Política
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La disyuntiva de Peñailillo y el camino para compartir el poder

Para delegar tareas políticas ha sondeado varios nombres.

por:  Paula Canales G.
viernes, 19 de diciembre de 2014

"Siempre puede haber tiempo para todo, pero por lo menos en lo personal, muchas veces la calidad del tiempo que uno le puede dedicar a los más cercanos y a los seres queridos no es de la mejor". Así lo afirmaba hace dos semanas el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, quien por encargo de la Presidenta Michelle Bachelet ha tenido la misión de buscar un nuevo elenco para hacer calzar las piezas en vista a un cambio de gabinete.

La labor no ha sido fácil. Así lo ha confidenciado a sus más cercanos, a quienes les ha dicho que está consciente de que no puede mantener en el tiempo el "peso" de la conducción política. ¿La razón? Peñailillo sabe que su cartera requiere mucha atención, especialmente en el área de seguridad, demanda muy sentida por la ciudadanía. Pero, más importante aún, tiene la convicción de que el próximo año será crucial para apuntalar los proyectos de ley del Gobierno y no habrá espacio para cometer "errores".

Según las cuentas de la Nueva Mayoría y el Ejecutivo, sólo tienen el 2015 para lograr que el Congreso apruebe la reforma educacional y para que se inicie la discusión sobre un posible cambio a la Constitución. Esto, porque en 2016 los partidos entrarán en una fase electoral para enfrentar las municipales, primera medición de fuerzas del oficialismo y los partidos de la Alianza.

Sin tiempo

Peñailillo se levanta todos los días a las cinco AM y de lunes a domingo nunca apaga su celular. Aunque públicamente ha dicho que su descanso será "después del gobierno", en privado se lamenta de no tener más tiempo para su familia.

"No es que yo no vea a mis hijos; los veo, el problema es que muchas veces la cabeza está en otro lugar. Entonces, el 'no me escucha' es más grave que los pocos tiempos que uno puede tener", dijo entonces a La Segunda.

En su afán de delegar más y ayudar a la Presidenta en la elaboración de un equipo político más "fuerte", el ministro ha sondeado varios nombres. Especialmente para la Secretaría General de la Presidencia, donde es sabido que la ministra Ximena Rincón no cuenta con las simpatías del oficialismo. Y dos de ellos suenan con fuerza, ambos de la DC: el presidente de la Cámara de Diputados, Aldo Cornejo, y de la ex senadora Soledad Alvear (ver recuadro).

Sus cercanos sostienen que necesita a figuras que "jueguen de memoria" en su vinculación con el Parlamento y los partidos, para asignar con tranquilidad las tareas. Pero, a la vez, algunos sostienen que los escogidos no deben "eclipsar" la figura que él ha construido en estos meses.

Otro requisito esencial del ministro es que los rostros que se integren trabajen al ritmo de esta administración, con un horario full y no de "oficina".

La soledad del poder

No es primera vez que desde el oficialismo y la oposición se ha afirmado que el ingeniero está trabajando "solo".

Allí, apuntan a dos factores: su gabinete concentró el poder que le dio la Presidenta cuando lo designó ministro del Interior, lo que de suyo le otorgó el control de La Moneda. Pero, además, afirman que él se vio en la obligación de compensar un déficit de sus compañeros de gabinete político, Ximena Rincón (Segpres) y Álvaro Elizalde (Segegob).

Un inquilino de Palacio dice que tanto el ministro como la Presidenta se vieron sorprendidos por las falencias que a poco andar presentaron ambos. La ministra DC provenía del mundo parlamentario y eso la hacía la candidata perfecta para liderar la Segpres, mientras que el personero socialista aparecía como el vocero ideal por su paso por la secretaría del PS.

Pero finalmente el jefe de gabinete ha ido tomando temas más allá de su labor, y recargando su agenda. Situación que buscaría revertir en un eventual ajuste.

 
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