En efecto, cuatro de cada diez personas entrevistadas en el estudio (41%) consideran que el ex ministro de Defensa resultó el gran derrotado de dicha jornada electoral , percepción que es compartida en magnitudes parecidas por hombres (42%) y mujeres (39%).
Asimismo, un quinto de los encuestados (20%) estiman que el otro gran perdedor de las primarias recién pasadas fue el precandidato democratacristiano Claudio Orrego , aunque en su caso no había expectativas de triunfo sino que su gran apuesta era escoltar a Michelle Bachelet en un segundo lugar. Finalmente llegó tercero, el peor resultado de un postulante DC desde el retorno a la democracia.
Sólo un 7% de las personas sondeadas por La Segunda-UDD opinó que el gran perdedor de los comicios del 30 fue el senador radical José Antonio Gómez -quien llegó cuarto y último en la primaria opositora-, algo que probablemente se explica porque siempre estuvo dentro de todos los pronósticos de los analistas.
En contraste con lo anterior, un porcentaje significativo de los entrevistados en la encuesta (38%) consideró que el ex ministro de Hacienda Andrés Velasco -que llegó segundo en la primaria del pacto Nueva Mayoría- es el candidato no ganador que "tiene más futuro".
El economista independiente ha dicho que el 13% de votación obtenido lo motiva a seguir participando en la actividad pública y en la renovación de las prácticas políticas, aunque anticipó que ello no lo hará desde un futuro gobierno sino que desde la sociedad civil.
Un 19% opinó que quien tiene más futuro es Andrés Allamand, quien ya anunció ser candidato a senador por Santiago Poniente y no descartó insistir en la presidencial del 2017.
El nuevo escenarioT al como lo advertimos en la encuesta de mayo, cuyos resultados claramente anticiparon la primaria de junio, la pregunta obvia, en esta oportunidad, tiene que ver con cómo votará el electorado en noviembre. De ahora en adelante el desafío consisten en leer adecuadamente el nuevo escenario y evitar una lectura desde la primaria, la que puede ser una muy mala guía a la hora de construir estrategias.
Al respecto, la encuesta La Segunda-UDD si bien muestra una distancia importante entre Longueira (25%) y Bachelet (39%), dependiendo de diversos factores es posible que el resultado se estreche en los próximos meses.
En las distintas encuestas que se han realizado en los últimos dos años, el porcentaje que finalmente vota es inferior al que declara que lo haría. Esta situación puede traducirse en que los resultados sigan las tendencias que hasta ahora se han observado en las elecciones previas al voto voluntario. Es por ello que el llamado de Bachelet a movilizar e incentivar la asistencia a las urnas no es un mero decir, de ello puede depender un escenario exitoso de primera vuelta. Así, de votar sólo los que siempre lo han hecho, podría generar un resultado mucho más estrecho y de segunda vuelta.
Ahora bien, como se mencionó, la lectura que se ha estado haciendo en las últimas semanas a partir de los resultados de la primaria puede ser una muy mala guía. Como ya se ha señalado, en 1999 el triunfo apabullante del progresismo de Lagos sobre la DC, a fin de cuentas sólo mostró que las fuerzas de la Concertación tenían un marcado sesgo hacia los sectores de izquierda. Sin embargo, el resultado en la elección presidencial cambió notablemente a medida que se desarrollaba la campaña. Ciertamente, los tiempos eran otros, por lo pronto, las "ideas de cambio" que en aquel momento estaban monopolizadas por la Alianza hoy parecen mejor ancladas en el bloque opositor.
Un segundo hallazgo que muestra la encuesta es el rol que Enríquez-Ominami y Parisi tendrán en la elección. Enríquez-Ominami, si bien no parece surgir con la misma fuerza, sí parece tener el suficiente apoyo como para forzar una segunda vuelta (7%), incluso bajo un ejercicio en que se excluyan el porcentaje que declara que "no sabe" o los que "no responden".
Esta eventualidad, la de una segunda vuelta, enfrenta a Bachelet con la disyuntiva entre impulsar un discurso más populista de alta intensidad y generador de expectativas que puede terminar por sepultar a la Concertación o "Nueva Mayoría" en un eventual gobierno a partir de 2014, o morigerar dicho discurso y enfrentar las criticas de legitimidad y credibilidad del mundo de la izquierda.
En el caso de la Alianza, la presencia de Parisi puede ser una constante molestia durante la campaña. El 6% de adhesión de Parisi lo sitúa en el problema de la definición de su discurso o más específicamente hacia qué sectores quiere crecer. En estos momentos, más bien aparece como un candidato antisistema, lo que lo haría competir con el electorado al que apela ME-O.
Finalmente, lo que suceda con la base electoral de Velasco puede tener también un impacto en noviembre . Ciertamente, no sabemos ni podemos inferir, a partir de la encuesta, cómo se distribuyen sus adherentes. No obstante, dado su apoyo a Bachelet y la incorporación de alguno de sus colaboradores al comando de ésta, podríamos estimar que ya están incorporados en la intención de voto por la candidata. No obstante, también es probable que también hayan migrado hacia los "no sabe" y "no responde". De cualquier modo, el que sea considerado como el candidato con más futuro (38%, más del doble de cualquiera de los que le siguen), plantea una serie de interrogantes sobre su impacto en la campaña.
