Dice que actual directiva tiene desafío mayor a las anteriores: un gobierno ideológico.
"Han sido semanas de harta noticia, pero estamos seguros que tenemos que seguir asumiendo, y quizás con más profundidad, el rol de oposición", dice el secretario general de la UDI, Javier Macaya. Pese a que la joven directiva que lidera Ernesto Silva está por cumplir seis meses en el poder, pero ahora en medio de una crisis con sucesivos flancos -al Caso Penta se sumó la semana pasada el arresto de Cristián Labbé-, el segundo del timonel remarca que "hay más argumentos que nunca para que la UDI asuma un rol de oposición con valentía, con honestidad", y que ahora tienen una motivación extra para endurecer ese rol.
Y junto con asegurar de que "muchos que votaron por la Presidenta Bachelet y no tienen sintonía histórica con la UDI están viendo en nuestro partido uno que es capaz de defender, tomar un rol en peleas como la de educación", el diputado dice que en el gremialismo "estamos convencidos de que la crisis la tiene hoy la Nueva Mayoría, mirando lo que pasa entre la DC y el PC. El tema financiamiento de campañas tenía un destinatario pero terminó siendo un boomerang, también apunta claramente a personas de la NM".
-¿Ya "pasó lo peor" para su directiva?
-Creo que sí, se vienen buenos tiempos para la UDI. No nos resulta incómodo jugar un rol de oposición, sobre todo con el nivel de carga ideológica que tiene el proyecto del gobierno. Aun cuando haya una fachada y se transmitan buenas intenciones de diálogo, al final del día vemos una cortina de humo de buenas frases, que tratan de demostrar buenas intenciones, pero en el fondo adivinamos lo que se quiere hacer con el país en educación, empleo, en crecimiento, en reformas a la salud. Y nos plantearemos con mucha fuerza como oposición, tratando de sintonizar con harto respeto con los movimientos sociales.
-Confrontar de vuelta al gobierno con el financiamiento de las campañas, ¿es una motivación extra para endurecer su rol opositor?
-Absolutamente. Vamos a seguir conduciendo el partido con la misma convicción con la que empezamos: reforzar nuestra vocación popular, mantener una sintonía con la clase media que se siente postergada, lo que implica tener una sintonía con la sociedad civil. Pueden haber votado por Bachelet o históricamente por la Concertación, pero hoy ven lo que nosotros defendemos en el Parlamento.
-¿Qué lecciones han sacado con Ernesto Silva de lo que implica conducir la UDI en estos meses?
-Nadie nos dijo que esto iba a ser fácil. Nosotros asumíamos que conducir el partido más grande de Chile era un tremendo desafío, que implicaba valentía y honestidad. Pero se ha demostrado en estos siete meses que la UDI es percibida como "el" partido que hace oposición a las reformas del gobierno. Y el gobierno lo manifiesta a diario cuando dice que la UDI hace una supuesta campaña del terror, de que pasa por crisis. Eso demuestra que el gobierno tiene bastante temor a que la UDI se levante como una oposición real a un programa de gobierno nefasto. Sabíamos que iba a ser difícil, pero nos tocó un gobierno con más carga ideológica de los que les tocó a otras directivas de la UDI. Eso es un desafío adicional.
-¿Un gobierno más ideologizado les pone la pista más fácil para liderar la oposición?
-Incluso es más difícil. Un gobierno tan ideologizado plantea un desafío y una muñeca política adicional para sintonizar con una sociedad que no nos respaldó en las urnas, que históricamente ha sido cercana a la Concertación y que votaron por la Presidenta Bachelet, pero que hoy se sienten defraudados por las reformas. Tenemos que no sólo hablarle a nuestro sector político, sino que a la gran sociedad que se está levantando, como lo mostró en la caminata por la educación el fin de semana. Hay chilenos están en contra de la reforma, pero no significa que necesariamente esté de acuerdo con lo que hacemos como oposición, y ahí está el desafío.
-Ustedes asumieron la UDI bajo críticas internas, los tachaban de "iluminados". ¿Cómo se las han arreglado para no tener ahora que lidiar, además, con una disidencia interna pública?
-La UDI y todos sus militantes se han dado cuenta de que en el actual clima político no se puede asumir el rol de oposición sin tener unidad. Nosotros, desde la perspectiva humana, de conversación profunda con los senadores y distintos estamentos hemos tratado de transmitir esta necesidad de unidad de la UDI para enfrentar la tremenda carga ideológica de este gobierno. La militancia de la UDI, independiente de que pueden haber existido diferencias, es responsable para asumir que hay desafíos mayores que exigen unidad.
-Plantearon enmendar las menciones al Golpe Militar en la declaración de principios de la UDI. ¿Eso va a tener que esperar más tiempo en estas condiciones, y después de ir a visitar a Cristián Labbé?
-No tenemos ningún complejo y tenemos libertad para mirar el futuro del partido y hacer los cambios necesarios, en los tiempos que sea prudente hacerlo. Entendiendo y asumiendo hacerse cargo de la historia y fundadores de la UDI, de sus principios, pero tampoco somos historiadores. Hay mucho complejo en la centroderecha con este tema, y desde el día uno nosotros no tenemos complejo en la mirada histórica, pero para la revisión histórica son más útiles los historiadores. Nuestra visita a Cristián Labbé en ningún caso inhibe nuestra completa condena a las violaciones a los derechos humanos.
-La directiva termina su mandato el 2016, poco antes de las municipales. ¿Van sí o sí por un segundo período o sienten que tienen que ganárselo?
-Gran parte de la evaluación de los resultados de la directiva de partido político, y de la UDI, está sujeta al éxito electoral. Nos planteamos con mucha fuerza tener éxito en las municipales, y pensando en las parlamentarias. Y eso implica proyectarse a un período en que podamos ser parte de ese éxito en esas dos elecciones. Estamos tranquilos como hemos conducido, en estos tiempos de aguas no tan calmas, al partido. Hemos procurado asumir con harta valentía y honestidad el rol de oposición.