Por primera vez hay en el Congreso una correlación de fuerzas favorable para el término del sistema binominal. Sin embargo, los parlamentarios reconocen que la definición de nuevas reglas electorales traerá incertidumbre y pondrá a prueba la voluntad de cambio. Algunos disensos: redistritaje y número de congresistas.
"Este es el año en que tenemos que hacer esta modificación", le comunicó la ministra Ximena Rincón a los integrantes de la comisión de Constitución de la Cámara de Diputados la semana pasada, en una sesión que fue convocada para abordar la reforma al sistema electoral binominal, sobre la base de tres proyectos que se encuentran en esa instancia desde mediados del año 2012.
"Con el ministro Peñailillo estamos trabajando el binominal y entiendo que él se está juntando con los partidos sobre este tema", precisó la titular de la Secretaría General de la Presidencia, quien agregó que "la idea es que construyamos la propuesta" a partir de diversas rondas de diálogo político y de los proyectos que han sido presentados en el Congreso.
De hecho, la Comisión decidió tomar la iniciativa en este asunto pidiéndole a la Biblioteca del Congreso un estudio comparativo de las distintas propuestas de configuración de los distritos y número de parlamentarios a elegir que plantean las tres mociones mencionadas, entre cuyos autores figuran diputados de la Nueva Mayoría y RN.
El hecho es que por primera vez desde 1990 se da una correlación de fuerzas favorable al cambio del sistema de elección de los miembros del Congreso, tema que el año 2005 fue sacado de la Constitución y hoy -tras la aprobación de la reforma constitucional que suprimió el guarismo "120"- básicamente se concentra en la Ley Orgánica de Votaciones Populares y Escrutinios, que requiere quórum de 4/7 para modificarla, o sea 69 diputados y 22 senadores, mayorías que en principio están disponibles en ambas cámaras.
La coalición gobernante dispone como fuerza propia de 71 diputados y 21 senadores -pudiendo además sumar a estos últimos a los independientes Carlos Bianchi y Antonio Horvath, sin tomar en cuenta que una buena porción de los parlamentarios de Renovación Nacional también se muestran favorables a respaldar la reforma.
Sin embargo, en este caso la aritmética parlamentaria es sólo un punto de partida porque la voluntad política exteriorizada por los diversos sectores se verá puesta a prueba cuando se entre en los detalles de cómo va a ser el sistema que reemplace al desacreditado binominal. La reconfiguración de los distritos y circunscripciones, el número de parlamentarios que se elija por cada una de dichas unidades territoriales, los grados de proporcionalidad que se introducirán y los sistemas de pactos son elementos que generan inevitable ansiedad e incertidumbre en los congresistas, predisponiéndolos por ello a la mantención de las reglas del juego.
"En tanto se acerque el período de elecciones es más difícil avanzar en las modificaciones... así que mientras más luego hagamos esta reforma, tanto mejor para todos", advirtió en ese sentido la ministra de la Segpres. "Obviamente es distinto trabajar sobre un territorio conocido y que uno frecuenta habitualmente a tener que hacernos cargo de uno que no conocemos en su integralidad", apuntó Ximena Rincón, palabras que cuentan con el aval de su propia experiencia como ex senadora por la Región del Maule.
"No hay ningún ejercicio razonable que combine una lógica de proporcionalidad con un componente de territorialidad si no hablamos al menos de 50 senadores y 150 diputados", asegura el diputado Osvaldo Andrade, presidente del PS e integrante titular de la Comisión de Constitución.
Dicho criterio es compartido por la gran mayoría de las bancadas del oficialismo, donde se hace presente que resulta muy complejo avanzar a un sistema que equilibre el número de representantes populares con la cantidad de población y no deje a las regiones con una presencia disminuida frente a las grandes áreas metropolitanas sin aumentar la cifra neta de parlamentarios.
De hecho las mociones en estudio en la Comisión de la Cámara plantean fórmulas con 16, 28 y 34 distritos con un número variable de diputados a elegir en cada uno de ellos y llegando a sumar un total de 136 a 150 congresistas, mientras en el Senado proponen entre 16 y 24 circunscripciones que totalizan de 42 a 48 senadores. (ver recuadro).
Aunque la última reforma constitucional borró el guarismo "120", el diputado UDI Juan Antonio Coloma (hijo del senador homónimo) le pidió al Gobierno que ojalá las propuestas de reforma al binominal se encuadren dentro del actual límite de parlamentarios o en torno a dicho número, argumentando la impopularidad que acarrea toda propuesta de elevar la cantidad de senadores y diputados, además de los mayores desembolsos de recursos públicos que ello involucraría.
"Un tema latente es la proporción de diputados y senadores por habitante, porque hoy existe una desproporción total. Creemos que hay que hacer un esfuerzo en esa línea y en ese sentido un gesto hacia las regiones sería importante", recalca el también diputado UDI Arturo Squella.
Por de pronto, una iniciativa que se encuentra pendiente y que concita acuerdo es la creación de la circunscripción senatorial de Arica y Parinacota, que elegiría dos senadores, con lo cual se corrige la particular situación en la que una de las regiones del país no cuenta con una representación parlamentaria propia en la Cámara Alta, porque hoy deben compartirla con Tarapacá, en la persona de los senadores Jaime Orpis (UDI) y Fulvio Rossi (PS).
"Desde la mirada del Ejecutivo, el binominal cumplió un ciclo y se espera que seamos capaces de llegar a un acuerdo que nos permita dejarlo como un sistema del pasado. Nuestro país quiere más democracia y por ello demanda un sistema electoral más representativo y con rasgos más proporcionales que permitan reflejar la diversidad y pluralismo ideológico de nuestro país", explicó la ministra Rincón a los parlamentarios.
Les previno, sin embargo, que no basta con sustituir el sistema electoral para dotar de mayor legitimidad a la política y facilitar una mayor participación ciudadana, sino que se trata de un paso entre varios que se encaminen a renovar y fortalecer el sistema político.
En ese marco, el Gobierno está acelerando el despacho de la enmienda constitucional que habilita la votación de los chilenos que viven en el extranjero -que se encuentra a punto de ser despachado en la Cámara y debe ir a tercer trámite al Senado- y la ministra citó como parte de la agenda futura de reformas políticas una nueva normativa de partidos políticos y de financiamiento de la política, además de la gran "reforma estructural" que significará la discusión de una nueva constitución.
"Hay muchas propuestas sobre la mesa, no sólo las tres mociones hoy en la Comisión de Constitución, sino otras que se han tramitado en períodos pasados. Con el liderazgo político y conocimiento que existe en nuestro Parlamento podemos ser capaces de revisarlas y hacer una buena propuesta que recoja las virtudes de las que hay y otras que surjan en este nuevo escenario", manifestó la ministra.
En nuestro país coexisten varios sistemas de elección de representantes populares y el binominal es el que se utiliza para definir la integración de las cámaras legislativas del Congreso Nacional.
En cambio, para la elección de los acaldes opera un sistema uninominal sin segunda vuelta; en la de concejales y consejeros regionales un sistema proporcional y en la elección presidencial un sistema uninominal con segunda vuelta y sin reelección inmediata, mientras que en las anteriores existe la reelección indefinida.
