Política
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Jesse Norman, el gurú de la derecha inglesa: "Velasco es, obviamente, un hombre muy interesante"

El intelectual inspirador de Cameron analiza el mapa político chileno antes de aterrizar en Santiago.

por:  María José O'Shea
viernes, 21 de noviembre de 2014

Jesse Norman se mueve en bicicleta por Londres aunque llueva a cántaros. Jesse toca música -cosa que ha inculcado a sus hijos desde pequeños- y lee mucho. Lee filosofía política y ya ha escrito dos libros que han traspasado las fronteras de los tories británicos. Jesse Norman es algo así como el intelectual cool de la derecha londinense. Una especie de niño rebelde salido de Eaton que vino a quebrar la tradicional línea de la Thatcher al plantear que no son los individuos los llamados a cambiar las cosas, sino que una gran sociedad.

Jesse Norman está en Chile. Llegó anoche para participar en Enade de la próxima semana. Una visita que la derecha mira con especial interés, sobre todo los Evópoli, Horizontal y Amplitud, que lo tienen como un referente para un ala más moderna, más conectada de su sector. Y más admiración le tienen a este gurú cuando su pergamino mundial es que fue él quien a través de sus teorías -plasmadas en Compassionate Conservatism, The Big Society, y más tarde Edmund Burke: Politician, Philosopher, Prophet (2013), con el cual fue nominado al Premio Samuel Johnson- le dio a David Cameron el ansiado relato que lo llevó a la Primera Magistratura de Inglaterra.

Norman (52 años) es un tipo amable, que de buenas a primeras parece no creerse mucho el cuento. Parlamentario por el galés distrito de Hereford -en el cual ha sido impulsor del Hay Festival, un encuentro de música y literatura-, mira con especial interés qué es lo que pasa aquí, en este lejano país.

-¿Cómo se ve Chile desde Londres hoy?

-Pienso que se ve fantástico. Enfrenta grandes desafíos ahora, pero ha tenido un enorme éxito económico en la historia reciente, en un lugar del mundo donde ha habido retrocesos.

-¿Qué idea tiene de Michelle Bachelet en este segundo gobierno?

-Es un logro sin precedentes haber sido reelecta, y más aún siendo mujer. Me encantaría conocerla.

No soy experto en la política chilena, pero mi impresión es que su primera administración estuvo más enfocada a una renovación social desde las bases hacia arriba, mientras que ahora es algo diferente: un intento de usar al Estado para forzar el ritmo de los cambios en la sociedad.

-Su gobierno está impulsando varias reformas de carácter refundacional. Está la de educación y también una reforma constitucional. ¿Ve algún espacio hoy para cambios de esa magnitud?

-Nuevamente, no soy un experto en lo que pasa en Chile. Sí puedo decir que el año pasado escribí una biografía del gran pensador del Siglo 18, Edmund Burke, y, al igual que Burke, yo creo en las reformas, no en las revoluciones. Las revoluciones son repentinas, dramáticas. En cambio, las reformas idealmente deben ser proporcionales a los problemas que abordan, deben construirse sobre los logros alcanzados, deben ser implementadas cuidadosamente, ser consensuadas para que puedan ir más allá de los cambios de gobierno, y deben hacerse con buen espíritu.

Obviamente, hay una preocupación extendida sobre la necesidad de mejorar la educación en Chile, pero yo sugeriría que una reforma en ese espíritu, no una revolución, pareciera ser más efectiva y sustentable en el tiempo.

-El gobierno actual plantea que la solución de los problemas de la gente pasa primero por el Estado. Esa idea está muy lejana a su teoría de la Big Society, en que son los actores intermedios y no el Estado los que deben empoderarse. ¿Cómo confronta esa visión?

-Un Estado limitado, bien manejado y efectivo es fundamental para la sociedad. Sin embargo, la experiencia muestra que muchas veces las grandes intervenciones del Estado pueden tener resultados negativos; pueden afectar el crecimiento económico y aumentar la dependencia de las personas con el Estado.

El secreto de la prosperidad a largo plazo no es tener mercados desregulados, pero sí que sean libres en su funcionamiento de acuerdo a las leyes y mediados por las confianzas. Por otra parte, lo que importa a la identidad de las personas y a su bienestar es vivir entre y a través de instituciones -como la familia, la Iglesia, la compañía- que se instalan libremente entre el individuo y el Estado.

- En Chile, como reacción a las reformas, hay ciertos grupos que se están organizando como oposición, como sería el caso de los apoderados frente a la reforma educacional. Eso parece estar cerca de su teoría. ¿Cómo debieran estos grupos proceder de aquí en adelante para ser escuchados y cómo el Gobierno debiera lidiar con ellos?

-Las protestas sociales siempre deben ser pacíficas y comprometidas con el diálogo y el debate, además de apegadas a las leyes. El Gobierno debe generar una cercanía con estos grupos y hacer los esfuerzos para buscar una forma consensuada para zanjar la situación.

Una parte importante del debate democrático se trata de escuchar a aquellos que están en desacuerdo contigo y, muchas veces, el cambio social que buscas se produce más rápido si es que ese diálogo ha existido.

Piñera 2018: ¿Por qué no?

-La caída en la aprobación al Gobierno no se ha traducido necesariamente en mayor apoyo a la derecha. ¿Qué debe hacer la derecha para volver a encantar a los electores? La tarea no es fácil, sobre todo porque aún persiste -en forma mucho más débil, eso sí- una vinculación de esos partidos con la dictadura de Pinochet.

-Puedo estar equivocado, pero no me parece que la nueva centroderecha chilena tenga mucho que ver con el general Pinochet.

La clave para todos los políticos, en todos los partidos, es "gobernar con el ánimo de las personas" como dijo Burke, y crear un espacio de renovación y reflexión donde puedan llegar las nuevas ideas y las viejas puedan ser redescubiertas.

-¿Le parece posible renovarse cuando se tiene un problema en su origen que significó un trauma tan grande?

-Como dije, no me parece que eso ocurra con la nueva centroderecha chilena. Pero, en general, pienso que todo es posible con perdón, apertura y voluntad para confiar.

-¿Qué debieran ofrecer ellos, en términos de valores morales y económicos?

-La lección aquí en Inglaterra es que la centroderecha ha sido mucho más fértil intelectualmente que la izquierda, y también ha levantado liderazgos morales y culturales de muchas maneras. Ha argumentado con fuerza y pasión que está mal evitar que los niños vayan a los colegios estatales que quieran; que la gente no debe ser alentada por el Estado a pasar toda una vida dependiendo de sus beneficios -a menos que así tengan que hacerlo por razones de salud o discapacidad-, que los menos favorecidos no deberían pagar impuestos que luego les son devueltos en forma ineficiente y más costosa, que los bancos deben hacer grandes contribuciones para reparar el sistema financiero, y que debe haber una justa y clara red de pensiones para que la gente sepa qué es lo que tiene que hacer para tener un retiro tranquilo. Estas son todas medidas eficaces y de gran valor social.

- El gobierno de Piñera fue el único de derecha elegido democráticamente en los últimos 50 años. Pero perdieron las elecciones. ¿Cómo ve eso? ¿Qué impresión le dio Piñera cuando vino en 2011?

-Yo solo lo conocí una vez. El me dio la impresión de ser muy capaz y eficiente.

-Mucha gente piensa que él puede haber hecho muchas cosas buenas para Chile, pero le faltó un "relato", una visión política. Usted ayudó a Cameron a delinear un discurso político. ¿Por qué es eso importante? ¿Cómo debería ser ese relato de la derecha? ¿Quién tiene que sentirse apelado por éste?

-Un discurso político de la derecha debe hablar a toda la sociedad. No predicar, pero sí mostrar autoridad moral y legitimidad, preservando y mejorando lo que consideran valores en la sociedad, y traspasarlo como testimonio a la próxima generación.

-¿Ve posible un regreso de Piñera?

-¿Por qué no?

-¿Y qué piensa de Andrés Velasco como político? ¿Le ve futuro?

-El es, obviamente, un hombre muy interesante. Sería un verdadero placer conocerlo.

-Pareciera que las ideas de Velasco se parecen más a las suyas que lo que son hoy los partidos de la derecha chilena.

-Mis ideas tienen C minúscula en el mundo conservador, porque ellas enfatizan la importancia de la sociedad y la preservación de los valores sociales. Hay muchos de este tipo de conservadores en diferentes partidos, tanto en la derecha como en la izquierda.

 
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