Los historiadores Juan Luis Ossa (Universidad Adolfo Ibáñez) y Joaquín Fermandois (de la UC) dibujan hoy las semejanzas y diferencias entre el momento actual de la derecha y el año 64 cuando este sector fue prácticamente borrado del mapa.
La dura derrota de Evelyn Matthei encendió el debate: ¿Es este el peor momento de la derecha chilena?, ¿qué pasó con su proyecto político?, ¿se necesita de una refundación de su ideario?
Este difícil trance, hacen notar los entendidos, parece no ser gran novedad: En 1964 y 1965 el sector fue literalmente "borrado" del mapa político al perder por un muy amplio margen los comicios presidenciales y parlamentarios. Los dos partidos tradicionales, el Conservador y el Liberal, que venían del siglo XIX, simplemente se disolvieron.
Así las cosas, los historiadores Juan Luis Ossa (Universidad Adolfo Ibáñez) y Joaquín Fermandois (de la UC) dibujan hoy las semejanzas y diferencias de ambos momentos. Coinciden en que la derecha está en problemas y que llegó la hora de repensar las ideas que sustentan a los partidos. En este análisis que hacen para "La Segunda", dice uno, además debería existir un alejamiento con la obra de Augusto Pinochet.
También hay tiempo para otras conclusiones, como que en los últimos cuatro años la derecha fue incapaz de responder al cambio social que se expresó con fuerza en las calles.
¿Cuánto poder perdieron ayer la Unión Demócrata Independiente y Renovación Nacional?, ¿podrá el Presidente Piñera ejercer el liderazgo del sector, tal como lo hizo Jorge Alessandri? Sólo el tiempo traerá esas respuestas.
El director ejecutivo del Centro de Estudios de Historia Política de la Universidad Adolfo Ibáñez, Juan Luis Ossa -doctor en Historia Moderna de la Universidad de Oxford- hace un paralelismo entre la actual situación política con lo sucedido en los años '60.
Los resultados electorales de anoche, dice, le dan "la impresión de que la sensación de crisis está instalada hoy de una forma similar, o con la misma profundidad, que existía en 1964-1965".
- ¿De dónde viene esa sensación de crisis?
-Al ser los contextos históricos tan distintos, hoy no te encuentras con mucha gente temerosa de un posible establecimiento de un gobierno marxista, como sí ocurría en los '60. Cuando yo hablo de las crisis me estoy refiriendo a un fenómeno que ocurre al interior de los partidos.
- ¿Esta crisis puede llevar al fin de los partidos tradicionales, como sucedió en 1965?
-No sé, pero hay muchas personas que han sido bien claras en querer ejercer un poder refundacional. Ahí tenemos muchos nuevos movimientos políticos que buscan un espacio que, según ellos, se les ha negado a lo largo de los últimos años. Estos movimientos tienden a lo mesiánico, muy concentrados en un líder... como Evópoli.
- Con los resultados de ayer, han dicho algunos, queda la sensación de que las ideas de derecha quedaron arrinconadas.
-Hay una mezcla de varias cosas. Primero, este país es de centro-izquierda. Eso para empezar. Segundo, el fenómeno Bachelet es algo que no se había visto nunca en la Historia de Chile. Un tercer aspecto es que la centro-derecha no se ha pensado a sí misma. Hace mucho tiempo que no encuentro intelectuales metidos en el tema de qué se entiende por centro-derecha o cómo se debe vincular la derecha con la dictadura. No hay una base de ideas, no veo un producto que te haga pensar 'ah, aquí se está pensando la nueva derecha'.
- ¿Eso pasa por desligarse del régimen de Pinochet?
-La derecha debería cortar completamente con la dictadura.
- ¿Volcarse hacia el centro?
-Si la derecha tiene vocación de poder, que supongo que la tiene, tiene que irse hacia el centro.
"La pura eficiencia es importante, pero no basta", dice el historiador Joaquín Fermandois, académico de la Universidad Católica .
A la hora de hacer un análisis sobre el difícil momento que vive la derecha chilena, Fermandois cree que "esta derrota, en parte, es culpa de la misma derecha y del Gobierno que no tienen un discurso común, no tienen una idea de país".
El profesor, al igual que Ossa, también compara lo sucedido ayer con lo ocurrido en los 60. Eso sí, acota, no todo es igual: "Ahora no estamos en crisis, no ha habido crisis económica y en general el sistema político en términos formales no está insano. Hay un malestar, indudablemente, hay un problema de desafección... y eso se debe, en parte, al mismo éxito chileno".
- ¿Cuál es su interpretación de lo sucedido?
-La sociedad, por medio de las protestas, de un malestar, adquirió más fuerza porque el Presidente Piñera no supo dar un mensaje, no dio una palabra, un aliento. Y la derecha tampoco, y todo esto se magnificó en septiembre a raíz de los 40 años del golpe, donde tuvo que quedarse callada, no supo qué hacer, qué decir y, claro, los adversarios usaron y abusaron de este momento.
-¿En qué pie quedan las ideas de derecha?
-Tienen que ser repensadas, pero entendiendo que la libertad económica no es la única idea de derecha. Porque cuando se habla de libertad, se habla mucho de libertad económica, pero eso es sólo para los grandes empresarios y para algunas pymes. La derecha tiene que asumir algunos elementos nuevos, y demostrar que los puede manejar.
Para Fermandois, la tarea más urgente es renovarse: "Pensar, no autodestruirse. Porque la derecha tiene un tercio de los votos, sigue siendo una potencia fuerte. Tiene que pensar qué quiere. Eché de menos en el discurso de Evelyn Matthei ayer una referencia patriótica, la idea de patria, de nación, sigue siendo importante y Michelle Bachelet la usó. Son esas cosas que a la derecha se le olvidan.
- Tras las derrotas del 64 y el 65, Jorge Alessandri siguió siendo el principal referente de la derecha. ¿Puede Piñera seguir ese camino?
-Piñera no es líder político, ha sido un eficiente administrador, pero no ha tenido un mensaje político, lo inventa cada cierto tiempo. Tiene una deficiencia por ese lado, las cosas pueden cambiar de aquí a cuatro años, pero no creo que él pueda surgir como líder efectivo y triunfante de una nueva derecha.