Revelan desde las más complejas mediciones sobre la percepción del Primer Mandatario, hasta el rechazo que la gente sentía hacia su gestión educacional durante las marchas de 2011 y cómo el afecto de la población se enclinaba hacia los universitarios y secundarios.
En julio de 2011, cuando la desaprobación llegaba al 63% y la aprobación era de 27%, se midió el tema educacional a través de distintas firmas. Según el Instituto de Sociología dela UC (ISUC), el 73% evaluaba mal el manejo gubernamental y sólo el 14% lo aprobaba.
Además, el 58% rechazaba el "gran acuerdo nacional por la educación" y el 22% estaba a favor.
En general, la población tenía una buena evaluación de los estudiantes universitarios (66% contra 17% que los calificaba mal) y algo menor, pero igualmente positiva, de los secundarios (58% versus 27%). Por el contrario, el entonces ministro de Eduación marcaba una evaluación positiva de 20% y negativa de 66%, con sólo un actor peor que él: Piñera, con un 18% de evaluación positiva y 67% negativa.
Así, es de entender que sólo a un 53% le pareciera mal que "los estudiantes secundarios continúen en paro, aun cuando pierdan el año escolar" y que el 62% no estuviera de acuerdo con la afirmación "Por culpa de un pequeño grupo la gran mayoría de los alumnos se quedan sin clases".
A pesar de lo "carteleado" del rescate de los 33 mineros en 2010, al año siguiente ya no marcaba como el hecho más relevante de la gestión, siendo superado por la eliminación gradual del 7% de la imposición de salud para los jubilados y seguido muy de atrás por la reconstrucción post 27-F.
La crisis del gas en Magallanes obligó a medir cuánto castigaba esa zona a Piñera. Entre el 20 y 21 de enero, la empresa ICCOM encuestó por teléfono a 501 personas en el país y 504 en la región "al rojo"... con resultados lapidarios.
Mientras a nivel nacional la aprobación resultó ser de 47% y el rechazo de 38%, en Magallanes los guarismos arrojaron apenas un 13% de respaldo y un 77% de rechazo.
El mismo estudio fue durísimo en medir la opinión sobre el entonces gobernante "como persona". Sólo el 27% contestó "favorable" en Magallanes, mientras que el 66% lo calificó de "desfavorable". En el resto del país las cifras fueron de 57% a favor y 36% en contra.
Aunque el Presidente se despide con aproximadamente un 50% de aprobación, durante casi toda su gestión los números estuvieron en rojo.
El momento más duro lo vivió en 2011, cuando según el ISUC sólo el 23% aprobaba cómo conducía el gobierno, mientras que el 66% lo rechazaba. El mismo estudio midió sus atributos: el 25% manifestó que era "creíble".
En octubre de 2013 Piñera se embarcó en una gira con una encuesta interna en la mano, que sugería que había acertado políticamente en cerrar el Penal Cordillera, a pesar de las molestias que generó en la "familia militar" y del suicidio de Odlanier Mena. El sondeo entregado por ICCOM preguntó a 504 personas "¿Está de acuerdo o en desacuerdo con la decisión del Presidente Piñera de cerrar este centro carcelario?" El 84% estuvo de acuerdo y el 9% en desacuerdo.
El mismo estudio preguntó si con esta decisión Piñera "está siendo coherente con sus principios...", afirmación con la que estuvo de acuerdo el 56%, mientras que un 28% se inclinó por la frase "está traicionando las convicciones de la centro-derecha que él representa".
También se midió el programa Vivir Sano, arrojando que en 2011 el 69% creía alimentarse saludablemente, mientras que el 93% de los encuestados pensaba que los chilenos no tienen buen hábito alimenticio.
Alentadoramente para el gobierno, el 70% estaba de acuerdo con eliminar la comida chatarra de los colegios y hasta se preguntó si se está de acuerdo con aprobar una ley que "prohibiera a empresas como Coca Cola o Milo que organicen y auspicien eventos deportivos escolares" (53 Sí, 35 No).