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Alejandro Carrasco, sociólogo: "En lo que tiene que ver con tus hijos, no te pueden pedir ser buen ciudadano"

El subdirector del Ceppe y académico UC perfila y explica al grupo de padres que protestan contra la reforma educacional.

por:  Marialí Bofill
viernes, 21 de noviembre de 2014
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La excusa para esta entrevista es clara: mañana, apoderados de colegios particulares subvencionados se reunirán en el Caupolicán para seguir su batalla contra la reforma educacional. Esta acción mediática -además del teatro, han convocado a tomarse las calles aledañas- sigue la línea de lo que ya han hecho estos meses. Desde manifestaciones callejeras hasta lobby en el Congreso.

Pero aquí no habla un padre, sino un experto, que los mira desde afuera. Alejandro Carrasco, sociólogo, magíster en ciencias políticas, PhD de la Universidad de Cambridge, es el subdirector del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (Ceppe) de la UC.

-¿Quiénes son estos padres que reclaman? Descríbelos.

-No es fácil... Pero antes, debo decir que para mí esta reforma es completamente contracultural. Chile rediseñó un sistema escolar, con ciertas reglas del juego. Eso tomó tiempo, hasta que en 1993 se implementó el financiamiento compartido. Y a eso añadió un esquema de sociedad que sitúa toda la responsabilidad de tu destino y origen social en tu esfuerzo, en tu capacidad de desarrollo, y donde el Estado tiene un rol lateral. Las personas aprendieron que las decisiones que toman tienen consecuencias sobre su calidad de vida y la de su familia. Que ahora cambien las normas les genera incertidumbre. Es natural que surja el miedo...

-Y que se sientan amenazados...

-Los padres buscan escuelas de acuerdo a una jerarquización vertical. Los padres que valoran la movilidad social, no quieren modos culturales que no comparten: religión, drogas, vocabulario. Además hay una jerarquización lateral: quieren diferenciarse entre los iguales, no quieren lo mismo que ven en su entorno, en los vecinos, y buscan más calidad en la educación y van a los colegios particulares subvencionados. En un estudio se vio que a quien temen es al flaite: niños o jóvenes cuya relación con la sexualidad, las drogas, modos de vestir, lenguaje, uso de la calle, expresa el riesgo de desviarse de un proyecto de vida funcional y quedar en los bordes de la sociedad. Estos padres no están dispuestos a que sus hijos se vayan por ese camino; aunque los flaites son sus vecinos o incluso familiares. La elección de escuela y las barreras de entrada del sistema escolar auxilian a los padres a separar a sus hijos de lo indeseado.

-O sea, padres que se miran a sí mismos y no al resto

-La pregunta es: ¿ser un buen padre o un buen ciudadano?... Ellos no tienen por qué ser héroes ni nada cuando se trata de su descendencia. Las reglas comunes no son problema de estas familias. Cuando tienen hijos no les puedes pedir decisiones que tienen que ver con reglas comunes, sino que con que sean buenos padres, con sus decisiones individuales. Alguien podría objetar esto y decir "yo te quiero pedir a ti que tengas una visión colectiva, un compromiso con la comunidad política". Pero a ti no te pueden pedir, en las decisiones que tienen que ver con tus hijos, ser un buen ciudadano. Para eso están las instituciones políticas.

El proyecto familiar

-Cuando hablamos de estos padres, ¿dónde los ubicamos: son los que pagan $20.000 de copago; o los que pagan 80.000?

-Estamos hablando de la clase media y media baja. Porque las clases bajas son las que van a los colegios municipales.

-¿Cómo llegan a convertirse en movimiento social?

-No diría que constituyan un movimiento social, sino que los definiría como una agrupación reactiva, coyuntural, que busca conservar más que transformar. En cambio, los movimientos sociales emergen de una evaluación crítica de arreglos institucionales de larga data que visualizan como injustos, y buscan romper el statu quo. La agenda de los padres anti-reforma es justamente la opuesta: conservar, mantener, persistir con las actuales reglas del sistema escolar.

-¿Tuvieron una mala experiencia en educación pública?

-Esa idea de que son padres que se arrancan de la educación pública no es cierta, porque, primero, hay una oferta educacional que en ciertas comunas es mayormente subvencionada. Segundo, están las reglas del juego actual, donde el particular subvencionado tiene más prestigio. Pareciera que se mueven más por cuestiones sociales y aspiracionales.

-Además, convencidos de que las decisiones las toman ellos.

-Exactamente. La decisión de escuela tiene que ver con el proyecto de familia. No es el niño el que entra a la escuela, es la familia la que entra a una comunidad. Se dice que los padres eligen escuela para sus hijos, pero también eligen escuela para ellos. Ese padre de la Confepa (Confederación de Padres y Apoderados de Colegios Particulares Subvencionados) legítimamente piensa así. Imagínate que a ese padre yo le diga: "Mire, todo el talento adquirido que tiene su niño; es decir, toda la plata que puso, todo lo que le dedicó, ahora no vale. Este niño tiene las mismas posibilidades que el niño que tiene padres negligentes"... Eso es injusto.

-¿Y los hijos?, ¿por qué no están en esta lucha de sus padres?

-En primer lugar, porque hay un desfase etario: sus hijos tienen menos de 10 años. Son más de básica que de media. Además, hay una cuestión de que los jóvenes tienden a pensar mucho más en un proyecto de sociedad que en proyecto de vida de su familia, de una familia que todavía no existe. La historia de los movimientos estudiantiles en el mundo tiene ese sello. Ahí tú estás siendo más ciudadano que padre, pero cuando tú tienes un hijo en edad escolar, piensas en el proyecto de vida de tu familia y te preocupas más de tus intereses privados que de los públicos.

 "La Confepa se va a desarticular"

-¿Cuál es la vida útil de este tipo de agrupaciones?

-En Chile, las asociaciones de padres han sido débiles porque en el sistema escolar actual lo que prima es la decisión individual de un padre. En otras sociedades son consejos los que toman las decisiones sobre la vida escolar, y allí los padres tienen voz. En Chile no es así. La Confepa se va a desarticular en el tiempo.

-¿Cabría otro tipo de padres en esta discusión, más abiertos al cambio, más flexibles?

-Los padres de los grupos de mayor privilegio están conscientes de que la reforma no los afectará y por eso no les preocupa mayormente su derrotero. Es claro que no estarían dispuestos a avanzar hacia un sistema escolar más integrado y desmantelar el sistema escolar paralelo del que gozan. Su posición está bien resguardada por la elite política, económica y académica, lo que hace improbable que alguna reforma educacional en un mediano plazo se extienda a este sector social. Por su parte, los grupos sociales más desventajados observan con distancia el debate público dado que el Gobierno no ha tenido la habilidad para explicar los beneficios específicos de la reforma para su vida cotidiana y el futuro educacional de sus hijos.

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