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Pescadores de Arica en ascuas: "Si cambian los límites, tendríamos que ir a pescar a la altura de Pisagua"

Creen que si el fallo es adverso, la actividad decrecería entre 60 y 80%, pero si tienen que cambiar de ocupación "no estamos para ser taxistas".  

por:  Cristián Bustos desde Arica /La Segunda
lunes, 20 de enero de 2014
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Manuel Guajardo Torres mira la fotografía de su bisabuelo Telésforo Guajardo Vieyra, héroe de la Guerra del Pacífico y que murió en el Campo de la Alianza como oficial del Cuarto de Línea, y piensa en voz alta: "¿Por qué, si pudimos convivir pacíficamente por años con la línea del paralelo ahora pretenden cambiarlo todo? Digan lo que digan, era un tratado que ambos lo respetábamos con un margen de tolerancia de 10 millas para allá y para acá, si alguien se pasaba de los límites".

La fotografía de su bisabuelo preside la sede de la oficina de Guajardo, 71 años, en el puerto de Arica, donde está la sede de Asoarpes (Asociación de Armadores Pesqueros), que son los industriales "chicos" que venden sus capturas a las grandes empresas. "Mi bisuabuelo era de Taltal -agrega- antes de la guerra, desde entonces sus descendientes somos todos ariqueños, como yo y mis nueve hermanos", agrega el dirigente gremial.

La inquietud abruma a Manuel Guajardo, porque ve amenazada su fuente laboral si el fallo de la Corte de La Haya llega a acoger parcial o totalmente la reivindicación peruana, que obligaría a una redefinición de los actuales límites marítimos, particularmente para le pesca a gran escala.

En este caso, los pequeños industriales como él quedarían como dice "al borde de la desaparición. Somos pequeños empresarios, como los antiguos micreros, un barco, un dueño, y en cada buque hay unos 10 tripulantes que suman una 500 personas y en tierra en labores logísticas y de mantención otras 200 más. Es decir, 700 personas a la calle".

Según el dirigente, la captura de los pequeños y medianos industriales pesqueros es de 120 mil toneladas anuales promedio de anchoveta en los últimos diez años, que venden a las plantas industriales para elaboración de harina de pescado y el aceite Omega 3. "Con los nuevos límites marítimos tendríamos que salir a pescar a la altura de Pisagua, en alta mar, y los costos y capacidad de nuestras embarcaciones, de no más de 50 toneladas, no darían. Muchos quedarían en el camino".

Por eso se muestra receptivo a la opción de un Plan de Mitigación, que será lo que discutirán esta tarde en la Gobernación de Arica con el Canciller, Alfredo Moreno; el ministro de Economía, Félix de Vicente; el agente ante La Haya, Alberto van Klaveren, y otras autoridades.

 

Posible reconversión: No aceptan ser peluqueros o gásfiter

 

Guajardo piensa que "a lo mejor habrá que derivar en la industria acuícola, pero para eso se requiere de capital de trabajo y que las autorizaciones no excedan de los 6 meses. Hoy, con la burocracia, tardan entre seis y ocho años en dar las concesiones marinas, ¡porque no van a pretender que nos convirtamos todos en peluqueros!", remata Guajardo.

Una opinión más tajante es la del presidente de la planta procesadora de Corpesca (los "peces gordos" del sector), Ramón Morales: "Aquí no va a pasar lo del carbón, donde todos se terminaron muriendo de hambre con cursos de peluquería o gásfiter para cálefon que acá no usamos. En Arica el 15% de la población (160 mil habitantes) está ligada a la industria pesquera".

Ellos son los trabajadores de las grandes corporaciones industriales y realizan capturas desde la milla 40 a la 70, con embarcaciones de hasta 500 toneladas, y, sin duda, serían los más afectados. Tendrían que ir a buscar a alta mar a partir de Pisagua en la eventualidad de una nueva delimitación, opinan.

"Las empresas pesqueras reducirían sus flotas porque no se justificarían los incrementos de sus costos, y el desempleo será gigantesco. Solamente en Arica trabajan unas 3 mil personas entre tripulantes, motoristas, empleados de las plantas, logística y mantenimiento. Sería una catástrofe, porque la actividad se reduciría entre un 60 a un 80% y así se lo hicimos ver a los parlamentarios cuando fuimos al Congreso y a las autoridades", agrega Morales.

En tanto, el presidente del sindicato de Tripulantes, Miguel Ahumada, dice que "este es un sector donde los trabajadores tenemos un promedio de edad de 50 años. Si perdemos la fuente de trabajo tendríamos que anticipar nuestras pensiones que serían miserables. Hoy todos los jóvenes se van a la minería que paga mejor. De manera que hablar de planes de mitigación es una tontería.".

A su vez el presidente de los motoristas industriales, Pedro Contador, señala que "esta es una actividad histórica que se traspasó de padre a hijo. La pesca industrial de la anchoveta es más o menos de 500 mil toneladas anuales y las plantas de Arica procesan entre 300 a 350 mil toneladas. Lo que pasaría es que las compañías desarmarían todo y se irían a otra parte como Tocopilla, por ejemplo, porque con los nuevos límites está estudiado que la baja en las capturas no será menor al 60 y 80% de la pesca actual. ¡Cómo vamos aceptar esto si somos tan chilenos como los del resto del territorio!".

Morales, Ahumada y Contador están en la postura más dura de los pescadores: "Arica está viviendo un momento histórico. El gran error de Chile fue haber aceptado ir a La Haya. El diputado Jorge Tarud tiene razón cuando dice que cómo vamos aceptar que gente que ni siquiera conoce Arica, va a estar resolviendo el futuro de toda una ciudad y sus habitantes", dicen.

Luego las emprenden contra "los gobiernos a los que se les olvida que Chile comienza en Arica y no en Iquique. Este es un asunto de soberanía y no de un simple nacionalismo. Tiene que ver con la defensa de nuestros límites y derechos que hemos ejercido y que no se pueden cambiar de la noche a la mañana. Hemos sido pescadores toda la vida y a nosotros nos entierran como pescadores. No vamos a aceptar un fallo adverso", afirman enérgicamente.

Aseguran que esta tarde, en la reunión con el Canciller y las demás autoridades, les transmitirán claramente que "no aceptaremos la reconversión". Reconocen que "de alguna manera" canalizan el pensamiento de los grandes empresarios que oficialmente en toda esta situación no se han pronunciado públicamente.

 

"Vamos a escuchar...y después veremos"

 

Los artesanales representan a mil 800 personas que en forma independiente trabajan con sus faluchos y embarcaciones, principalmente entre las 10 y 12 millas, por lo que no sufrirían grandes impactos. Su principal actividad extractiva es la corvina, cojinova, el "bonito".

Sergio Guerrero es dirigente y no se muestra a priori reacio a una "mitigación" o "reconversión", siempre y cuando se aclare qué se entiende por eso. "Algunos de los nuestros a veces salen a aguas de altura (alta mar), donde se pesca la palometa, el tiburón, la albacora y el bacalao... Los nuevos límites significarían tener que salir a buscar esas especies hacia el sur y nuestros costos no lo soportarían", precisa.

Junto con el co-representante, Antonio González, dicen que "vamos a escuchar y después veremos, pero no descartamos las movilizaciones sociales. Los artesanales tenemos en promedio 55 años de edad. Es lo que hemos hecho toda la vida y nadie tiene ganas de andar manejando taxis".

 

Sergio Guerrero, presidente del gremio.

 

Los dirigentes de los pescadores industriales: Juan Díaz, Miguel Ahumada, Pedro Contador y Ramón Morales.

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