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Quién más que Lía Fernández podría haber propuesto un look tan chic para viajar. Acostumbrada a volar, propone zapatos bajos, un pañuelo para los cambios de temperatura y una cartera grande para llevar todo lo indispensable durante el viaje.

 



Lía Fernández
Es definitivo: la mujer mayor de hoy es más libre, ya no es tan clásica y le gusta diferenciarse.
Las más importantes: el sentido común y el autoconocimiento.


Por Leyla Hauva y Bernardita Braun

 

 

La clave está en aceptarse. Ya sea con 15, con 30 o con 60. Porque poco nos pueden ayudar las tendencias de la moda si es que no somos conscientes ni de lo que somos ni cómo somos.
Y es esta misma ecuación la que funciona cuando ya se pasó los 50 años.

El estilo poco o nada tiene que ver con edad. Ya no existen reglas estrictas, como que a cierta edad ya no se debe usar colores fuertes o transparencias.

La web nos permite estar al tanto de las tendencias aquí y en cualquier parte. Por lo mismo, la mujer de hoy es, a diferencia de nuestras madres y abuelas, una mujer hiperinformada y que no se conforma con lo primero que le ofrecen a la hora de invertir en su clóset.

"Las mujeres encuentran looks y estilos en revistas y blogs y se esfuerzan por encontrar las prendas precisas para lograrlos", sostiene Lía Fernández, dueña de la tienda homónima.

Y si a esto le sumamos que pasados los 50 la mujer es más libre porque la mayoría tiene hijos grandes, disponen de mayor tiempo y solvencia económica, con posibilidad de invertir en ellas mismas, el escenario es auspicioso.

Es importante conocerse a uno mismo para elegir cosas que resalten las cualidades y disimulen los defectos. A esta edad el ideal es tener un look definido que nos resulte cómodo y nos haga sentir bien", afirma Macarena Rivera, dueña de la tienda del mismo nombre.


Macarena Rivera

Macarena Rivera sabe que sus clientas son activas y preocupadas de su imagen. Por esto mismo, sugiere esta tenida para trabajar, porque es funcional, pero al mismo tiempo estilosa. Perfectamente combinable con pantalones, un sweater o blusa de otro color, sin duda nadie pasaría inadvertida en la oficina.

Porque hoy las mujeres de 50 años "son activas y jóvenes y se visten de acuerdo a la vida que llevan", destaca Macarena. "Muchas se mantienen muy bien físicamente y se dan el gusto de arreglarse bien porque están en una etapa de mayor independencia económica".

Catalina Birrell, dueña de Ananá, comenta que la mujer mayor hoy es más libre y confía más en su propio criterio. "Son más innovadoras. La ropa refleja más que una moda, un espíritu; una forma de ser más contemporánea".

La misma opinión tiene Mónica Fernández, dueña de la boutique Cómplice, quien afirma que la mujer mayor quiere diferenciarse y ya no es tan clásica. "Buscan un estilo más arriesgado y se preocupan más de los accesorios".

Respecto a lo permitido o lo prohibido, existen reglas pero que son aplicables a cualquier persona. El común denominador para las cuatro expertas es que la ropa no sea apretada ni la falda muy corta.

En definitiva, es el sentido común el que opera como filtro, pero también el autoconocimiento. "Me parece que si uno acepta la edad que tiene y quién es, sucede naturalmente que uno se viste de acuerdo a eso. Si no está conforme con lo que es, trata de proyectar la imagen de otra persona, y eso es lo que no puede pasar. Eso sucede tanto en una mujer de 15 años como en una de 50", afirma Lía Fernández.

El cuerpo cambia a medida que los años avanzan, pero la moda también se ha modificado. Alternativas, existen, y en eso, según explica Catalina Birrell, las telas favorecen enormemente, porque son mucho más adaptables y sueltas, con géneros más livianos que disimulan las formas.

Mónica Fernández cuenta que entre sus clientas "lo más común es que no quieran mostrar los brazos, pero hay muchísimas soluciones para eso, como por ejemplo un lindo chalequito corto o mangas tipo puño; también las gasas transparentes son una muy buena opción."

"Las mujeres en general tienen que entender su cuerpo y las proporciones de éste. Con ese conocimiento, uno puede saber cuáles son sus prendas fuertes y débiles, a cualquier edad", dice Lía Fernández.



Este "imbatible" little black dress es la propuesta de la dueña de la boutique Cómplice para la noche. Ni tan corto, ni tan largo, Mónica Fernández asegura que para las fiestas hay infinitas posibilidades, pero que cualquier look mejora con el uso adecuado de accesorios

Catalina Birrell, dueña de Ananá, sugiere pitillos para el día a día, ojalá en colores neutros y siempre con algún accesorio, como un pañuelo o chal amarrado con gracia. Y siempre: anteojos de sol y guantes de cuero.