Quienes rodean al presidente de la ANFP se sorprenden del ritmo con que el joven dirigente ha entrado en estas lides.
Cuando la petición del arquero Claudio Bravo fue escuchada y aceptada, todos en Toca da Rapossa II se relajaron. Recién eliminados en el Mundial de Brasil, los jugadores ya no tendrían que volver a Chile en el vuelo planificado para las 3 de la mañana, sino que el regreso se haría algunas horas después. Y esa decisión práctica tuvo efecto en La Moneda.
En el gobierno vieron la oportunidad de recibir al equipo durante la tarde del domingo 29 de julio. La Presidenta Michelle Bachelet postergó en unas horas su viaje a Washington, y así la delegación chilena tuvo una bienvenida gloriosa.
Engranaje de esa flexibilidad fue Sergio Jadue, el presidente de la Asociación Nacional de Fútbol. Y no porque lo calculara así, sino por haber escuchado al Capitán y cumplir con el protocolo amistoso que mantiene con el gobierno.
Después de tres años de gestión, el liderazgo del dirigente que sucedió a Harold Mayne- Nicholls tras un bullado proceso, obliga a mirar la manera en que se sacudió de las dudas que lo acechaban y pronosticaban la debacle del fútbol chileno.
Con la selección confirmada como producto estrella, con la Copa América de 2015 y el Mundial Sub 17 en su bandeja de logros, Jadue disfruta por fin de su cargo y por ser un hombre de hechos más que un gran reformador. Un experto en la táctica, con un destacado sentido de la oportunidad y capacidad de adaptación a que le ha permitido luchar contra su peor enemigo: un carácter explosivo que está al borde de lo digerible.
Aunque cuando se fue Bielsa la gente le gritaba de todo en las calles -llegó a andar con jockey y abrigo hasta para ir al supermercado-, Jadue aguantó la primera etapa como presidente y dio un paso crucial. "Con la directiva anterior se había instalado la idea del súper dirigente, para mí una autocracia. Lo curioso era que el inicial opositor, Jorge Segovia, era igual. Jadue no tenía que ver con ese estilo. Asume en circunstancias muy complejas, pero tuvo la inteligencia para saber lo que no debía hacer. Entendió que con los clubes hay que relacionarse, no necesariamente concordar, pero jamás imponer. Así logró su estabilidad", recuerda Angel Botto, ex presidente del Tribunal de Penalidades.
Lo que parecería obsecuencia, otros lo interpretan como una muestra de su inteligencia. Dice Elías Figueroa: "A mí me lo ha dicho Blatter. 'tu presidente es muy joven, pero es muy inteligente', me ha comentado con cara de sorpresa. Y no solo él, también Eugenio Figueiredo, presidente de la Conmebol. Hemos coincidido en esas ceremonias y uno ve cómo se acerca, cómo convence. Y además es verdad, él impresiona. 35 años es muy joven en este tipo de cargos".
Pragmático, apenas llegó al cargo llamó a Alfredo Asfura, quien estaba en un sudamericano Sub 20, en Perú. Quiero aprender de ti, le dijo. "Con esa frase me conquistó", reconoce el miembro de la FIFA. Jadue empezó a saber cómo manejarse en las reuniones de la Confederación Sudamericana y a extender sus redes. ¿Resultado? Es vicepresidente de la Conmebol después de 30 años de ausencia chilena y tiene perspectivas para la renovación de la mesa en 2015.
Jadue asegura que cuando asumió, el balance anterior registraba una pérdida de $6.500 millones y que en su primer año logró $2.500 millones a favor. Al siguiente, $1.600 millones más. Al comprar el 80% del Canal del Fútbol, el pozo a repartir entre los clubes el 2013 era de US$52 millones.
Observó todos los escenarios. Chile llevaba años tras la Copa América. Le tocaba el 2019, pero quería adelantarla cambiando con Brasil, que la organizaba el 2015, entre el Mundial y los Juegos Olímpicos. Ricardo Texeira, presidente de la federación brasileña, era un muro. Pero un día ese muro cayó y asumió José María Marín. Jadue volvió a preguntar de nuevo y esta vez los brasileños, afligidos por tanto trabajo organizativo, dijeron que sí.
"No está formado en la diplomacia de la FIFA y eso le permite actuar de manera distinta. Saltarse la burocracia, los tiempos que existen allí", explica Botto.
Cecilia Pérez conoció a Jadue siendo vocera del gobierno de Piñera. "Peleábamos harto, pero siempre llegamos a acuerdos. Cuando se jugaba un partido con Colombia, (2012) exigía jugar el 11 y yo el 10 de septiembre. El partido fue el 11, a las 17 horas. Con los Odesur, el COCH pedía suspender el fútbol durante ese tiempo y Jadue se negaba. Se llegó a una solución intermedia, suspendiendo el fútbol sólo en Santiago. El tiene una personalidad muy fuerte, pero sabe negociar. Y tiene muy claro el poder que tiene el fútbol", relata.
Con los jugadores de la Roja tuvo suerte gracias a Claudio Bravo. Con él negocia de una vez los premios o cualquier situación que incumba al equipo.
Jadue cuida su distancia con los jugadores. "Siempre voy al camarín a saludar después de un partido, pero mantengo la distancia", explicó a Vive Deportes.
Con Jorge Sampaoli logró otro punto de poder. El argentino, casi igual que lo hizo Bielsa con Mayne -Nicholls, remarca que él depende de lo que pase con la administración. Jadue se esmera en convencer al entrenador para que se quede. Ahora lo ha seducido con que se haga cargo de la malla de estudios del INAF.
En el ámbito político no hay una alianza entre Jadue y La Moneda, aseguran en el gobierno. Aunque reconocen que el deporte juega un rol central en el gobierno y que la amistad que Bachelet hizo con los jugadores en Sudáfrica 2010 facilita imágenes potentes como la de la Presidenta y la Roja en los balcones de La Moneda.
El analista político Cristóbal Bellolio, aborda esa relación:
"La política no ignora la rentabilidad del deporte y del fútbol en particular. Si a la Selección le va bien, a los políticos les conviene salir en la foto. No diría que hay una alianza expresa, pero sí un entendimiento tácito que ambas partes saben leer. Bachelet lo hace con delicadeza y sin robar cámara. Con Piñera la relación fue un poquito más traumática. La gente percibía un grado de aprovechamiento. Además, Bielsa fue explícito en su enemistad casi ideológica con el estilo que él representaba. Para Jadue el escenario es más tranquilo: mientras Bachelet sea popular y los jugadores le tengan buena, la relación es win-win", desmenuza.
Que una vez haya encarado a un hincha que lo insultó en el aeropuerto resulta un detalle. En el Estadio Malvinas Argentinas, Mendoza, Chile jugaba (2013) contra Perú y la actuación del árbitro lo volvió loco. Empezó a insultar al juez tan duramente que los dirigentes de los otros países presentes quedaron con la boca abierta.
Un episodio que lo marcó fuertemente fue una acusación de maltrato intrafamiliar. La Cuarta publicó extractos de una denuncia en un tribunal de La Calera por su esposa María Inés Facuse, antes de la votación en que fue elegido presidente.
"Tiene un carácter apasionado. Nosotros nos llevábamos muy bien, había mucho respeto, pero él tiene su personalidad. No diría que es simpático, por ejemplo", comenta Cecilia Pérez.
Contener su explosividad ha sido un trabajo arduo, dice Botto. "Tuvimos diferencias por las normas de tribunal. Algunas decisiones incomodaban y eso generó más de algún roce. El ha experimentado una evolución, una madurez personal y dirigencial. Cometió errores al principio, pero hoy entiende mejor la responsabilidad de su cargo. El carácter se puede cambiar cuando se es joven. Y yo creo que él se está superando a sí mismo", advierte.
De un día para otro Jadue bajó 20 kilos. "Alimentación sana y ejercicios", sintetizó. El cigarro también quedó desterrado. Se levanta a las 6 de la mañana para ir a dejar a su hijo al colegio, luego con su personal trainer y al trabajo. "Un dirigente del fútbol no puede verse gordo", decía.
Hace un mes fue a pagar una manda con su hijo al cerro La Melonita, en La Calera, y contó 26 kilos bajados en dos años.
Esa misma voluntad se aplica en el trabajo, donde su perfil obsesivo lo tiene encima de cada tarea. Es también de los que anota todo en un cuaderno y ha comenzado a guardar sus apuntes.
Está en camino de deshacer varios ripios, no sólo el carácter, sino su trato selectivo, como opina Botto.
"En el último viaje al Mundial de Brasil pude apreciar su buena disposición a formar parte del todo. Estaba más integrado a la gente del fútbol. No es el alcalde de la Pérgola de las flores, que a todos les dice que sí. Pero vive una evolución. Lo mío es una opinión y las opiniones sobre la gente en general duran 24 horas".
En 1984, un niño de cinco años entró por primera vez a un estadio de fútbol, tomado de la mano de su abuelo.
30 años después, un hombre entró al Palacio de La Moneda a la cabeza de la Selección Chilena de fútbol más celebrada de los últimos tiempos.
El niño se llama Sergio Cortés, el hombre se llama Sergio Jadue, pero son la misma persona.
La historia del actual presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional comenzó en el estadio Nicolás Chahuán, en La Calera. Su abuelo, José Jadue, fundador y dirigente del club, se transformó en una poderosa figura paterna, luego de que un año antes el padre del niño se hubiera ido sin que nunca más se supiera de él.
Fue natural que al final adoptara el apellido materno, porque una espesa cuota de amor propio sembrada por un patriarca moldeó una personalidad orgullosa, y dio paso a una mente vivaz y a una ambición incombustible.
Pocos sabían de esa mezcla en el 2011, cuando inició su turbulento mandato en la sede de Avenida Quilín.
