más que una locura, estar en el escenario es un aporte para la reflexión que Chile necesita hacer.

No me avergüenza mi historia, para nada. Encuentro que tengo un súper papá y una súper mamá. Ambos lucharon por sus ideales y se la jugaron en su época.

Nadie queda indiferente a la obra: hay gente que sale emocionada hasta las lágrimas. Otros ríen y agradecen cierta distancia y hasta ironía.

"No se vitorea lo teatral, sino los cojones"

Jorge Rivero (1974) es hijo de un comerciante pinochetista y una peluquera allendista.

"La dificultad de la obra ha venido desde dos planos: el teatral y el humano. En lo teatral, fue muy difícil abstraerse emocionalmente del relato. Nos costó entender lo que Lola (Arias) quería: un relato, sin emoción, limpio. Lo otro complejo es exponer la historia de los tuyos en el escenario. Esto aún me genera conflicto.

Ya había conciliado mi experiencia a nivel interno años antes. Así, fue un paso natural estar en esta obra.

La recepción ha sido increíble. Hay una catarsis muy especial en el aplauso final. Se escuchan gritos en la audiencia que dan la clara sensación de que no se está vitoreando lo teatral de la pieza, sino los cojones, la valentía de desnudar historias tan íntimas -a la vez que colectivas- en el escenario.

Mucha gente te comenta la obra desde su propia experiencia. Como si hablaran desde un deseo profundo de estar dentro de la obra y haber contado su historia".

"Es la historia de toda una generación"

Los padres de Fernanda González (1989) fueron parte del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

"Lo más difícil ha sido pasar desde lo íntimo a lo público... La recepción del público me impactó mucho. En el estreno, un par de personas me abrazaron como si me conocieran, como si fueran un familiar. Es la historia de toda una generación, toda una época. En esencia, la sensación siempre fue la misma: El mismo miedo. Muchos debieron quedarse callados".

"La obra se vuelve un ejercicio sanador"

La madre de la actriz Ana Laura Racz (1980) era parte del MIR y su padre nunca la reconoció.

"Participar en esta obra me hizo tener orgullo de mi madre, de mis tíos, valorizar su valentía, entrega, convicción, disciplina y su madurez y responsabilidad a los 20 años.

Para la gente, la obra se vuelve un ejercicio sanador en la medida en que pueden hablar de la historia que deben ocultar por diferentes motivos. Agradecen la historia tal cual es: Sin panfletos, sin buenos y malos.

Mucha gente se queda esperando a la salida de la obra para abrazarme llorando. Una prueba de lo dañado y enfermo que está este país producto de la falta de justicia".

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