Política
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Las inquietudes y alarmas de los «históricos» de la UDI ante la pugna por la próxima directiva

Hasta ahora, no se han cuadrado ni con Víctor Pérez ni con Ernesto Silva.

por:  Sebastián Minay, Mariajosé Soto y Phillip Durán
viernes, 21 de febrero de 2014
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Un proceso tenso, incierto e inédito comenzaría a vivir la UDI en los próximos meses, con miras a definir en mayo su nueva directiva. En esta etapa, no sólo ya se han movilizado los declarados contendores, el senador Víctor Pérez Varela y el diputado Ernesto Silva Méndez, junto con sus adherentes inmediatos. El escenario también ha sido hasta ahora lo suficientemente agitado como para que, lejos de tomar palco y marginarse, los denominados dirigentes «históricos» del partido hayan comenzado a hacer sus advertencias y en algunos casos encender alarmas... aunque de momento sin jugarse abiertamente ni por uno ni por otro bando.

Así, en las últimas semanas, parte de estos "prohombres" del gremialismo han hecho saber que la antesala de la elección arroja señales preocupantes. Con un partido muy golpeado por la contundente derrota parlamentaria y con los "coroneles" -Jovino Novoa, Pablo Longueira, Andrés Chadwick y Juan Antonio Coloma- divididos y fuera de juego como cúpula controladora interna, la previa a los comicios internos figura lejos de decantarse por uno de los dos competidores. Menos con las rivalidades y heridos de los últimos años.

Ante ello, parte de los históricos ha sacado la voz tanto de manera informal como en una de las instancias oficiales donde hacen sentir su peso: en las reuniones de lunes en la mañana del denominado "comité de comunicaciones". Allí concurren, entre otros, los hermanos y socios Carlos y GabrielVillarroel, abogados cuya voz es escuchada y valorada por sus análisis ante temas delicados; el asesor comunicacional Manfredo Mayol, clave en períodos electorales y al igual que los dos anteriores, férreo aliado de Jovino Novoa; Ignacio Astete, gremialista de los primeros -desde que era presidente del Frente Nacional de la Juventud en la era Pinochet- y actual integrante del Tribunal Supremo; el ingeniero civil Domingo Arteaga, ex vicepresidente del partido en el primer período de Novoa (1994-1998), y el abogado Manuel Cereceda, ex alcalde de Quinta Normal, ex gerente de la Conferedación de la Producción y el Comercio (CPC), y en su día uno de los puntales de la aventura presidencial de Joaquín Lavín a través de la fundación "La Vaca".

A la cita suele sumarse al menos parte de la directiva, parlamentarios y otros personeros del partido.

Según recuerdan algunos de sus integrantes, en la última sesión antes de entrar en receso veraniego, el lunes 27 de enero -el mismo día en que se conoció el fallo de La Haya, y que se dedicó a analizar el debate del Consejo Directivo Ampliado del 10 y 11 de enero-, Carlos Villarroel planteó su incomodidad por una de las aristas que tomaba la cuestión de la directiva: que se instalara en público la disyuntiva entre "los más jóvenes" y "los más viejos" del gremialismo, tomando como extremos el grupo que ha conducido clásicamente la tienda, y por otro la generación más reciente de parlamentarios.

Entre los presentes se recuerda que el abogado consideró injusto que con ello se pretendiera "jubilar" a una generación fundadora de la colectividad. La queja se suma a otras de los históricos, entre las cuales la que circula -y se comenta- con más fuerza apunta a que las primeras escaramuzas han evidenciado un tono y un lenguaje tan duro , que atenta contra lo que queda de uno de los baluartes del gremialismo: su monolítica cohesión interna, que hasta hace algunos años impedía que todo disenso pasara a la esfera pública.

Los dos "golpes" que encendieron las alarmas


Dicho punto, aseguran en la directiva del partido, ha sido marcado principalmente por los Villarroel y por Astete. Para muchos, el asunto se remite al menos a dos episodios hasta hace poco impensados en Suecia 286.

El primero ocurrió el pasado 5 de diciembre, cuando el diputado Arturo Squella -fiel partidario de la opción de Silva- sostuvo que a "(Andrés) Chadwick no lo veo en la UDI, él defiende posturas que no representan nuestras ideas", emplazando al ministro del Interior a definirse si después de marzo "quiere estar con Sebastián Piñera en esta nueva derecha o si quiere volver a sumarse con fuerza a defender posiciones UDI".

Aunque en una facción importante del gremialismo químicamente puro el rol del ministro del Interior ha motivado malestar y quejas -blindó a Piñera por el aniversario del "11" y fue temprano impulsor del AVP-, su figura sigue generando respeto. Y las críticas de Squella fueron percibidas transversalmente como fuera de los códigos internos.

El segundo hito, más reciente, se produjo el 12 de febrero, cuando tres diputados -David Sandoval, Manuel Rojas y Giovanni Calderón- cuestionaron abiertamente los vínculos de Silva con la Universidad del Desarrollo, al advertir que si preside la UDI ello expondrá al partido a un flanco constante.

Estos y otros elementos, afirman en el partido, habrían incidido en que esta vez los históricos no están jugados desde ya, ni menos alineados como bloque, ni por Pérez ni por Silva . Incluso, en el círculo cercano al diputado por Las Condes se reconoce que tanto los Villarroel como Astete -afines a la plataforma de Silva de revitalizar el ideario más tradicional de la colectividad- han tomado distancia de su candidatura a raíz del asunto de "jóvenes versus viejos", pese a que ven en él un líder promisorio.

¿Partido de enemigos?


Todas estas señales, observan los conocedores de la interna, han puesto sobre la mesa cierta inquietud ante el riesgo de que la UDI termine cayendo en lo que siempre sus líderes han querido evitar: que se generen "lotes" o facciones rivales entre sí, como ven que ocurre en otras tiendas, y que conviertan al partido en ingobernable.

El punto es crucial si se considera que cualquiera sea la nueva directiva, tendrá que enfrentar los dos primeros años de regreso en la oposición, para terminar en la antesala de las elecciones municipales del 2016 y ya, para entonces, con el panorama presidencial en pleno desarrollo.

Así y todo, el diagnóstico tampoco es único entre los mencionados históricos. A Arteaga, por ejemplo, más que alarmado por el tono de las disputas, le inquieta, dicen, la falta de unidad de fondo en la UDI, como lo planteó drásticamente en su extenso discurso del pasado Consejo Directivo Ampliado del 11 de enero, donde algunos recuerdan haberle oído sostener que "de un partido de amigos, nos convertimos en un partido de enemigos".

Pero ni siquiera los mismos históricos, se observa, han podido evitar involucrarse en las pugnas y "lotes" internos. El año pasado, Manuel Cereceda decidió dejar de asistir a las sesiones del comité de comunicaciones y marginarse de él  en protesta por la decisión de bajar como candidato a diputado por Melipilla a su amigo Cristián Letelier , quien ocupaba el escaño en reemplazo del designado senador Gonzalo Uriarte.

Cereceda -quien ha dicho que podría acercarse de vuelta al partido en marzo próximo- ha conversado con Pérez, con quien siente una cercanía que no tiene con Silva. Pero un apoyo declarado y abierto suyo a su postulación está sujeto a la gruesa duda que inquieta a varios dirigentes: si la candidatura del senador efectivamente llegará hasta el final o si terminará bajándose en favor de quien muchos consideran el "gran tapado" de esta historia: Juan Antonio Coloma (ver recuadro).

El volátil mapa de poder interno


Que los históricos tengan un diagnóstico preocupante, pero que mantengan en suspenso su preferencia, también tiene que ver en parte con que el escenario político de la UDI es más volátil que nunca, se subraya en el partido.

Y ahí la impresión generalizada es que el gremialismo asiste a un proceso inédito, con su mapa de poder en pleno cambio tras lo que parece ser el fin de la era de los "coroneles". Para que éste recién comience a asentarse, se prevé, habrá que esperar un eventual sinceramiento de la elección interna hacia fines de marzo.

Para esa fecha -los días 28 y 29- está contemplada una convención que podría abordar cambios a los estatutos de la tienda... y en torno a la cual la contienda por la nueva mesa podría escalar, como temen algunos. Y tampoco se descarta que la interna se complique aún más si a la larga entran en el juego nombres como el del senador Hernán Larraín.

De cualquier modo, entre los históricos se hace notar que aún faltan piezas cruciales en el puzzle, como las señales que entreguen figuras como Evelyn Matthei o Jovino Novoa, a quien se le atribuye favoritismo por Silva, pero cuyo círculo íntimo no figura alineado con él.

No escapa al análisis compartido otro punto preocupante. Una de las muestras más potentes de la crisis que enfrenta la UDI es que, por primera vez, el partido "desapareció" durante el verano, sin marcar presencia, sin instalar voceros ni menos articular organizadamente un frente de críticas al entrante gobierno de Michelle Bachelet por el "caso subsecretarios". Cuestión que alarma si se pretende marcar una oposición nítida a contar de marzo.

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