En entrevistas por separado, coinciden en llevar presidenciable PS a primarias de la Nueva Mayoría. Discrepan en cuanto a que la jefatura socialista pueda ser plataforma para opción a La Moneda.
Allende -Yo le daría a la presidencia del PS un estilo distinto. Soy mucho más abierta y dialogante, menos descalificadora. Además, nuestra candidatura procede de una convocatoria amplia y diversa, donde se juntan los más variados sectores internos del socialismo, que nunca habían estado unidos. Este no es un proyecto individual, que es legítimo, yo no lo descalifico para nada, yo no dije hace siete meses quiero ser presidente del PS, en mi caso fue a la inversa.
Escalona -Cuando se desafiliaron Arrate, Navarro y Enríquez-Ominami, en ningún momento pedimos sanciones. Esa crítica (de autoritarismo) es una manera de eludir el debate que venimos impulsando: que el PS debía tener elecciones; y como partido debemos mantener un apoyo leal y coherente a la Presidenta. Un grupo de diputados cobró caro su presencia en la lista de la senadora, exigiendo asamblea constituyente. ¿Apoyamos a Bachelet o a nosotros mismos?
Allende -Con más deliberación. Tenemos que hacer mucho trabajo prelegislativo con los ministros, en todos los sectores, de manera que cuando llegue la hora de tramitar un proyecto en el Congreso haya un previo consenso. No se trata de imposiciones disciplinarias, sino de convencimiento, diálogo y deliberación, de convicción; todo, producto de un proceso democrático, no sobre la base de órdenes de partido.
Escalona -Sobre mi apoyo a la Presidenta Bachelet, no tengo que dar explicación ninguna. Tengo cuatro años de una conducta inalterable respecto a muchas personas que al primer o segundo año de la administración de Bachelet querían que el tiempo pasara rápido porque no se sentían comprometidos con su gobierno. No sólo mantuve una conducta de invariable lealtad, sino que de infatigables esfuerzos para mantener la unidad del partido y del conglomerado.
Allende -En el proceso que estamos de afianzamiento de la Nueva Mayoría, aunque con algunas turbulencias, no corresponden ejes ni relaciones privilegiadas, hay que cuidar el conjunto. Es tan válido desde un MAS y PPD hasta la DC. Los ejes fueron de otra etapa. Lo que hay que hacer es cuidar este acuerdo, que no se le reconoce la condición de coalición, sino de acuerdo político programático, para proyectarnos más allá del 2017, porque las reformas lo ameritan.
Escalona -Por la amplitud de la coalición hoy día no sería prudente propiciar bloques o ejes; este es un entendimiento multilateral. Si alguien cree que se podría ordenar desde un entendimiento PS-PPD, no sería viable, el PC se entendería excluido; y un eje PS-PPD-PC sería fracturar la coalición en dos. Veo que el PR reverdece laureles en un entendimiento con la DC. Cada uno asume la responsabilidad de lo que hace.
Allende -Yo, por definición, siempre he sido una persona dialogante. Para mí siempre es importante el diálogo, pero llegado el momento, cuando hay que defender nuestros proyectos, por supuesto corresponde ejercer democráticamente la mayoría, porque por algo la ciudadanía nos respaldó. Pero cuanto más diálogo y si hay acuerdo mejor, eso legitima más y ayuda a tener una mayoría más amplia. Las dos cosas no son incompatibles.
Escalona -Nadie renuncia a los principios por dialogar. Observo con inquietud un rasgo de intolerancia en el debate de este año, se cae con facilidad en el ataque a la persona, eso no ayuda en nada. Pinochet intentó suprimir a la izquierda, y la izquierda revivió; Stalin intentó suprimir a la derecha, y la derecha revivió en Rusia después de la caída del comunismo. Las grandes corrientes de pensamiento no van a dejar de existir. Dialogar no humilla a nadie.
Allende -Son compartidas. Evidentemente hemos tenido una oposición súper dura, que incluso hace propaganda radial de cosas que no son exactas, como que se van a cerrar escuelas por la reforma educacional. Pero también ha habido responsabilidades nuestras porque la complejidad de la reforma ha hecho muy difícil que la gente tenga una mirada integral, de conjunto. También ha habido deficiencias de comunicación, de poder dar a entender el conjunto, explicar bien a la gente que nos motiva y hacia dónde queremos llegar.
Escalona -El tipo de reformas que se propuso el gobierno era más difícil de hacer de lo que aparentaban. Y hubo mucha presión en un sector de adherentes a la coalición, pero que no se sienten formalmente parte, como RD, o el diputado Boric, que no se considera parte, en una exigencia de permanente tensión reformista, y eso produce una falta de tiempo político para diseñar y planificar la implementación. Algunos exigen las cosas en semanas. Lógico que la conducción política se complejizó. Buscar culpables (en el gabinete) es el peor ejercicio.
Allende La presidencia del PS puede significar que efectivamente una persona tenga mayor ascenso en los liderazgos, o exactamente lo contrario. Si me comprometí en este desafío es porque hicimos un proceso colectivo y se llegó a la conclusión de que mi nombre podía generar mayor consenso. Esto está lejos de un cálculo. Si fuera por cálculo, tendría que haber dicho ¡paso!, porque hasta hora los ejemplos en general es que los presidentes de partidos son mal evaluados en las encuestas, porque los partidos sufren mucho desprestigio.
Escalona -Mezclar ambas cosas es muy malo, eso lo dije, los argumentos ya están dados y no se saca nada con tapar el sol con un dedo. La elección con ambos ingredientes interactuando no es un ejercicio que debiésemos haber realizado.
Allende -Me imagino que tiene que haber primarias, porque es inconcebible lo contrario. Ahora, ¿quiénes participarán en esa primaria? Se verá en el momento oportuno, me parece absolutamente prematuro entrar en esa dinámica de candidaturas a sólo meses del inicio del gobierno de la Presidenta. Lo que sí he dicho es que la Nueva Mayoría tiene que llevar candidatura propia, de los partidos que la integran, porque Marco y Andrés Velasco son "extramuros".
Escalona -El PS debe participar de esa primaria con un nombre de sus filas, y esa primaria debe acordarse en el bloque de la Nueva Mayoría en el primer semestre del 2016; no es oportuno hacer ese ejercicio ahora. Hay personas que desprecian a esas fuerzas políticas y se sienten llamadas a dirigir los destinos de la República. Yo no comparto esa mirada mesiánica. Pero no me guiaré por mi opinión personal; será un evento nacional del PS el que resuelva.
-¿Cuáles son las ideas fuerza que sustentan su candidatura?
-Siendo el partido de la Presidenta, queremos un PS absolutamente leal a su programa y que ayude a articular mejor a la Nueva Mayoría para generar los consensos que permitan asumir posiciones mucho más ordenadas frente a los desafíos que nos pone la Presidenta. En lo interno queremos una dirección plural, integradora, que promueva un clima de mayor fraternidad en el PS, con mucho diálogo, deliberación y espacios reflexivos.
-Allende...Escalona...no hay mucha renovación en el PS.
-Poquísima. En mi caso la renovación no está en el carné de identidad, sino en llegar a ser la primera presidenta del PS. Pero sueño que cambien los rostros y lleguen más jóvenes.
-Ud. ha alabado la conducción de Andrade como la de un liderazgo integrador, contrastándolo con el de Escalona.
-Efectivamente Osvaldo ha encabezado una conducción inclusiva y dialogante, pero se acaba de equivocar. En una reciente entrevista dijo que se mantendría neutral porque como presidente tiene que garantizar ecuanimidad, pero una vez inscritas las candidaturas manifestará públicamente su opción, recordando que él es fundador y coordinador de la Nueva izquierda. Yo le dije a Osvaldo el lunes que se había equivocado, que todos sabemos que es de la Nueva Izquierda pero su obligación como presidente del partido es ser neutral hasta el momento que concluya la elección. Yo le voy a exigir que como presidente del partido tiene que dar garantías, de lo contrario, si opta por pronunciarse, que renuncie a la presidencia del partido. Por otra parte, también me parece obvio y razonable que el gobierno se mantenga completamente al margen de este proceso.
-Usted se va a jugar por la proyección de la Nueva Mayoría a otro periodo.
-Por supuesto, yo no le voy a poner nunca un certificado de defunción, tenemos mucho que hacer juntos aún, pero para eso no creo que sea necesario articular ejes en su interior sino que cuidar el conjunto. .
-¿Evalúa bien el trabajo del gabinete o hay ineficiencias que ameriten un cambio de equipos?
-Algunos ministros estarán mejor y otros menos, es lógico que pasados ocho o diez meses se revise, se haga una evaluación y obviamente vendrá un cambio, pero es una facultad absoluta de la Presidenta y se lo dejaremos a ella. No sería yo quien a través de los diarios le mande recados de ningún tipo, no corresponde.
-La próxima semana le va a tocar intervenir en la Enade. ¿Qué mensaje llevará a la audiencia empresarial?
-Voy a ir en representación del Senado así que lo que corresponde es llevar un mensaje institucional. Voy a plantear la necesidad de tener un clima en que los distintos actores podamos sentarnos a dialogar y reconocernos. Hace algunos días tuvimos un encuentro inédito con dirigentes empresariales en la sede el PS, donde tuvimos un diálogo muy franco y abierto. Si bien cada uno tiene su mirada y sus ideas nada impide escuchar al otro, sus dudas, sus quejas. Es perfectamente legítimo que los empresarios tengan inquietudes, sobre todo en momentos de desaceleración económica como la que vivimos, pero también deben entender que el mundo ha cambiado y hoy los proyectos tienen que someterse a una institucionalidad y ser respetuosos de las comunidades. Queremos que inviertan y generen empleo pero que cumplan las normativas, entiendan que es necesario fiscalizar y velar por la libre competencia.
-En los conflictos que ha vivido este año la coalición, ¿le ha faltado al PS, como partido de la Presidenta, fuerza para coordinar?
-Creo que el partido podría haber evitado el último incidente que se generó con la DC (en la votación de la indicación sobre cárcel al lucro). Un grupo de nuestros diputados atizó el impasse, y aunque ellos no lo quieran, abandonarse a un lenguaje ofensivo hacia la DC al final tuvo un gran ganador, la propia DC, que salió fortalecida.
Se ha intentado descalificar la actitud del socialismo, de decir que es la vieja Concertación, pero se demostró que no eran ni falta de principios ni tontera. En estos años, el socialismo se ha fortalecido como una fuerza capaz de articular a los diferentes protagonistas de la coalición. El PS tiene un 12% promedio en la votación y es la segunda vez que una militante de sus filas está en la Presidencia, y el partido ha participado en todos estos años de gobiernos con un altísimo protagonismo en el Ministerio del Interior, en otros ministerios claves.
-¿Qué rol le asigna al PS?
-El PS se situó en un punto, como decía nuestro compañero Clodomiro Almeyda, como gozne articulador del bloque democrático sin incurrir en la intolerancia, en el desprecio de la opinión de los demás, se revitalizó su papel en la política nacional desde esa nueva manera de pensarse a sí mismo, y creo que el tiempo revalida ese rol. Lo que pasó con el episodio de descalificación a la DC terminó castigando a los que lo propiciaron.
-Tal como están las cosas, ¿le ve una proyección a esta coalición?
-Sí. Sé que hay mucho anticomunismo en algunos grupos y la derecha siempre está hostigando con la presencia del PC. No ignoro que hay ese sustrato en la sociedad chilena. Pero escuchando un mensaje radial anticomunista sobre la caída del Muro de Berlín, me da la razón, porque el comunismo como sistema se acabó, ya no existe guerra fría, y hay muchos gobiernos que operan perfectamente bien con una coalición que va desde la DC al PC, si no, preguntémosles a los uruguayos.
La tarea de derrotar la desigualdad, de proyectar las reformas estructurales de largo plazo, va a permitir una renovación del entendimiento que se generó el año 2013.
-¿Cree que el PC está operando como partido reformista o todavía está en la lógica de ir más al choque?
-No sé su evolución ideológica interna, debiese ser más explícito en eso el Partido Comunista. Es un tema pendiente, yo creo, en su propia evolución. Porque la Democracia Cristiana tiene un debate abierto respecto de los grandes temas de sociedad futura; y después de la elección interna, nosotros en el PS tendremos que realizar nuestro propio congreso programático. Hay una etapa de desencanto con la política que obliga a que los partidos reflexionen, no sólo levanten consignas. Yo espero que el PS, con mi conducción, pueda reinstalar la capacidad de deliberación política que tuvo de manera muy significativa, que lo distinguió en los primeros años de la transición. Después del 90, durante varios años el PS fue animador del debate de ideas. Debemos reinstalar esa capacidad, junto con los otros partidos, sin una mirada mesiánica, sin sectarismo, y eso nos va a permitir proyectar el entendimiento.
Hoy, lo que llaman el empoderamiento de la ciudadanía no es repetir clichés; es una exigencia que nos hace la sociedad para tener ideas que permitan gobernar con ecuanimidad y eficacia, y no sólo en base a consignas.
