El lunes pasado dio una charla a los integrantes de la Comisión Política de RN explicando los alcances del nuevo sistema electoral y de los escenarios que deberán enfrentar. Es el analista electoral y cientista político, Tomás Duval, quien estuvo junto al presidente de Renovación, Cristián Monckeberg, en todo el proceso de negociación con el gobierno.

-¿Cuál es la principal crítica que hace usted al nuevo sistema electoral?

-Dos cosas: Tiene casi nulos requisitos para constituir partidos políticos y con eso se van a crear muchas colectividades pequeñas. Por ejemplo en Aysén un partido se creará con 94 personas. Serán verdaderas Pymes de la política.

Lo otro tiene que ver con configuraciones de los distritos, pues hay algunas bastante arbitrarias y no con sentido de proporcionalidad, que en realidad reflejan la negociación al interior de la Nueva Mayoría, un verdadero traje de sastre.

-¿Por qué es malo que haya partidos chicos?

-Se corre el riesgo que, al existir incentivo de formar colectividades pequeñas y más encima se les da financiamiento público, como seguramente se va a normar, si logran elegir parlamentarios muchas veces se transformen en los «partidos bisagras» que en ciertas votaciones "venden" sus votos al mejor postor. Para la democracia es malo eso de la capacidad de chantaje.

-¿Cuáles serán las principales consecuencias que se podrán apreciar con el nuevo sistema?

-Los distritos más grandes cambiarán las estrategias políticas de los partidos, y también alejarán a los parlamentarios de sus votantes. Además, en el nuevo sistema hay 8 regiones iguales al distrito -en el binominal había dos-, lo que hará que cobren mucha importancia las capitales regionales y las provinciales, que serán las que van a definir la elección por la cantidad de votantes.

-¿De qué manera afectará a la Alianza el cambio del binominal?

-En todo sistema hay que tener votos para salir electo. Lo que tendrá que cambiar es la estrategia, pero eso será tanto en la Alianza y como en la Nueva Mayoría. Podría haber un cambio en las alianzas políticas. Más allá de la contingencia que vive la UDI, para la Alianza una competencia muy complicada va a ser por ejemplo la elección de senadores. El binominal se mantiene en la práctica en cinco regiones, hay cinco regiones de tres y cinco donde se eligen cinco.

Ahí habrá una competencia muy importante. Porque si uno simulara hoy cómo hubiese quedado el Parlamento -manteniendo las alianzas actuales- la Nueva Mayoría quedaría casi a un escaño de lograr el quórum de los dos tercios, con lo que se queda ad portas de la reforma constitucional en cualquier materia.

-Se decía que el binominal era predecible. ¿Habrá ahora más incertidumbre?

-En la primera elección sí, porque agregará un grado de competencia por la mayor cantidad de senadores y diputados a elegir... No habrá partidos que se omitan. Pero también va a ser muy difícil que no sean reelegidos en 2017 los actuales 120 diputados. Especialmente los de la Nueva Mayoría no corren riesgo en sus reelecciones. Claramente ellos aseguraron la pega. Por eso el proyecto del gobierno que fue aprobado la semana pasada no ayuda a la renovación de la política y es malo.

- ¿Está de acuerdo en que ahora los bloques seguirán unidos por voluntad programática común y no por obligación electoral, como en el binominal?

-Todos los incentivos del nuevo sistema están dado para que los bloques se asocien más por sus similitudes ideológicas que por necesidad electoral.

-¿Se acabarán los dos bloques, surgiendo un bloque de centro?

-Podría aumentar el número de partidos y surgir más configuraciones electorales de distinto tipo y naturaleza.

Pero, contrariamente a lo que se ha dicho, la reforma electoral no tiene el incentivo de crear grandes partidos, al revés, incentiva la proliferación de los pequeños y esto se da más en la izquierda. Ejemplo: Boric podría formar una alianza más allá de la izquierda actual, replicando el éxito que ha tenido en las federaciones estudiantiles.