Golpeado fuertemente por un resultado que no esperaba -los números de La Moneda le daban una ventaja de al menos 10 puntos sobre Longueira-, el ahora ex candidato RN resintió profundamente el golpe. El domingo en la noche no quiso posar junto a su rival, y sólo este mediodía se fotografió con él en un café. Esta semana viaja fuera de Chile, no da señales de repostular al Senado y en su círculo temen el fin de su carrera.
"¡Yo no me voy a prestar para el show de Lavín!" les espetaba la noche del domingo un indignado Andrés Allamand a los diputados RN Pedro Browne y Nicolás Monckeberg , además de su asesor Juan Carlos Jobet , al retirarse de la sede de la UDI por el acceso secundario de calle Lota. "No voy a hacer un show ahí, ya hice mi gesto", les repetía a sus perplejos acompañantes.
Eran pasadas las 21.45 horas y el hasta entonces candidato presidencial de RN ponía fin a una fugaz y polémica visita a la casona de Suecia 286, siguiendo evidentemente a regañadientes el ritual de reconocer su derrota ante el triunfador, y luego de haber pronunciado en Antonio Varas lo que muchos estimaron fue un autocomplaciente discurso, en el que resaltaba las zonas en que había ganado.
Al llegar a la sede gremialista a saludar a Longueira, se produjo una escena que los testigos coinciden en describir como tensa y áspera: no saludó a todos los miembros de la directiva del partido, y cuando Joaquín Lavín y otros le pidieron que hiciera una conferencia de prensa conjunta con el ganador (otros sugerían que ambos se asomaran al balcón de la sede del partido), un muy molesto Allamand se negó y las emprendió con Lavín: "Tú no tienes límites" , le oyeron decirle.
La directiva de la UDI insiste en que dicho episodio marcó un grueso contraste con la visita de la mesa RN y de los ministros de ese partido.
Decidor fue que todo esto ocurriera en la misma casona que RN tuvo que abandonar a mediados de los '80, tras la división del partido que posteriormente dio origen a la UDI.
Y es que la derrota que sufrió anoche no sólo cierra un ciclo y rivaliza en dureza con la que le propinó Carlos Bombal en la senatorial de 1997, sino que -al menos según confiesan sus cercanos- bien podría dejar a Allamand a las puertas de una nueva «travesía por el desierto» (como bautizó al libro que marcó su exilio en EE.UU. tras esa elección), pero esta vez, probablemente... sin pasaje de vuelta.
Porque al menos hasta hoy, al calor de la jornada de ayer, en su entorno creen que el golpe que sufrió Allamand fue tan, pero tan duro, y la interrogante sobre su futuro es tan grande , que muchos creen -pese al viejo aforismo de que en política se puede morir muchas veces, y para qué decir de su propia frase de que "...es sin llorar"- que su carrera política bien podría terminar aquí.
Por lo pronto, no se le ve con disposición a tratar de volver al Senado en las elecciones parlamentarias de noviembre (abandonó el gabinete dentro de los plazos legales) y poco se sabe sobre sus pasos inmediatos, salvo que hoy aceptó ayudar a Longueira en la campaña.
Tras reunirse con el abanderado UDI en el Tavelli de Vitacura con Vespucio, junto a sus respectivas esposas, Allamand dijo que "he conversado personalmente con Pablo, lo voy a ayudar personalmente en todo lo que me solicite y particularmente en los aspectos programáticos, en alguna preparación de debates o intervención si el así lo estima y voy a tener un hilo directo con él ".
Para pasado mañana miércoles tenía presupuestado viajar fuera de Chile con su esposa, Marcela Cubillos .
La sorpresa de los números
"Calma, tranquilos, muchachos", le decía Allamand a su gente anoche, al filo de las 21 horas, cuando llegó a la sede de RN. Constatada la derrota, se encerró con el timonel Carlos Larraín en su oficina, y junto a la mesa y algunos miembros del comando, el ex ministro sinceró que había perdido pero que había ganado en comunas populares. Uno de los presentes levantó la voz para ironizar que "nos ganaron en el centro social, Vitacura, Las Condes y Lo Barnechea".
Luego Allamand pronunció su discurso y regresó a la oficina de Larraín. En medio de los saludos, se fundió en un largo abrazo con el comandante en retiro del Ejército, Sergio Tejos , quien fue su jefe de seguridad cuando estuvo en el ministerio de Defensa y que había salido de la institución para trabajar con él.
La espera previa y la notificación de la derrota Allamand la vivió en su casa, donde pasó la tarde antes de irse a Antonio Varas. Allí estuvo junto a su familia y a Gastón Cumming, Bernardo Matte, Lily Pérez, Juan Carlos Jobet y Francisco Chahuán , entre otros.
Al grupo se había sumado temprano el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla , quien había estado en La Moneda hasta pasadas las 14 horas, y sobre quien corrían fuertes apuestas de que dejaría el gobierno si RN ganaba. Sentado frente a un computador, el viejo amigo y "hermano menor" del aún candidato revisaba las cifras que iba entregando el Servel, y cuando comenzaron a saberse los guarismos de Las Condes (alcalde UDI), Vitacura (RN, ver recuadro) y Lo Barnechea (RN), las caras cambiaron abruptamente.
Que la primaria oficialista se haya decidido más que nada en las comunas del barrio alto -para ser más exactos, el distrito 23, dicen muchos- fue un dato que excedió con creces las pullas y críticas que le propinaban desde las filas de Antonio Varas al "centro social" de Longueira. En el comando de Allamand reconocen crudamente que era un cuadro para el cual no estaban preparados, y que no previeron con exactitud .
De hecho, en las estimaciones internas del comando tenían claridad de que "estaban bien" en sectores medios y populares, pero nunca calcularon que Longueira les sacaría una ventaja tan amplia en el distrito 23.
Además, a la hora de los pronósticos, el golpe más duro fue que durante la semana pasada, tanto en RN como en la UDI sabían que los sondeos encargados por La Moneda acusaban que Allamand le sacaba 10 y hasta 12 puntos de ventaja a Longueira .
En Palacio reconocen que los mismos números mostraban a Allamand imponiéndose en la Región Metropolitana, pero con la salvedad de la zona oriente. Y en el comando derrotado insisten en que esperaban ser vencidos en Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, pero sólo, en el peor de los casos, por un margen de 53 contra 47 puntos. No más.
La "autopsia" de las cifras, trascendió esta mañana, amenaza con provocar roces y recriminaciones entre el grupo de Allamand y La Moneda, cuyos sondeos los primeros critican por falta de precisión a la hora de detectar los puntos que se atacaron en la recta final, como el nicho del C3.
En Palacio no niegan los datos, pero rechazan las críticas.
El coletazo de la salida de Cruz-Coke
Entre las otras razones de la derrota que se comentaban hasta esta mañana en Palacio y en ambos bandos se enumera que Allamand, al centrarse con fuerza en "matar" a Longueira atacando el voto duro de derecha (siempre habló de "gobierno militar" y no de dictadura) finalmente descuido el flanco más de centro, que terminó "fugándose" a Andrés Velasco.
Pero también se menciona que la cuidada operación que terminó sacando a Luciano Cruz-Coke del gabinete al final fue un "boomerang" para Allamand: el rol del ex ministro de Cultura en captar votos independientes no se notó, en contraste con el rol de Lavín (cuya salida fue forzada por la suya), a quien muchos en Suecia 286 le atribuyen un rol importante en una victoria que sólo se zanjó en las últimas dos semanas.
Al final del día, la derrota de anoche tiene un doble sabor amargo, comentaban en la derecha. Primero, perdió en su propia cancha (se la jugó y presionó a la UDI y a Cristián Larroulet por las primarias), y segundo, nunca había estado tan cerca, y con tantos elementos a favor (con Golborne caído a última hora y la UDI tomando riesgos muy altos) para conseguir sólo lo que hasta ahora su ex socio de la Patrulla Juvenil, Sebastián Piñera, ha logrado.
