El jeans se ha transformado en una pieza clave del clóset. Capaz de reinventarse a través del tiempo, su comodidad, funcionalidad, atemporalidad, longevidad y estilo son las armas con que ha derrotado a cualquier competidor desde su creación, hace más de 140 años.
Por Bernardita Braun
Cuesta creer que el mismo pedazo de tela azul índigo que hoy hace furor, fuera, en el siglo XIX, el material indispensable del vestuario de los mineros en plena fiebre del oro, en la costa oeste de Estados Unidos. Similar a la lona de las tiendas de campaña, la fama del denim creció como la espuma porque los pantalones elaborados con esta trama de algodón, resistían, como ninguno, el frío y el arduo trabajo de sol a sol.
Además, duraban una eternidad y parecían indestructibles. Eso bastó para que un curioso sastre pusiera sus ojos en ellos. Se encontraba cansado de parchar continuamente sus pantalones y decidió incorporarles remaches de cobre para reforzar los bolsillos y el cierre. Con su resultado entre manos, contactó al comerciante Levi Strauss y le propuso un negocio que traspasó las fronteras y que, hoy en día, todos conocemos tan bien. Juntos dieron vida a una de las marcas norteamericanas más emblemáticas y crearon una de las prendas más icónicas en el vestir: el jeans.
"Nunca entra en la categoría de viejo"
Conocido también como vaquero, éste ha hecho historia y ha simbolizado todo: el trabajo pesado, la rebeldía, la comodidad. Y los años han ido jugando a su favor, transformándolo, de una indumentaria netamente funcional y cómoda, a una pieza de moda. "El jeans marca un hito porque es la primera tela que tiene una resistencia especial, pero que, al mismo tiempo, va adaptándose a los diferentes cuerpos en la medida que se desgasta y que sigue siendo útil en esa condición. Aunque se vaya gastando con el tiempo, nunca va a entrar en la categoría de viejo", sentencia Pía Montalva, historiadora de la moda.
Francisca Torres, representante de la marca Jazmín Chebar en Chile, considera el jeans como una pieza clave de cualquier look. "Es una prenda atemporal, duradera y cómoda, que traspasa las clases sociales y que es sumamente versátil; de día es un básico y de noche, si lo combinas con algo más sofisticado, el resultado es ultra chic".
Transversal y neutro
Otra autoproclamada amante de un buen par de jeans, Pía Montalva, se considera una fanática del modelo pitillo, el que convive armónicamente en su clóset con otro de sus preferidos: el ancho, tipo marinero. "El jeans nunca pasa de moda y casi siempre funciona porque es muy transversal, y si uno lo piensa desde el negocio de la moda, siempre le puedes agregar algún detalle porque es neutro y, por lo tanto, intervenible; es como una hoja en blanco y su color es tan versátil que por eso se ve bien con casi todos los colores, a pesar de que el jeans más clásico no es ni blanco ni negro".
Se recicla y reinventa permanentemente
Aprovechando esta virtud, las marcas han incorporado osados elementos que renuevan una pieza que, según las expertas, es tendencia segura. María Ignacia Herrera, productora de modas y dueña de la tienda Poupée, representa en Chile la marca Ayres. "Lo mejor es que, además de ser una prenda 100% universal y transversal, se está reinventando y reciclando permanentemente y ha incorporado elementos impensados hace unos años, como las tachas, cuero, metálicos, desteñidos y mucho color. Lo más interesante es que, además, hoy en día lo vemos en las colecciones de grandes diseñadores en diferentes formas y estilos, como el nevado de Balmain, el palazzo de Chanel y el skinny de Dolce & Gabana".
Su capacidad de adaptarse a los cambios en la sociedad es lo que lo hace una pieza clave en el clóset del mundo entero. Según Pía Montalva, "el jeans puede adaptarse siempre, sin perder los rasgos originales, como los bolsillos atrás, los de adelante, los remaches, la costura en la pretina…y lo logra con una reinvención de formas y materiales que se van adaptando continuamente a los cambios de vida".
