Política
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Sebastián Dávalos: "La Presidenta tiene claridad absoluta de que las reformas hay que hacerlas"

El hijo de Bachelet habla del trabajo juntos en La Moneda y de cómo ve a su madre en estos tiempos.

por:  Nancy Castillo Estay
viernes, 19 de diciembre de 2014
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Fue un viernes en el Museo Interactivo Mirador. Había una carpa de un circo y más de 300 niños con sus padres. Pese a los evidentes signos del cáncer que los aquejaba, los chicos reían con ganas. También reían una madre y un hijo sentados en primera fila. Y a carcajadas rió la madre cuando una actriz vestida como osa de peluche se lanzó sobre las piernas de su hijo. A diferencia de todos los otros hijos, éste era el único cuya madre es la Presidenta de la República.

Sebastián Dávalos Bachelet (36) comanda la Dirección Sociocultural de la Presidencia. Días después nos dirá sentado en su oficina en La Moneda, esa que está en el ala donde sobreviven los rastros de Allende -el balcón donde se tomó la última foto, la sala donde se gatilló el tiro final-, que pese a que está muy cerca de su madre, la ve poco. Dirá también que su trabajo es "la pega que uno habría soñado siempre", pues puede ver a corto plazo cómo influye en mejorar la vida de ciertas personas. Comanda siete fundaciones, desde las cuales capacitan a mujeres de escasos recursos, manejan jardines infantiles o gestionan las orquestas juveniles, entre otras cosas. Se le reconoce haber alineado las metas de estas instituciones con el programa de gobierno.

Tanto le ha gustado, que no quiere volver al área privada cuando termine el gobierno. Aunque no en lo inmediato, no descarta seguir en la política activa.

Cuando asumió su cargo, que tradicionalmente ocupan las "esposas de", este "hijo de" levantó la sospecha de que lo quería porque buscaba el beneficio de la exposición amable que ofrece favorecer las vidas de personas en necesidad. De esa sospecha constante sobre los "hijos de" también habló, y lo hizo con el mismo tono defensivo que usaba Lagos Weber, el hijo del ex Presidente Lagos, quien sólo matizó el asunto cuando logró -elección mediante- ser llamado el senador Lagos Weber.

-Tras asumir este puesto dijiste que lo hacías porque "yo creí que ella necesita mucho apoyo, no sólo político, sino además familiar". ¿De qué manera le has dado ese apoyo más personal, más emocional a la Presidenta?

-No hablaba de un apoyo emocional. Me refería a que una cosa es estar desde la casa apoyándola, que es casi como decirle: 'Te estoy apoyando'. Pero distinto es cuando alguien te apoya desde adentro.

-¿Cuál es la diferencia?

-Primero, en términos de tiempo, y segundo, yo me pongo en los zapatos de ella. Te diría que es distinto si tú tienes a cualquier persona aquí que puede ser muy cercana, pero siempre va a ser un amigo o un conocido o un profesional, a si tienes a alguien con quien tienes una filiación. Siempre va a haber una dedicación especial de alguien con quien tienes esta filiación; incluso, que debería ir más allá que la de alguien que tiene vínculos políticos, profesionales.

-¿Con qué regularidad ves a tu madre en Palacio?

-Poco y nada (risas). Básicamente, cuando nos topamos en actividades donde los dos estamos llamados, ya sea porque nosotros convocamos o porque la gente de programación nos invita. También hemos viajado a cuatro regiones, pero eso responde a una cuestión de economías de escala. Cuando vemos el programa de viajes a regiones, tratamos de hacerlo calzar con alguno en que vaya la Presidenta, para ahorrarnos los pasajes.

-¿Y cómo la percibes tú a ella, respecto de su primer mandato?

-Por razones obvias, creo que es otra. Han pasado hartos años. Desde el final de su mandato, cuatro. Desde el inicio, ocho. Y ha pasado mucha agua bajo el puente. Si bien antes tenía mucho conocimiento de muchas cosas, ahora está, no sé si la palabra es más curtida... es distinta, es distinta. Tiene todos los años y todo el aprendizaje del primer gobierno.

-¿Y en lo personal?

-La veo igual, igual. Con la misma vitalidad de siempre, con las mismas ganas de siempre, con esa alegría que tiene.

Las reformas

-Entre los viajes a regiones juntos hubo uno a Penco, cuando se conocieron las cifras del CEP donde la aprobación a la Presidenta cayó 12 puntos y la desaprobación superó la aprobación. ¿Cómo viviste esas cifras?

-No las he vivido, porque no he revisado ni la CEP ni la Adimark, ni nada. Hace mucho rato dejé de revisar encuestas.

-¿Y no comentaste con ella esa encuesta? Ella subió a ese avión sabiendo los números.

-No, no. En el viaje conversamos de la agenda en conjunto en Penco, y después de eso, no nos vimos hasta que nos subimos de vuelta al avión. Yo trato de no comentar esas cosas con ella. ¿Para qué?

-Las reformas que ella impulsa son de una profundidad que hace décadas no veíamos, pero las encuestas -aunque dices que no les das tanta relevancia- no le están favoreciendo. ¿Cómo la ves a ella enfrentando esta situación?

-Yo creo que la Presidenta tiene claridad absoluta de que las reformas hay que hacerlas. Al igual como ocurrió en el gobierno anterior, cuando hizo una gran reforma al sistema previsional. Creo también que se han demonizado bastante las reformas. En el sentido de que se ha tratado de mostrar que aquí va a haber un quiebre institucional, lo que no tiene ningún asidero. Tengo la claridad de que ella sabe que es necesario, que es parte de lo que tenemos que hacer como país para seguir avanzando.

-¿Despiertan incertidumbres en la población sólo porque las han demonizado los dueños o tenedores de los intereses que se están tocando?

-No sé si los dueños o tenedores de los intereses. Es mucha la gente con intereses. Eso sí lo creo. Y también creo que hay que ser autocríticos, y la Presidenta lo dijo: hay que comunicar mejor las cosas. Si desde un principio hubiéramos comunicado mejor de qué trata la reforma -que es lo que están tratando de hacer con este cómic "Sofía aprende con todos"-, quizás habría sido distinto.

-Pasa en todos los gobiernos: a problemas políticos se les llama comunicacionales.

-Es que hay de los dos, no en este caso, sino que hay problemas políticos que son netamente políticos y problemas políticos que son comunicacionales.

-¿No ves ningún error del Gobierno en el manejo de las reformas? ¿De timming, de tipo de proyecto que se envió primero, la relación con la Nueva Mayoría y dentro de esta?

-Las diferencias internas se han dado siempre en las coaliciones; se da aquí, se da en la de enfrente. Históricamente. Incluso, al interior de un mismo partido. Lo que sí creo, y es la autocrítica que sí hago, es que como gobierno debimos haber sido un poco más claros en cómo bajábamos la información y cómo explicábamos las reformas.

-Gutenberg Martínez dijo que hay una falta de liderazgo de la Nueva Mayoría por parte de la Presidenta.

-No voy a opinar sobre Gutenberg Martínez. No tengo nada que opinar sobre él.

Recaditos

-Eres el segundo hijo de presidente que trabaja en La Moneda. La primera fue Magdalena Piñera. Lagos Weber no estaba acá, sino en Cancillería; pero cumplía un rol informal: decirle ciertas cosas al Presidente que sus asesores no se atrevían o no podían. También hizo de puente en ciertos temas. ¿Tú has cumplido alguno de esos roles?

-Siempre se te acercan políticos de ambos bandos a mandar recaditos. Que no quiere decir que yo el recadito lo dé, pues depende mucho del contenido. Si es una cuestión importante y que yo considere atingente, podría, eventualmente, comentarle.

-¿Y eso ha sucedido?

-Sí.

-¿Le has hecho críticas a la Presidenta?

-Más que crítica, yo le doy mi opinión, que puede tener ciertos matices respecto de lo que está pasando. Y lo hago como hijo.

-¿Y cómo lo toma ella?

-Bien, ella es una mujer que escucha, que escucha, que escucha, y que siempre saca en limpio cosas.

-Respecto de esos dos hijos que te mencioné, Magdalena Piñera y Lagos Weber, ¿cómo te trata a ti la prensa?

-Con bastante más dureza, y eso me llama poderosamente la atención. Me buscan cosas que nunca han buscado. Por ejemplo, yo no tengo claro cuál es el rol que cumplía Magdalena Piñera acá adentro....

-Jefa de gabinete del Presidente.

-No recuerdo que la hayan criticado por ser jefa de gabinete. Ella es profesora de Historia, entiendo. No recuerdo que la hubiesen puesto en tela de juicio por su formación académica, nada. Eso me llama la atención. Creo que con Lagos Weber fueron más duros cuando lo atacaron con el tema de los estudios de posgrado. No ha sido equitativo el trato.

-O sea, ¿hay más dureza con los hijos de presidentes de izquierda y hay más encono contigo?

-Creo que ha sido distinto.

-¿A qué lo atribuyes?

-A quienes son los dueños de los medios, supongo.

-Si según tu lectura, los hijos de presidente de izquierda son un blanco para los medios, ¿tú mamá no trató de persuadirte para que no tomaras este cargo?

-Llevo ocho años recibiendo insultos gratuitos, escuchando todo tipo de mentiras sobre mi persona y lo que hago. Entonces, a estas alturas, exponerme más o menos es casi marginal. Con mi mamá conversamos y ella me preguntó si tenía absolutamente claro en lo que me estaba metiendo, y le dije que sí.

-El año pasado te querellaste por injurias contra Tomás Mosciatti...

-Yo no le voy a dar tribuna a Mosciatti, así que no voy a hablar de eso. Yo estoy de acuerdo con la libertad de prensa, pero creo que hay una delgada diferencia entre lo que es libertad y libertinaje de prensa.

-Después hubo una investigación del Servicio de Impuestos a tus rentas...

-Lo que hizo Impuestos Internos fue que revisó mi declaración de impuestos, como hace con mucha otra gente, miraron y dijeron: "Señor, entre la declaración y no sé qué cosa hay algo que está descuadrado, tiene que cuadrarlo", y después de eso me devolvieron 600 lucas. Con eso te lo digo todo. No fue una investigación.

 Los almuerzos dominicales: Bachelet puertas adentro

-¿Se conversa de política en la casa? ¿Cuando comen la cazuela que tu mamá dice que prepara tan bien?

-¿Mi mamá dice que nos hace cazuela...?

-En una entrevista a La Cuarta dijo que cocinaba cazuela en almuerzos dominicales, que a ustedes no les gustaba mucho, y les preparaba chupe de ostiones.

-Exacto, no nos gusta la cazuela. Y los chupes le quedan espectaculares. Le encanta cocinar. Pero ahí, generalmente, hablamos de temas más familiares.

-¿Tu mamá resiente no poder ver tanto a sus hijos y nietos?

-Supongo que más que resentirlo, ella trata de maximizar el tiempo que puede pasar con nosotros y con sus nietos. Por eso organiza estos almuerzos dominicales.

-¿Y tus hijos vienen a verla a La Moneda?

-Han venido un par de veces y lo hicieron con el colegio también.

-Como hijo de presidente, te corresponde andar con escolta. ¿Estás acostumbrado?

-Me acostumbré la vez anterior. En esa primera etapa, una vez tenía que ir al Club de la República (masonería), y no sabía cómo decirle al escolta. Entonces le pregunté: "Si yo quiero ir a algún lugar que no se tuviese que saber, cómo lo hago". Y me dijo: "A mí me enseñaron que no podía ver nada, no podía escuchar nada".

-Y a tu hermana Sofía, que está en la universidad, ¿le incomoda?

-Tengo la impresión de que no. Además, porque parte de la escolta que está con mi hermana lleva muchos años con ella, la conocen desde chica, ella debe haber tenido unos 12 o 13 años. Tiendo a creer que es parte de su vida.

-¿Qué van a hacer para las fiestas con tu mamá, en lo familiar?

-La Navidad la vamos a pasar en familia. Supongo que en mi casa, como los niños son los primeros en quedarse dormidos, es mejor que caigan en sus camas. Y Año Nuevo no lo tengo claro todavía.

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