Subsecretario de Desarrollo Regional, Ricardo Cifuentes (DC), detalla agenda de su área, dice que enviará pronto proyecto para elección directa de intendentes y que impulsará debate para dejar parte de la recaudación fiscal en regiones.
Fue intendente de la Región de Coquimbo durante el primer gobierno de Michelle Bachelet y en este segundo mandato de la Presidenta se transformó en el primer subsecretario de Desarrollo Regional que efectivamente proviene de regiones. Avecindado desde hace años en La Serena, Ricardo Cifuentes es partidario de descentralizar radicalmente el Estado chileno, manteniendo su carácter unitario.
Con la primera de las tres medidas para los cien días ya cumplida -la instalación de la comisión asesora presidencial que formulará propuestas regionalizadoras-, Cifuentes ha debido concentrar su atención en los días recientes en las labores de emergencia derivadas del terremoto del Norte Grande y el catastrófico incendio en los cerros de Valparaíso.
-¿Qué desafíos ha planteado a la Subdere hacer frente a los efectos de esas calamidades?
-Hemos respondido a las prioridades definidas por la Presidenta, que nos ha pedido que afrontemos al menos la primera etapa de estas catástrofes. En el caso del Norte Grande, pusimos a disposición de los municipios locales recursos, por ejemplo, para retiro de escombros y rehabilitación de espacios públicos dañados. Hemos entregado $1.891 millones a 54 proyectos en la Región de Tarapacá y otros $692 millones para 26 proyectos en Arica y Parinacota, lo que suma más de $2.500 millones en planes de mejoramiento de barrios y mejoramiento urbano. En el caso de Valparaíso hemos encauzado aportes por más de $500 millones para despeje de escombros, arriendo de camiones y maquinaria y habilitación de terrenos para iniciar lo antes posible el proceso de reconstrucción.
-¿Cuál es la gran meta programática de esta subsecretaría?
-El programa de gobierno de la Presidenta plantea que Chile avance desde un Estado excesivamente centralizado a un "estado regional", lo que implica no sólo transformaciones administrativas sino muy fuertemente un cambio cultural. La gente de Santiago ve a las regiones casi como el patio trasero de la capital, y quienes venimos de regiones vemos esto de manera más horizontal y solidaria. Queremos que esto impregne no sólo el sistema político y administrativo sino también la relación entre los privados, que es territorialmente tan injusta como la distribución de los ingresos.
-Y en términos de reformas, ¿qué se proponen llevar adelante en estos cuatro años?
-El hito fundamental es que los intendentes y las principales autoridades sean elegidos de manera directa y democrática por la comunidad regional. Hemos encomendado a una comisión especial, constituida el 7 de abril, que nos indique con el mayor consenso y profundidad que se pueda el modelo de diseño institucional de los intendentes, el Consejo Regional, sus respectivas atribuciones y la articulación con los gobiernos locales. Vamos a hacer todo lo que esté de nuestra parte para que la ley ingrese al Parlamento lo antes posible y, si bien somos respetuosos de los otros poderes del Estado, quisiéramos que esta reforma esté en plena vigencia el año 2016.
-Una reforma de menor alcance como la elección directa de los Cores demoró años porque a los parlamentarios no les entusiasma la idea de que exista una potente figura regional surgida también de la soberanía popular y con atribuciones efectivas.
-En todas las materias hay factores que impulsan y otros que detienen. Por eso a veces hablo de las "fuerzas oscuras del centralismo", que son las que van poniendo barreras a este movimiento. Pero hoy la sensación predominante en Chile es que el centralismo no aguanta más y las regiones no están dispuestas a seguir soportándolo. Más rápido o más lento, con más facilidad o dificultad, vamos a avanzar a un Estado más descentralizado, de manera ordenada y con una institucionalidad que responda.
Dejar recaudación por impuestos en regiones
-¿La elección directa de intendentes va a ser "la" gran reforma descentralizadora de este gobierno?
-Es el principal hito, pero habrá además una gran cantidad de cambios. Por ejemplo, tenemos que entrar en una discusión de los impuestos territoriales y cómo se distribuyen los ingresos fiscales por territorio, tanto a nivel regional como local. Hoy todos los ingresos van a fondos generales, pero en algún minuto va a haber que hacer el debate de cómo los tributos que se recaudan en regiones puedan regresar íntegramente a las mismas.
-En el gobierno pasado hubo movilizaciones regionales masivas como las de Magallanes, Aysén, Tocopilla y Calama. ¿Teme que algo parecido ocurra también en esta administración?
-Nuestro desafío es que esos movimientos sociales se transformen en movimientos pro descentralización y que contribuyan a que el proceso se acelere. La descentralización es un proceso que no tiene marcha atrás; cómo lo hagamos tiene que ver no sólo con un liderazgo del gobierno sino también de las comunidades locales. Lo que queremos es que esos movimientos tengan expresión. En la medida que demos señales concretas de nuestra disposición descentralizadora esperamos tener la complicidad de estos movimientos.
El Congreso en Santiago
-Como hombre de regiones ¿piensa que el Congreso en Valparaíso es un signo de descentralización?
-No, en absoluto, eso no tiene nada de descentralizador, es una maniobra política, una historia con la que la dictadura trató de engañarnos. La descentralización requiere leyes, facultades de verdad, que el intendente de Valparaíso sea elegido democráticamente y el gobierno regional tenga recursos propios.
-¿Le parece más racional que el Congreso esté en Santiago?
-Me parece más práctico, aunque a estas alturas uno se ha ido acostumbrando a la idea que esté en Valparaíso.