"Si no hay un deseo verdadero de hacer una nueva Constitución y discutir sobre ella, y lo único que se va a hacer es dilatar, obstruir y obstaculizar, no veo inconveniente que se convoque un plebiscito para determinar qué es lo que quiere el pueblo", señala el presidente de la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados.
En la segunda vuelta de la elección presidencial y parlamentaria marcó "AC" (Asamblea Constituyente) en el voto -confiesa que en la primera vuelta no lo hizo porque se le olvidó- y es un declarado partidario de que se convoque a un plebiscito en caso de que los que él llama "sectores conservadores" no se allanen a una discusión de fondo para llegar a una nueva Constitución.
El diputado DC Ricardo Rincón, hermano de la ministra de la Segpres, está presidiendo la Comisión de Constitución de la Cámara, instancia que aprobó la reforma constitucional que posibilita el voto de los chilenos en el exterior y que activó la discusión de varias mociones de reforma al sistema binominal. Como activo protagonista de la agenda de reformas políticas que impulsará el segundo gobierno de Bachelet, el parlamentario se pronuncia sobre la discusión que se viene en materia constitucional.
-¿La DC va a presentar su propio proyecto de nueva Constitución?
-Nosotros vamos a tener propuestas para toda la temática constitucional, pero no creo que nos corresponda proponer un texto integral. El Ejecutivo ha asumido esto como un tema estructural del programa, nosotros hemos respaldado eso y en los plazos que la propia Presidenta ha informado, el segundo semestre de este año, probablemente remita un nuevo texto constitucional, sobre el cual seguramente vamos a tener grandes coincidencias, no sólo en términos de principios de derecho, sino que incluso de redacción.
"Giro radical en garantías de derechos fundamentales"
-¿Cuáles son los grandes ejes que le interesan que queden plasmados en el nuevo texto constitucional?
-Pensamos que debe tener un claro pronunciamiento sobre garantías de derechos fundamentales en que se releve a la persona humana y no se siga subsumiendo a esta en función del derecho de propiedad. Por ejemplo en el caso del derecho a la educación versus la libertad de enseñanza, donde esta última tiene que estar garantizada pero no estar subsumida en el derecho a la educación. Lo mismo en materia de salud y seguridad social. El derecho de propiedad tiene que estar al servicio de la persona humana y no ser un derecho sacrosanto que cree tal nivel de distorsiones que terminemos con un sistema capitalista exacerbado.
Falta, a nuestro juicio, y tiene que ser materia de una nueva Constitución, la debida protección a la infancia. Creo que hay temas de fondo que representan un giro radical en materia de garantías de derechos fundamentales que la Constitución tiene que reconocer y hacerse cargo. Ese capítulo va a ser esencial en la discusión de una nueva Constitución.
-¿Es partidario de que la discusión de una nueva Constitución quede radicada en una asamblea constituyente?
-Soy partidario de cualquier procedimiento democrático, participativo, inclusivo y representativo que permita una nueva Constitución. Creo que desechar métodos a priori es una forma de tratar de generar candados respecto de la discusión constitucional. Lo importante no es el procedimiento, que es una herramienta, sino el fin último de tener una nueva Constitución. Yo no me cierro a nada, no demonizo la asamblea constituyente, ni creo que el bicameralismo propio del Congreso Nacional sea el sistema exclusivo, excluyente, único, perfecto, institucional, de tramitación de una nueva Constitución.
-¿Concibe que la discusión de una nueva carta constitucional excluya al Congreso Nacional y pase por otro tipo de órgano?
-Si uno revisa la historia constitucional de Chile, la convención, que es otro nombre para denominar la asamblea constituyente, ha predominado en muchas oportunidades, con delegados elegidos exclusivamente para esos efectos. Eso lo saben todos los abogados que tienen un escaño en el Congreso, independientemente del color político que tengan porque es parte de la formación de todos nosotros.
-Algunos plantean iniciar el proceso constituyente a través de un plebiscito que permita convocar a una asamblea.
-Si los sectores conservadores de este país no son capaces de entender que esta sociedad no resiste más una Constitución que es una imposición en su origen y que en su desarrollo ha sido objeto de parches que no responden a un proceso democrático y participativo, ¿por qué no generar espacios de consulta ciudadana donde el pueblo sea el que se pronuncie sobre una nueva Constitución? Hay que recordar que fue un plebiscito el que sancionó esta Constitución. Si no hay un deseo verdadero de hacer una nueva Constitución y discutir sobre ella, y lo único que se va a hacer es dilatar, obstruir y obstaculizar, no veo inconveniente que se convoque un plebiscito para determinar verdaderamente qué es lo que quiere el pueblo soberano de Chile de una vez por todas.
-¿La Constitución vigente responde a los mínimos estándares democráticos?
-Insuficientemente. Todavía tiene resabios de la dictadura y para muestra un botón; aunque obviamente sin las características del texto originario, todavía existe el Consejo de Seguridad Nacional, instancia con la que, en la medida que está presente, no se respeta a mi juicio el principio fundamental de supeditación del poder militar al poder civil. Esto da cuenta de que nuestra Constitución todavía no es plenamente democrática.
-¿La amplia reforma del año 2005 y la firma del Presidente Lagos no borraron en alguna medida el pecado original de esta Constitución?
-Para nada, son intentos de demócratas que les correspondió dirigir el país en esa época, a los que respeto, que por la vía del acuerdo y el diálogo trataron de perfeccionar un texto que tiene una ilegitimidad de origen manifiesta y que a mi juicio no va a poder nunca ganar una legitimidad de ejercicio por muchas reformas que se le hagan.
