En las últimas 6 horas, Desafío Cabo de Hornos ha descontado 66 millas en su recorrido a Cape Town, esto es a un promedio de 11 nudos. Pero sabemos que esta Regata es para gente sensata y ganan no los que tienen el mejor barco, sino los que llegan más enteros. Y al paso que íbamos, la Compaña de Demoliciones Muñoz y Cubillos Ltda. iba a romper todo. Y nos pusimos sensatos y cuidadosos y precavidos y prudentes. Para quienes me conocen, ninguna de esas palabras calza, al menos con mi personalidad, pero todos podemos mejorar... Hoy hemos decidido no atacar.
Cuando soplaban más de 33 nudos y navegábamos a 17 nudos con un spi que sólo está diseñado para 28 en su máximo, hemos decidido darnos un respiro. Negro, tú te vas a la cama, te pones un guatero, tu gorro chilote y a dormir. A lo sumo te despierto para trasluchar con una mano de rizos y solent.
Hoy no era el día para atacar. Sabemos que la briosa "Colorina" tiene un potencial extraordinario y ello no es accidental en nuestra campaña, y la queremos cuidar hasta el final.
No nos debiera extrañar que mañana el Beluga vaya por lo menos 30 millas adelante nuestro, pero hoy no era el día para atacar.
Buenas noches.
Felipe
Muy Feliz Navidad
Viernes, 24 de diciembre de 2008 16:18
Hola a todos. Como el e-mail no está funcionando y aun cuando ya es de noche y soplan 30 nudos y todavía no entra el bombazo esperado para las 00 UTC, quiero hacer una reflexión muy personal en esta fecha y lugar tan especial.
Y lo hago porque tengo la sensación de que es la segunda Navidad más tensa que he tenido desde que tengo recuerdo. La primera de ellas fue en el año 1978, exactamente hace 30 años. Mi papá, por quien tengo una admiración que va más allá de la que normalmente tiene un hijo por su padre, se vio enfrentado a la decisión más difícil que puede tener un hombre; evitar una guerra entre dos países hermanos.
Pero hoy no quiero hablar de lo que hizo, de eso se encargará la historia. Yo les quiero contar acerca de lo que no pudo hacer.
Ese año, en su querido Caleuche, se inscribió para correr la Regata de la Vuelta al Mundo que se llamaba en ese entonces Whitbread y tuvo que renunciar a cumplir su sueño por salvar miles de vidas, de chilenos y argentinos. Sé, porque fui muy cercano a él, cuánto le costó renunciar a su sueño que después nunca pudo realizar.
Ahí, con él, aprendí cuán importante era luchar por seguir los sueños y que sólo se podía renunciar a ellos cuando había un fin que lo exigiera.