Presidente de EE.UU. fue duramente cuestionado por el llamdo "Obamacare".
En Estados Unidos, el Presidente Obama vivió un dilema semejante cuando se inició el debate sobre el Obamacare, su proyecto estelar, el más ambicioso de su administración. Una reforma emblemática que, años antes, el Presidente Clinton había rehusado emprender al inicio de su mandato.
"No soy el primer Presidente en adoptar la causa de la reforma sanitaria, pero estoy decidido a ser el último", sentenciaba Obama.
Tras una dura lucha, Obama logró aprobar la reforma en 2010, pero pagó un alto costo político.
Suele decirse que la reforma consiguió lo que parecía impensable al inicio de su mandato: unificar a los republicanos y permitirles ganar el control de la Cámara de Representantes, el 2010, tras cuatro años de control demócrata. Debido a su apoyo a la reforma, varias figuras moderadas del Partido Republicano -que habían apoyado el Obamacare- fueron desplazadas por los más radicales, del Tea Party, disminuyendo el ya estrecho margen de consenso que tenía Obama. De paso, hipotecó la posibilidad de consensuar otras reformas, como la migratoria, de alto impacto entre su electorado.
¿Valió la pena? Es un debate que sigue abierto entre especialistas. Y las similitudes con Chile no pueden ser hechas de modo mecánico ni simétrico. Pero en 2013 en EE.UU. el programa seguía sin gozar de gran respaldo popular y arreciaban las críticas por problemas de funcionamiento de la página web que explica y registra los nuevos seguros médicos.
El mismo Mandatario tuvo que dar pie atrás y admitir el fracaso que significaban las fallas. Estos problemas de carácter administrativo fueron un nuevo foco de duros ataques. Llovieron las críticas hasta dentro de los mismos demócratas y los periodistas llegaron a comparar la situación con Katrina.
