Política
Compartir | | Ampliar Reducir

La falla de origen en el gabinete que Bachelet quiere cambiar

Mandataria concluyó que hay ministros que no tienen un buen desempeño y que ese es parte del problema que tiene con los partidos.

por:  Paula Canales G.
viernes, 07 de noviembre de 2014
Imagen
Imagen
jQuery Carousel

"Nada hacía prever que el diseño iba a fallar". El comentario es de un estrecho colaborador de la Presidenta Michelle Bachelet. Y se produce luego que esta semana, por primera vez, la Mandataria se refiriera a la situación de su gabinete admitiendo que "quizás hay personas estupendas, pero no para ese cargo".

Y es que la Mandataria ha visto con cierta frustración que los problemas surgidos entre el Comité Político y los presidentes de partidos de la Nueva Mayoría, que han crispado el ambiente, se deban en gran parte a que su ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, ha tenido que asumir en un 100% la relación política con el bloque y con la Alianza, porque sus partners del gabinete no lo han "acompañado en esta tarea".

De hecho, el mismo día en que Peñailillo tuvo que salir a clarificar que no "está solo" en sus labores de coordinación -tal como criticaron el miércoles el presidente del PS, Osvaldo Andrade, y el diputado PPD Pepe Auth-, el jefe del gabinete confidenció a uno de sus colaboradores que el problema se debe en gran parte a que los ministros Ximena Rincón (Segpres) y Alvaro Elizalde (Segegob) no tienen ascendencia en sus respectivos partidos, lo que ha provocado desorden al interior del bloque oficialista, y a su vez le ha significado una sobrecarga de trabajo.

Aunque desde la Nueva Mayoría afirman que el propio Peñailillo les dijo en la reunión del lunes a los presidentes de partidos que no pensaba que la solución a los problemas fuera un cambio de gabinete, en privado ha admitido que hay secretarios de Estado que no están "trabajando" al ritmo y estilo que les pidió Bachelet en marzo pasado.

La fórmula inicial

Cuando Bachelet ganó la elección presidencial en enero de este año, tuvo la tentación de mantener a Peñailillo como jefe del gabinete. Sin embargo, a poco andar resolvió que para un mejor funcionamiento de su gobierno y en especial para su relación con las fuerzas políticas que la apoyan, era mejor "bajar el poder real al formal". Por ello, lo terminó designando ministro del Interior.

Para acompañarlo en su labor, Bachelet sacó a Rincón del Senado, porque pensó que su experiencia y contactos en el Parlamento se complementarían bien con el ministro PPD. Asimismo, nombró a Elizalde, porque no sólo había demostrado ser un buen vocero durante la campaña, sino que porque antes de irse a su comando había sido secretario general del PS, y eso lo transformaba en el canal natural que La Moneda utilizaría para entenderse con los partidos oficialistas.

Sin embargo, el pronóstico de Bachelet no se cumplió y quedaron en evidencia las falencias de su equipo político. Un inquilino de Palacio dice que "en el papel tenían buenas credenciales, pero en los hechos demostraron ser débiles".

Pero lo que más inquietaría a Peñailillo es que la "debilidad" del comité político expuso a la Presidenta y está desviando la atención de su meta más importante: sacar adelante sus reformas estructurales en educación, en el ámbito laboral y también en lo que se refiere a un cambio a la Constitución.

"El Gobierno no está cumpliendo su rol de coordinador, y eso es preocupante", señala un dirigente cercano a la Jefa de Estado, quien dice que en el oficialismo se echan de menos figuras que jugaron un rol en el gobierno anterior de Bachelet, como los ex ministros Edmundo Pérez Yoma (DC), José Antonio Viera-Gallo (PS) o Carolina Tohá (PPD).

Y es que en la Nueva Mayoría se recuerda que mientras Pérez Yoma tenía ordenada a la DC, que históricamente ha tenido una relación tensa con Bachelet (ver recuadro), Viera-Gallo y Tohá jugaban un rol "ordenador" en el Parlamento.

Sobre el tema, Auth dice que la única forma de cumplir con la exigencia de mayor cohesión es "tener una relación más permanente, como la que había antes. Discutíamos mucho, pero no teníamos la descalificación que se ve ahora".

Revuelta en los partidos

Sin duda, la DC y el PC han concentrado las miradas por las fuertes diferencias que han evidenciado frente a la reforma educacional, y que obligaron al ministro Peñailillo a intervenir.

Pero el sentimiento de desorden, de poca consideración hacia los partidos y los parlamentarios, también ronda en el resto de las colectividades del bloque.

Por ejemplo, el martes, y luego que el diputado Andrade afirmara en el Congreso que el ministro del Interior "está solo" políticamente, propinándole con ello un golpe a su ministro en La Moneda, Alvaro Elizalde, la bancada de diputados socialistas evaluó la situación.

Según trascendió, la mayoría de los parlamentarios respaldó la acción de Andrade y se admitió que aunque tienen una buena relación "personal" con Elizalde, estiman que la gestión política del secretario de Estado está al debe.

En ese sentido, al interior de las filas socialistas existe la esperanza de que Andrade ayude -tal como lo señaló- a recomponer la relación al interior del bloque, pero también con La Moneda, para evitar que se registren nuevos desórdenes como el ocurrido con el proyecto de ley sobre el lucro, donde fue noticia la votación dividida del bloque y no que se aprobara la iniciativa del Mineduc.

En tanto, el PPD se ha cuidado de no exponer sus críticas en público, no sólo por su lealtad con la Presidenta, sino que también porque Rodrigo Peñailillo no ha descuidado el trabajo partidario, pues según ha dicho en privado, para él resulta primordial que la tienda esté alineada con Palacio.

Ajustes al mecanismo

"Si alguien quiere cambio de ministros, aconsejaría que no me ande mandando recados", afirmó ayer Bachelet a TVN, cuando se le preguntó por un posible cambio de gabinete.

Así, por ahora, lo único que tienen claro los presidentes de partidos de la Nueva Mayoría es que Peñailillo cambiará el mecanismo con que se relacionan con el bloque, de manera que la información sea más expedita y para que los parlamentarios también participen del debate.

Y es que aunque Bachelet mantuvo en su diseño elementos que aplicó en su pasada administración y que fueron heredados de los gobiernos concertacionistas, hay otros que fueron eliminados, lo que habría provocado un vacío.

Por ejemplo, mantuvo las reuniones habituales de los días lunes entre los presidentes de partidos y el comité político, así como también la coordinación legislativa con los diputados y senadores. Sin embargo, una de las falencias de su nuevo gobierno es la falta de un análisis estratégico, que en el pasado estaba radicado en el segundo piso.

Un estrecho colaborador de la Presidenta señala que la propia Mandataria consideró conformar un equipo fuerte de asesores directos, porque a su brazo derecho lo había puesto en Interior. Sin embargo, la misma fuente admite que hoy ella está "preocupada" porque no ve a nadie que esté haciendo un seguimiento, evaluando el ritmo de los proyectos.

"Falta un staff del tipo que existe en la Casa Blanca para que acompañe a los ministros", dice Sergio Bitar, ex ministro en el primer gobierno de Bachelet.

Para Bitar, otro elemento que también es una falla en el engranaje es que "la articulación del gobierno y los mandos intermedios en regiones es poca, y eso hace que haya un menor conocimiento de las cosas". Pero también advierte que se requiere una "mayor cohesión de los partidos, para evitar el perfilamiento de cada uno de ellos".

Con todo y más allá de la evaluación que Bachelet esté haciendo de sus ministros, sus colaboradores reconocen que está "molesta" y no cabizbaja, como recientemente se le ha visto en las actividades públicas.

¿La razón? Siente que sus ministros tienen poco peso político y no han cumplido su principal instrucción: hacer labor pedagógica con la gente para explicar sus reformas estructurales.

 Difícil relación con la DC: No hay un puente con el partido

Cuando en marzo del año 2006 Michelle Bachelet asumía como la primera Presidenta de Chile, era una total desconocida para la DC. Aunque había sido ministra de Ricardo Lagos, su nula presencia en los círculos de poder de la élite concertacionista había generado mutuas desconfianzas, y el retiro anticipado de Soledad Alvear de las primarias tensó aún más esa relación que se comenzaba a gestar.

Tal como en su primera administración, esta vez Bachelet estableció un entendimiento institucional con el partido. Pero no conocer la lógica de las distintas corrientes le ha generado un conflicto: su ministra DC en el gabinete, Ximena Rincón, no tiene ascendiente entre quienes conducen la colectividad, donde además se le critica tener una agenda personal y no defender los intereses decé en La Moneda.

Además, hoy la Mandataria debe lidiar con el continuo "torpedeo" del ex diputado Gutenberg Martínez, quien es un referente para un sector importante de la decé, incluso para varios de los parlamentarios que se declaran bacheletistas.

Aunque en su primer gobierno tuvo diferencias con Adolfo Zaldívar y con la propia Alvear -esposa de Martínez-, ninguno de ellos llegó a cuestionar elementos de fondo de su programa, como sí lo ha hecho el «Gute» respecto de la reforma educacional. Por ello, al interior de la DC se admite que la situación hoy es delicada, especialmente porque Martínez quiere hacer notar el peso DC en el gobierno y remarcar la identidad de la tienda.

Queremos conocerte. Por favor, responde esta encuesta.
Redes sociales
Redes sociales
Portada

Cerrar

img