"El tema es tan fuerte que no va a cambiar el deseo de una costa soberana", afirma.
Paz Soldán vive entre La Paz y Nueva York.
Edmundo Paz Soldán, escrito y cientista político boliviano, dice que creció en La Paz con esa "presencia fantasmal" que significa en la cultura de su país el tema de obtener una salida al mar. Y aunque hoy pasa buena parte de su tiempo en Nueva York, asegura que la demanda en La Haya impulsada por el gobierno de Evo Morales provoca altas expectativas internas y que incluso, ante el escenario de un fallo negativo, la aspiración paceña de una salida al Pacífico no se cerraría.
"El tema de la corte no estuvo antes en la estrategia de los gobiernos bolivianos, no era algo que se contemplara como un camino de discusión, pero el hecho que la corte admitiera el tema Perú - Chile abrió una posibilidad para que Bolivia pudiera llevar allá la discusión", afirma Paz Soldán.
-¿Las expectativas son mayores ahora, acerca del tema en Bolivia?
-Sí, hay una expectativa creciente, que está todo el tiempo en los medios. El tema del mar -en cuanto a la retórica sobre el tema del mar- nunca ha desaparecido de la discusión política-cultural. Sólo que algunas veces es más quieto, más tibio y otros de mayor auge. Ahora se está viviendo un momento de auge e interés, análisis y opiniones.
-¿Esto ha beneficiado políticamente a Evo Morales o el buen momento que vive el Presidente se explica por otros factores?
-El Presidente Morales es un mandatario blindado. Más bien el hecho de tener capital político le ha permitido arriesgar esta maniobra con la corte: no es que necesitara salvar una mala performance apelando a la retórica con Chile.
-¿Ese buen momento interno provoca mayores expectativas ante un eventual triunfo en La Haya?
-Creo que sí. Aunque el tema de la reivindicación marítima es tan fuerte que es muy probable que, cualquiera sea el resultado, no va a cambiar ni el deseo ni menos el sueño de que algún día Bolivia tenga costa soberana. Es cierto que muchas veces tenemos baja autoestima por diferentes resultados económicos y culturales, íbamos a las negociaciones ya sintiéndonos derrotados. Sin duda que esto ayuda a la autoestima del país: la idea es tratar de negociar con tu vecino de igual a igual, y muchas veces Bolivia se ha sentido inferior a otros países.
-¿Ahora existe un sentimiento de mayo "cancha pareja"?
-Por lo menos en las negociaciones del mar tenemos la sensación que hay una causa justa que tiene que ser defendida, y en asuntos de negociación, si quieres ser justo, tienes que abandonar cualquier postura intransigente, por ambos lados. Muchas veces hemos reclamado una mayor flexibilidad a los diplomáticos chilenos, pero nosotros debemos tener una mayor flexibilidad que contente a todos.
-¿Abandonar la idea de obtener una salida soberana?
-Toda esta lucha es por la idea de encontrar soberanía. De Chile ha existido voluntad por solucionar el problema, siempre y cuando no entre en discusión la palabra soberanía. Entonces creo que la creatividad que yo reclamo es cómo encontrar una solución que permita que los bolivianos sientan que van a tener una salida al mar soberana, sin que por eso Chile o Perú sientan menoscabados sus derechos. Es obvio que alguien tiene que ceder y deben ser las dos partes.
-En Chile dicen que si hay un fallo adverso para Bolivia, el asunto quedaría definitivamente cerrado. ¿Tendría ese efecto en el caso de Bolivia?
-Hay dos cosas diferentes. Si decidimos tratar de guiarnos por La Haya, creo que nos compete aceptar su decisión, favorable o no. Lo cual no implica que la gente pierda la ilusión, eso ya es otra cosa, habría un duelo, porque has tenido un fallo desfavorable, pero no significa que renuncies en tu fuero interno al mar. Ahora, dentro del tema de la ley internacional Bolivia tendría que acatar el fallo. Pero es muy difícil quitarle a un pueblo una ilusión que ha durado más de 100 años. Quizás tendría que pasar un buen tiempo para que la gente pueda absorber un golpe de ese tipo. He crecido con esa presencia fantasmal del mar como una ilusión, en la política y en la cultura boliviana, entonces que aparezca un veredicto en contra ni siquiera me lo planteo. Pero si somos un país serio y queremos serlo, entonces tenemos que aceptar las reglas del juego.
-¿El hecho de que el Estado boliviano respete un fallo adverso no significaría que el sentimiento de la población se termine? ¿Va a haber presión interna para hacer algo?
-Por lo menos por un par de generaciones, no sé si habría deseo de hacer presión interna si hubiera un fallo adverso. No creo. Ahora, uno nunca sabe cómo va a reaccionar visceralmente. Uno quisiera ser racional y sensato, pero si no, no habrían novelas.