Ingresó el año pasado como uno de los "rostros nuevos" a la vocería del comando presidencial de Michelle Bachelet, pese a tener una larga trayectoria al interior del PS y a haber ocupado la Superintendencia de Seguridad Social en la primera administración de la ex mandataria. Y este jueves, Alvaro Elizalde fue notificado de que mantendría su rol, pero esta vez como Ministro Secretario General de Gobierno.

"Estoy muy agradecido de la convocatoria de la Presidenta Bachelet para poder acompañarla en esta nueva etapa", indicó Elizalde tras posar junto a Bachelet y el resto del gabinete ayer en el Hotel San Francisco, en la ceremonia de anuncio del nuevo gabinete. "Lo importante es avanzar en el programa que la presidenta comprometió durante la campaña", agregó el próximo secretario de Estado.

Y en seguida, debió asumir su rol de vocero de la nueva administración, rechazando críticas por la inexistencia de paridad en el gabinete y por el hecho de que Bachelet no cumpliera su promesa de presentar juntos a ministros, subsecretarios e intendentes. "Es un número significativo de mujeres, lo importante es que están los mejores", dijo sobre el primer punto, mientras que sobre el segundo tema indicó que "lo tradicional en Chile ha sido que se presentan primeros los ministros, y lo importantes es que la presidenta está trabajando".

Antes de ingresar al comando en 2013, Elizalde era el secretario general de la directiva socialista, encabezada por Osvaldo Andrade. Parte de la tendencia "tercerista", integrada también por el senador Juan Pablo Letelier y el ex ministro Ricardo Solari. Su nombramiento como secretario de Estado fue puesto en entredicho a mediados de semana luego de que Solari apareciera como una de las cartas para asumir un cargo en La Moneda, situación que finalmente no se produjo.

A mediados de la campaña presidencial, Elizalde -como jefe de comunicaciones del comando- compartió el rol de vocero con Javiera Blanco, lo que abrió nuevamente comentarios sobre su continuidad. Sin embargo, en la Nueva Mayoría dicen que su perfil completamente alineado con Bachelet jugó a favor para que finalmente terminara proyectando la vocería del equipo de campaña a asumir el cargo de portavoz de Palacio.