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....Un 25 de febrero (Continuación)
Miércoles, 25 de febrero de 2009, 22:01


Y como esta Regata dejó hace rato de ser una experiencia física, ni siquiera mental, mágicamente nos encontramos, solo ahí, en el mundo de las emociones y los sueños.
Y ahí estás siguiéndonos, empujándonos, motivándonos, enseñándonos.
No vale la pena decir que fuiste un hombre excepcional mientras habitaste la Tierra y de paso marcaste a tanta gente con tu carisma y originalidad, pero para mí vale la pena haber vivido, ya sea tan solo por haber sido uno de tus hijos.
No puedo olvidarme, y muchos de los que recibirán este e-mail se acordarán de la escena. Era en Algarrobo, éramos chicos, quizás yo tenía 7 años, soplaba harto viento (quizás mucho para nosotros) y tú estabas en tu lancha esperándonos que saliéramos a navegar. Nosotros, amigos y hermanos, amotinados en la playa y muertos de susto. Bastó que te acercaras al mulle y todos salimos raudos a navegar en nuestros Sabot; recuerdo que la mayoría nos fuimos directo a las islas bajas y nos enredamos en las rocas. Así se aprendía a navegar en esa época, llorábamos de susto y a nadie lo mandaban al sicólogo para superar las infinitas trancas propias de nuestras preciosas imperfecciones.
Esa fue quizás la primera lección práctica de liderazgo que tuve en mi vida, que los demás puedan hacer aquello que creen que no son capaces.
Eras exigente pero querendón, y, como buen navegante, un gozador de la vida. Eras ético; nunca olvidaré que antes de que fueras ministro habían estacionados en la casa, un Mercedes y un Oldsmobile, y después de dos años de servicio a la patria, esos dos autos se habían transformado en dos autos japoneses (que no eran lo que son hoy día), nunca supe cuánto más habrás perdido siendo ministro, pero nunca te importó demasiado, evitaste una guerra y ya está.
Linda época, tú nos enseñaste que al Gobierno se iba a servir, no a servirse... Y mira el ejemplo que dejaste en nuestra querida hermana diputada.
Cuando hoy los padres nos desvelamos por cumplir con nuestros hijos, recuerdo con nostalgia esos lindos días de conversaciones y de navegaciones eternas, tú fumando tu pipa, tú escuchando a la Mari Trini y nosotros listos a ir a cambiar las pesadas genoas de dacron del querido "Caleuche".
Si tan sólo pudiera elegir un deseo, elegiría que mis hijos me recordaran como hoy te recuerdo a ti. Gran Jefe, nuestro regalo de cumpleaños (aun cuando faltan como 32 días para llegar a la meta) es ir liderando la flota de la Regata de la Vuelta al Mundo.
Hoy en la noche, bajo las infinitas estrellas del hemisferio Sur, brindaremos por tantos momentos preciosos.
Felipe


Al final nos acostumbramos a casi todo

Miércoles, 25 de febrero de 2009 22:01

 

Hola a todos.
Es de noche por acá en el Mar del Sur en la latitud 44 S y la longitud 125 W. Se ve muy poco, es una noche oscura, de temporal, pero hay un pequeño claro en el cielo donde las únicas estrellas que se ven son las que conforman la Cruz del Sur. Qué linda imagen.
El viento muy helado viene del sur y te cala hasta los huesos; hoy día, cuando poníamos los rizos a la mayor no sentía los dedos de mis manos por el frío. Y no deja de soplar.
Cada cierto rato entra una nube con lluvia y entran 50 o más nudos de viento, cuando pasa, todo vuelve a la calma, no menos de 30 nudos todo el rato. Y de repente a la "Colorina" le da por planear inmensas olas y las bajamos a más de 21 nudos, y eso que vamos con un pañito de vela de proa y otro pañito en la mayor. Y así y todo, somos los más rápidos y todavía adelante, pero prácticamente emparejados con los alemanes y muy cerca de los británicos.
Nunca había visto una regata oceánica en que los barcos vayan tan juntos.
Estuve revisando la navegación y estamos a 11 días del Cabo de Hornos, o sea llegando el 19, si se mantienen estas condiciones, lo cual es muy probable.
Mientras les escribo está pasando una de esas nubes, es impresionante, el barco da botes en el agua, y vaya que es resistente. Pero el ruido adentro es ensordecedor.
Acostarse en la litera es peligroso a veces, ya que el barco agarra planeo y se incrusta en la ola de adelante y te saca de la litera. Hoy en la noche voy a dormir con un cinturón de seguridad que le instalamos a las literas. Una cosa es resistir un temporal de proporciones, otro es hacerlo con las costillas rotas, ya que el 80% de los accidentes en los yates se producen dentro de la cabina y no afuera. Es entendible, ya que dentro tenemos la falsa creencia de que estamos más protegidos.
que estamos más protegidos.
Pero el ser humano se acostumbra a todo, y cuando veo el anemómetro marcando los nudos, me siento en paz, hay poco viento. Y me empiezo a preocupar cuando se va por encima de los 50.