Protesta pro mapuche a la salidad del Congreso de Buenos Aires.
Foto ANDRÉS NAZARALA
Todo comenzó con un afiche. La visita de Michelle Bachelet a Buenos Aires fue promocionada el domingo como si fuese una teleserie o un musical. "Michelle, Argentina Te Quiere", rezaban los carteles instalados en paraderos que, según rumores, serán retirados hoy de las calles.
A las 11:15 de la mañana la Plaza General San Martín parecía un estadio. A pocos metros del monumento central, un grupo de futboleros entusiastas tocaban canciones como "El negro José" con vuvuzelas y tambores, mientras otros jugaban a la pelota en una cancha en miniatura. Se trata de uno de los tantos puntos mundialeros que el Gobierno de Buenos Aires ha instalado para fomentar la pasión de multitudes. Pero ahora les informaron que tendrán que quedarse callados ante la solemnidad de lo que vendría: la ofrenda floral de Michelle Bachelet a San Martín.
Bachelet caminó por la alfombra roja dispuesta, subió al monumento y se quedó ahí unos segundos, reflexiva. Dio media vuelta. Regresó y entró al auto, no sin antes saludar con la mano a un grupo de turistas. Los futboleros no esperaron ni un segundo para retomar el juego y seguir tocando "El negro José" a todo pulmón.
Luego vino el encuentro en la Casa Rosada y la conferencia de prensa, con un festín de elogios mutuos interrumpido por algunas preguntas incómodas para Cristina. La periodista de "Clarín", Natasha Niebieskikwiat, preguntó a la mandataria argentina por los intentos del gobierno de correr a la empresa Lan de Aeroparque. La Presidenta reaccionó con una notoria molestia, disparó preguntas irónicas y terminó diciendo que el tema está en el ámbito judicial. Niebieskikwiat reconoció posteriormente que, después de la conferencia, el ministro de Economía, Axel Kicillof, la trató de "antiargentina".
Cristina lanzó luego sus dardos contra la prensa: "También estuvimos hablando de ustedes, para que se sientan un poquito importantes. Estuvimos hablando de los medios, que quieren armar peleas y conflictos donde no los hay".
Después de la Casa Rosada, Bachelet ofreció un cóctel privado en la Embajada de Chile al que asistieron tres líderes de la oposición: Mauricio Macri, Julio Cobos y Hermes Binner.
Ya al caer la tarde, tras un discurso en el Congreso, la esperaba un grupo de manifestantes mapuches. "El Estado no ha dado ninguna respuesta", denunció Francisca Cabral, una de las voceras. "Matías Catrileo murió durante la Concertación. No podemos estar ajenos a que Bachelet venga tratando de mostrar un gobierno progresista que respeta los derechos humanos".
