Asistentes y expositores a cumbre de centros de estudio del sector detallan visiones y críticas.
Han redoblado las críticas y emplazamientos al gobierno de Michelle Bachelet y a la Nueva Mayoría, alimentados por las recientes encuestas públicas que muestran una pérdida de apoyo a las reformas estructurales. Pero para los dirigentes de la oposición las últimas cifras tampoco han sido un premio: lejos de capitalizar el complejo momento del oficialismo, en los recientes sondeos la derecha no ha logrado, en compensación, más adhesión.
Así, en la última versión del sondeo Adimark el respaldo al bloque de derecha bajó de 29 a 25 puntos, y al mismo tiempo el rechazo hacia el mismo subió de 60 a 63 puntos (en comparación, el respaldo a la Nueva Mayoría es de 36 y la desaprobación de 55). Cifras en rojo que se suman a otros debates internos del sector, como la falta de capacidad de influencia en la agenda y la aún pendiente definición respecto a los principios y dogmas del sector.
Que la derrota electoral del año pasado fue demasiado fuerte y aún cercana; que la conducción del sector todavía está muy "líquida" luego de los recientes cambios de directiva en RN y la UDI; que es un proceso que necesita tiempo y que todo se reordenará cuando haya elecciones, son algunas de las explicaciones para este cuadro. Pero otras apuntan a un desdibujamiento de las ideas y principios, a la falta de propuestas y a la fragmentación opositora. Esta mañana, precisamente, los principales centros de estudio y organismos -los institutos Libertad y Desarrollo, Libertad, Fundación Jaime Guzmán, más el piñerista "Avanza Chile", Horizontal y ResPública «El proyecto político de la derecha y sus nuevos desafíos».
Y varios de los expositores y asistentes entregaron a La Segunda su visión de por qué el sector no recupera terreno: la historiadora y consejera de Libertad y Desarrollo Lucía Santa Cruz; el ex ministro de Segpres, y miembro del consejo directivo de "Avanza Chile", Cristián Larroulet; el ex ministro y hoy diputado Evópoli, Felipe Kast, y el abogado y analista UDI, Gonzalo Cordero.
-¿Cómo recibió el resultado de la CEP para la Alianza?
-Obviamente no es bueno. La CEP nos muestra un país donde el sentido común imperante es muy proclive a las ideas de la Alianza y sin embargo, la Alianza no ha sido capaz de interpretar, ni de guiar ese sentido común, ni de expresarlo en un proyecto político propio.
Ello, porque de alguna forma las elites políticas de derecha se han alejado de ese sentido común y han asumido banderas que no son propiamente las que deberían tener, las de la izquierda.
-¿Cómo se ha expresado eso?
-Muchos dirigentes de la Alianza se han comprado los slogans de la izquierda, como por ejemplo que la desigualdad es el principal problema. Y eso no es así, porque la desigualdad nunca ha sido menor que hoy, en que prima el sistema de mercado.
-¿Se ha definido la realidad desde la izquierda, entonces?
-Estamos llenos de slogans, como que estamos en un nuevo ciclo. ¿Qué es eso de un nuevo ciclo, quién lo definió? El programa de la izquierda, y la Alianza cayó en eso. Los ciclos se definen posteriormente y lo hacen los historiadores, y se producen cuando ha habido cambios paradigmáticos, y no es el caso. Una marcha estudiantil no es un cambio paradigmático.
-¿Cuál es el camino de la centroderecha para capitalizar la caída del gobierno?
-Tiene que hacer una lectura correcta, un diagnóstico correcto, propio. Las creencias del sector que coinciden muy bien con lo que sienten, por ejemplo, los padres de los alumnos de los colegios afectados por la reforma educacional. ¿Quién encabezó esa reforma? No fue tema de debate (en el sector), y tienen que ser ahora la cara política de estos movimientos sociales.
-¿Qué explicación tiene para el mal resultado del sector en las encuestas?
-Es un síntoma de un sector que después de la derrota presidencial le ha costado mucho articularse con un mensaje del país que sueña. El que las nuevas directivas ya se hayan instalado debe obligarnos a poder tener un trabajo más profesional, con más generosidad y sentido de unidad. El gobierno más encima lo está haciendo muy fácil, porque está dejando con una serie de reformas, un espacio muy amplio para proponer ideas nuevas. Pero la falta de coordinación del sector ha hecho que los mensajes sean muy confusos.
-¿A qué atribuye que no se aproveche esta oportunidad que les deja el gobierno?
-A que el sector se ha dedicado a contener y no a proponer. Nosotros no tenemos que tomar ideas de la izquierda. El contenido nuestro ya está y es, básicamente, la lógica de entender una sociedad justa como una sociedad libre. Es decir, que una sociedad justa es una sociedad donde los ciudadanos tienen más libertad, no es una sociedad donde el Estado logra más igualdad, sino que una sociedad donde cada uno de los ciudadanos y las sociedades intermedias
se puede desplegar en su libertad.
Pero si no transformamos la justicia en un discurso concreto, difícilmente vamos a lograr recuperar la confianza de los chilenos.
-¿Qué tanto afecta la falta de unidad en el sector?
-Mucho, porque la ciudadanía en lugar de ver una coalición con sueños de transformaciones hacia una sociedad más justa,lo que ve desgraciadamente es una coalición donde lo que priman son los conflictos. Y así es imposible transmitir un mensaje claro.
-¿Por qué la Alianza no ha capitalizado para sí los malos resultados del Gobierno?
-Los movimientos políticos reciben el respaldo de la ciudadanía en las elecciones, eso es lo que corresponde. Lo importante hoy día es que la Alianza está recogiendo el malestar que existe en grandes sectores de la ciudadanía con las reformas del gobierno.
-¿Cómo ve que la Alianza haya bajado a 25% su evaluación positiva en la CEP?
-Se ha mantenido estable. Si uno se fija hay una tendencia hace bastante tiempo en ambas coaliciones. El hecho más sintomático que muestran las encuestas hoy día en cuanto a preferencias es también la consolidación de los que se auto-declaran independientes. Hoy estamos viviendo en un mundo en donde esta característica no es sólo de Chile. Es también de la mayoría de las democracias más consolidadas, en donde la gente que se autocalifica como independiente es la gran mayoría. ¿Qué significa eso políticamente para la Alianza? Que hay que estar cada día más cercano a esa ciudadanía que reacciona en contra de las propuestas de la Nueva Mayoría.
-¿Cuál es la forma de estar más cercano?
-Básicamente a través de tener ideas y propuestas claras como lo está haciendo hoy la Alianza (con este seminario); en segundo lugar estando en los sitios donde están los ciudadanos hoy planteando sus preocupaciones; y en tercer lugar planteando la unidad en el sector. La unidad en el sector es el elemento más clave, y yo veo con optimismo el futuro. Fundamentalmente, porque veo nuevas directivas políticas, nuevos movimientos que tienen la unidad como eje fundamental. El mejor ejemplo es este encuentro de distintos centros de estudios.
-¿Cómo se explica que la derecha no capitalice la baja del gobierno?
-Es una combinación de factores... En general las posiciones de centroderecha en el mundo se asocian más a liderazgos que a proyectos ideológicos. De manera que, en principio, eso a mí no me parece
tan grave, sin perjuicio de que en Chile la centroderecha ha hecho un cierto abandono de una construcción conceptual.
Eso es un factor que también puede estar incidiendo.
-¿En qué medida?
-En escenarios como éstos es muy importante que la oposición no sólo haga una oposición desde el punto de vista pragmático, desde el punto de vista de las políticas públicas, de que las medidas que se están tomando son equivocadas en cuanto a su resultado.
Es relevante también tener un discurso que apunte a que las medidas son equivocadas en el fondo, que son medidas que no conducen necesariamente a una sociedad más justa, ni con los valores que la mayoría de las personas quiere.
-¿Incide en este mal resultado que el votante de derecha vea al sector fragmentado,dividido en dos partidos y dos movimientos?
-En la medida que los procesos electorales se enfrentan bien y se logra materializar una crítica opositora en una propuesta alternativa, eso puede permitir recibir y canalizar el apoyo de la gente hacia la opción política alternativa.
-¿Pesa también la polémica interna por la defensa de las ideas tradicionales de derecha y la crítica a que eso se dejó de lado en el gobierno de Sebastián Piñera?
-Sí. Se hicieron concesiones, particularmente en el discurso y en los signos, algunos de los signos más visibles a través de los cuales se gobernó, y que produjeron ese efecto. Eso, sin perjuicio
de que el gobierno del Presidente Piñera, en lo grueso y en materia sustantiva, sí tuvo mucho de conducción de un gobierno de centroderecha.
-El discurso común al sector que falta, ¿en estas condiciones se puede construir y fijar como propio para el bloque?
-Siempre se puede, pero hay que hacer el esfuerzo. Todos tienen que trabajar en eso.