Política
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El reservado y duro estilo de Paula Walker, la poderosa jefa de comunicaciones

Dueña de una cercanía privilegiada con la Presidenta, la periodista instaló una estrategia que ha generado roces con el oficialismo e incluso con algunos ministros.

por:  Paula Canales y Paula Pincheira
viernes, 22 de agosto de 2014
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A Paula Andrea Walker Cárdenas no le gustaba la política e incluso quería seguir el camino de la literatura. Tampoco se contagió con la efervescencia del triunfo del NO en el plebiscito de 1988, año en que justamente entró a estudiar Periodismo a la Universidad Diego Portales. La actual directora de la Secretaría de Comunicaciones (Secom) de la Presidenta Michelle Bachelet, sin militar ni tener «redes» en la Concertación, llegó de manera casi casual a trabajar con la Mandataria en su primer gobierno... Pero desde ahí inició una meteórica carrera que hoy la tiene en el centro del poder y la transformó en la mujer más influyente después de la Presidenta.

Defensora del "secretismo" y desconfiada, según comentan quienes han trabajado con Walker, aunque nunca fue "sumisa" -porque siempre hizo valer sus opiniones- a diferencia de la administración anterior hoy impone sus puntos de vista y presiona a los ministerios para que cumplan las metas comprometidas por el gobierno... Estilo con lo que se ha ganado más de una disputa con las carteras sectoriales y también de La Moneda.

No milita en ningún partido, no tiene «padrinos» y no ha cedido a las presiones de quienes quieren colocar a los suyos en el gobierno. Eso, sumado a su cercanía con la Presidenta, le ha granjeado enemigos públicos y privados. Ella lo sabe y lo toma con beneficio de inventario.

Aunque defiende el estilo de no tener «agenda propia», como le gusta a Bachelet, la semana pasada dio muestras de lo empoderada que se siente al criticar a través de su cuenta Twitter a la ex ministra DC Mariana Aylwin. "Hija de ex Pdte., M. Aylwin, «ser sostenedor no es mucho peor que ser diputado», lamentables declaraciones que no aportan a la buena política", escribió, desatando fuertes críticas dentro del propio oficialismo. Incluso el timonel del PS, Osvaldo Andrade, opinó que "no es bueno, en la idea de darle la seriedad que corresponde a la reforma, que funcionarios de gobierno se entraben en una contienda con un particular".

Pero no fue el cuestionamiento más fuerte que recibió. El ex asesor de Bachelet y ex Secom de la administración Frei, Pablo Halpern, criticó en una carta a "El Mercurio" su rol como encargada de las comunicaciones. "La descalificación sin argumentos de fondo es de las peores prácticas de la política. El Gobierno, menos que nadie, debiera promoverla. Pero cuando la directora de comunicaciones usa las redes sociales para descalificar a quien no piensa como ella, es porque hemos llegado al peor de los terrenos".

En el círculo de confianza

Pese a que fruto de este episodio Walker fue protagonista de la noticia, cercanos a la periodista aseguran que no está arrepentida de haber reivindicado la "buena política" a través de su cuenta de Twitter. Y que más bien lo considera el ejercicio de un legítimo derecho a la opinión, como lo ha hecho otras veces para responder críticas del ex Presidente Piñera o comentar temas de la contingencia.

A ojos de quienes trabajan en el Gobierno, Walker hace ver su pensamiento porque sabe que cuenta con la total confianza y apoyo de la Presidenta Bachelet, a quien le gusta que la directora de la Secom la acompañe en sus viajes nacionales y también al extranjero.

Esta situación incluso le valió críticas desde la Alianza. El diputado UDI Felipe Ward envió un oficio a la Secretaría General de Gobierno (Segegob), donde señaló que según su cargo no correspondía que Walker participara en las giras al exterior de la Presidenta. Desde ese ministerio respondió el subsecretario Rodolfo Baier, asegurando que entre el 11 y el 14 de junio la profesional tuvo que acompañar a la Mandataria para prestar "apoyo profesional en materias comunicacionales". La misma respuesta se entregó respecto a la salida que realizó a Argentina.

El sello Walker

A diferencia de su otrora mentor, Juan Carvajal -quien la llevó a La Moneda a mediados del 2006 para que colaborara en la Secom y luego la ayudó a asumir como jefa de prensa entre los años 2008 y 2010 en reemplazo de Marta Hansen (ver recuadro)-, Walker no hizo consultas a los partidos para hacer sus designaciones en la dirección de comunicaciones.

Fue así que, por ejemplo, reclutó a su amiga y ex compañera de la UDP, Ana María Ojeda, para que la ayudara en las comunicaciones con regiones. Y designó como subdirector a Carlos Correa, hijo de Enrique Correa y quien tiene estrechos lazos con la antigua Concertación.

Aunque no se involucró directamente en la designación de los periodistas que acompañarían a los futuros ministros, sí hizo ver su opinión sobre el perfil que debían tener los profesionales que llegarían al gobierno. De hecho, una fuente de La Moneda admitió que le preguntó a la ministra Ximena Rincón quién era la periodista que la acompañaría y lo mismo hizo con el vocero, Álvaro Elizalde.

Recién instalado el gobierno, la directora de la Secom intentó replicar el modus operandi de Carvajal: reunir una vez al mes a los jefes de comunicaciones de las distintas carteras para evaluar sus programas. Sin embargo, la filtración a la prensa del primer encuentro molestó a Walker, al punto que recurrió al teléfono para monitorear lo que entonces era su prioridad: el cumplimiento de las 50 medidas para los primeros 100 días de gobierno.

Fue en ese contexto que tuvo un desencuentro con el titular de Hacienda, Alberto Arenas. Fuentes de la Nueva Mayoría y de ese ministerio aseguran que la periodista elaboró el polémico video en que se promocionaba la reforma tributaria sin pedirle la opinión al jefe de las finanzas y sólo le avisó cuando ya estaba listo para ser subido a la plataforma electrónica.

Hasta hoy, en la Secom defienden la iniciativa y aseguran que gracias a ella la reforma tributaria dejó de tener una mala evaluación en sus encuestas internas.

Una actitud similar asumió Walker cuando intervino en la polémica en la que se vio envuelto el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, luego que señalara en "El Mercurio" que la educación superior podía ser gratis sólo los primeros 4 años. El secretario de Estado fue citado a primera hora del día siguiente que dio la entrevista y luego de hablar con la Presidenta, tuvo que aceptar -según afirmaron en el Mineduc- la instrucción de la jefa de la Secom: hablar en La Moneda, flanqueado por los ministros políticos, lo que fue leído en el mundo político como una señal de debilidad de Eyzaguirre.

¿Roces con Peñailillo?

Con el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo -parte también del reducido círculo de confianza de Bachelet-, la periodista "jugaba de memoria".

Pero hoy, dicen cercanos a la figura PPD, la relación se ha enfriado debido a que el jefe de gabinete habría manifestado sus reparos al plan comunicacional que impulsa la jefa de la Secom.

Incluso, afirman algunos en Palacio, Peñailillo habría considerado inoportuno el twitter de la periodista que criticó a Mariana Aylwin.

Un colaborador del ministro asegura que el secretario de Estado habló con ella y "le recomendó guardar silencio".

El riesgo de no tener redes partidarias

Walker sabe que desde todos los flancos intentarán criticarla, precisamente porque su apoyo nunca ha estado en los partidos, sino que en cuidar la relación con Bachelet.

Pero precisamente ahí está también su principal riesgo. Y es que su falta de redes políticas la hacen más vulnerable al desgaste propio del cargo, y también frente a cualquier error, por más cercana que sea a la Presidenta.

En el oficialismo muchos señalan que Walker tiene que cuidar sus pasos y recuerdan que Juan Carvajal, Marta Hansen y María Angélica «Jupi» también eran de la extrema confianza de la Mandataria... hasta que dejaron de serlo y tuvieron que salir de su círculo.

Sus años universitarios: De la literatura a la política

Su generación fue pródiga en «rostros» como el publicista Angel Carcavilla, el director de producción de Chilevisión Pablo Morales o el comentarista deportivo Juan Cristóbal Guarello.

Paula Walker fue parte de la primera horneada de periodistas que egresó de la Universidad Diego Portales. Allí forjó sus grandes amigas, como Ana María Ojeda, que trabaja con ella en la Secom, o Paulina de Allende Salazar, con quien hizo su tesis acerca del descubrimiento de Chile.

En la universidad fue ayudante del fallecido novelista y escritor Guillermo Blanco. De hecho, quería dedicarse a la literatura antes de que la «atrapara» la política, con la que se vinculó mucho después.

Por ello, muchos de sus ex compañeros se sorprendieron cuando Walker entró a trabajar a Mideplan como jefa de prensa del socialista Luis Maira, y conoció a otras figuras del PS como Clarisa Hardy y Mahmud Aleuy.

A partir de ahí, y aunque estuvo varios años en la Unicef, su nicho siempre fue ése. Trabajó con Marcia Scantelbury en la campaña de Ricardo Lagos, y luego llegó de la mano de Juan Carvajal (ver recuadro en pág. 16) a trabajar con Michelle Bachelet a La Moneda, en 2006.

Aunque aparece como cercana al PS, Walker nunca ha militado ni tiene vínculos con figuras históricas de esa tienda.

Su relación con el ex Secom: Luces y sombras con Carvajal

A fines del primer de gobierno de Michelle Bachelet, el Segundo Piso de La Moneda -que lideraban el entonces jefe de gabinete Rodrigo Peñailillo y María Angélica «Jupi» Álvarez- tuvo una abierta disputa con el entonces director de la Secom, Juan Carvajal, a quien acusaron de privilegiar sus intereses personales por sobre los de la Presidenta.

Paula Walker, que había llegado de la mano de Carvajal a La Moneda, enfrentó la disyuntiva de apoyar al periodista o alinearse con los entonces estrechos asesores de Bachelet. El camino que tomó fue seguir la línea de no tener «agenda propia», y por tanto desmarcarse de Carvajal.

No pocos recuerdan hoy las críticas que desató el ex director de la Secom el día que dejó La Moneda junto a Carolina Tohá para irse a la campaña presidencial de Eduardo Frei. Antes de abandonar Palacio, Carvajal envió un mail a todos los funcionarios de la repartición para que bajaran a despedirlo públicamente a los patios de La Moneda.

Quienes trabajaron con Walker en ese periodo afirman que para ella lo fundamental era "no traicionar la confianza" de la Mandataria, cuestión que mantiene hasta el día de hoy. Y que lo que Carvajal estaba haciendo, a ojos de ella, era justamente lo contrario.

Las mismas fuentes dicen que, a juicio de la periodista, el ex Secom ejerció un protagonismo que era incompatible con la función que desarrollaba.

Pese a sus intenciones de no figurar, desde la campaña presidencial Walker está utilizando Twitter para opinar de diversas materias, incluso para lanzar críticas a Sebastián Piñera. "No es bueno hablar mal del país desde afuera, mejor trabajar para que los cambios que Chile necesita sean posibles, como RN-UDI en RTributaria", tuiteó cuando el ex Presidente estaba en España.

Quienes la conocen, no creen que deje de expresar sus opiniones en la red cuando así lo estime necesario.

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