Senador PS -uno de los más cercanos a Bachelet- desdramatiza escaso rol de los partidos. "Para la gobernabilidad ella necesita el concurso de las fuerzas políticas", asegura. No a la política de consensos: "Lo que necesitamos ahora es una mayoría para enfrentar la desigualdad y eso implica ir más allá de las fronteras de lo que fue la Concertación".
A pocas horas de que Michelle Bachelet anunciara su disposición a ser candidata para las primarias opositoras del 30 de junio -pero con la mirada puesta en las presidenciales de fin de año-, uno de los políticos reconocidamente más cercanos a la ex Mandataria intenta contener "la inflación de expectativas" que genera en algunos sectores de izquierda y del movimiento social su eventual regreso a La Moneda.
El senador socialista Camilo Escalona -quien enfrenta un difícil escenario para su reelección en la Región de Los Lagos debido a la fuerte competencia que le oponen el diputado Fidel Espinoza y el ex alcalde Rabindranath Quinteros- asegura no tener ningún temor sobre las "cuentas que se le van a cobrar" a Bachelet en esta campaña por las tareas no realizadas en su administración y subraya con convicción que ella cumplió el programa que comprometió.
"No tuvimos por práctica el ejercicio de la demagogia y el populismo", enfatiza el hasta hace pocos días presidente del Senado, quien opina que el actual desencanto se origina en "el lamentable ejercicio demagógico de prometer cosas que después no se cumplen".
-El sello ciudadano que se quiere dar a esta nueva candidatura de Bachelet parece condenar a los partidos a un papel secundario o poco visible en esta campaña.
-Una alternativa presidencial tiene dos momentos complementarios pero que no se desarrollan al mismo tiempo: el respaldo ciudadano para transformarse en una mayoría sólida y la articulación del gabinete y las condiciones para gobernar. Cada cual debe tener su tratamiento específico y en esa materia se está haciendo caudal en un vaso de agua.
-¿Los partidos y sus dirigentes son un pasivo para Bachelet?
-La alternativa de liderazgo de Bachelet es posible porque existen millones de chilenos que la respaldan y naturalmente para su gobernabilidad necesita el concurso de las fuerzas políticas para estructurar las respuestas necesarias. Son dos factores enteramente complementarios.
-A su llegada, la ex Presidenta fue emplazada por un joven ex dirigente estudiantil, que le dijo que "el pueblo no olvida ni perdona". ¿Es esto un anticipo de como va a ser interpelada por los movimientos sociales en esta campaña?
-No hay que confundir los movimientos sociales con opiniones individuales. Siempre la ultraizquierda en Chile se presenta como representante de los movimientos sociales y no es así. En ellos hay representantes de todos los sectores. En el movimiento de Aysén había dirigentes sociales de derecha y ésta ganó importantes municipios de la región el año pasado.
"No tengo temor a las cuentas que se van a cobrar"
-En la oposición algunos advierten los riesgos de una "inflación de expectativas" ante los anuncios de reformas profundas por parte de un futuro gobierno liderado por Bachelet.
-El país está compuesto por 17 millones de chilenos, donde unos quieren reformas profundas, otros reformas moderadas y aquellos que no quieren reformas. El gobierno deberá ser capaz de equilibrar y definir a través del diálogo social cuáles son las reformas sociales que cuentan con una mayoría clara y sustantiva y las prioridades para llevarlas adelante. El futuro gobierno tendrá la enorme tarea de realizar reformas institucionales que fortalezcan la transparencia y la participación, junto con reformas sociales que enfrenten el gran problema del Chile actual que es la desigualdad. Hay que impulsar cambios laborales que pongan término al multiRUT, enfrentar el tema del lucro en la educación y tener más recursos para financiar el gasto social. Pero el equilibrio y la prioridad en el desarrollo de estas reformas será fruto del diálogo social que se llevará a cabo en los próximos meses de campaña presidencial y parlamentaria.
-Durante la campaña Bachelet va a ser interpelada para que explique por qué no hizo en su gobierno lo que se promete ahora.
-Hay que informarse bien primero antes de interpelar. Por ejemplo, la ex Presidenta envió un proyecto de fortalecimiento de la educación pública que lamentablemente no tuvo el respaldo social que hubiese permitido su trámite parlamentario. Me habría gustado que quienes señalan que hay una deuda del gobierno de Bachelet con la educación pública hubiesen apoyado esa reforma. Cuando haya una fuerza social que empuje y respalde las reformas que están pendientes en nuestro país posiblemente vamos a tener éxito, aún cuando no tengamos los quórum constitucionales que se requieren. Yo no tengo ningún temor sobre las cuentas que se van a cobrar por las tareas no realizadas. El gobierno de Bachelet cumplió exitosamente el programa que se había comprometido a realizar, que fue fortalecer la protección social en Chile. Hubo otras tareas que se llevaron a cabo en la medida en que los cuatro años lo permitieron y los recursos del estado lo hacían posible. Nosotros no tuvimos por práctica el ejercicio de la demagogia y el populismo, como lamentablemente ha ocurrido en parte significativa de la actual administración. Ahora, que en la ultraizquierda existan personas que reclamen por cosas que no se hicieron será la opinión de ellos pero no son los programas que comprometimos con la ciudadanía.
-Pero en esta campaña Bachelet puede terminar presa de las consignas maximalistas que surjan de los sectores más de izquierda.
-En mi opinión el actual desencanto tiene su origen en un estado débil que no puede hacer todas las tareas sociales que la sociedad demanda, pero también se vincula con el lamentable ejercicio demagógico de prometer cosas que después no se cumplen. En lo que a mí respecta, me esforzaré para que en el diálogo y el debate dentro de la coalición nuestro programa se defina por tareas realizables y no por castillos de naipes que se derrumban con la primera brisa. No podemos alimentar el desencanto promoviendo ideas inalcanzables o cayendo en el viejo vicio de prometer cosas que no se van a cumplir. Eso no significa quitarle potencia a las reformas sociales que tenemos que llevar adelante sino que ellas dependerán de la mayoría que el pueblo de Chile nos entregue en las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales. Dicho de manera más directa: las reformas serán aquellas que la mayoría decida a través del voto ciudadano.
-Eso va a depender de una buena plantilla de candidatos al Congreso. ¿Bachelet debería intervenir en esa definición para tal objetivo?
-Tanto el oficialismo como la oposición enfrentan el desafío parlamentario en nuevas condiciones, que seguramente van a llevar a un porcentaje significativo de renovación.
-¿Bachelet contribuirá a que la Concertación alcance mayoría parlamentaria?
-Lo esencial es tener una alternativa coherente, si aquí cada cual levanta sus propias banderas, genera consignas y se preocupa solo de la opción individual eso se reflejará en malos resultados.
-¿Pero si ella va a trabajar con el Parlamento en los próximos cuatro años no debería influir en el elenco de candidatos?
-Lo que es necesario, a diferencia de elecciones anteriores, es un compromiso inequívoco de respaldo al próximo gobierno. Por eso he insistido en que no se puede ser de gobierno y oposición al mismo tiempo.
"La derecha hizo su gran negocio con los consensos"
-Enrique Correa afirma que viene una oleada de cambios y que ellos deben ir acompañados de nuevos consensos políticos como los de los años noventa.
-No coincido con eso. La derecha hizo su gran negocio con el tema de los consensos y mediatizó la democracia chilena durante mucho tiempo. Lo que necesitamos ahora es una mayoría para enfrentar la desigualdad y eso implica ir más allá de las fronteras de lo que fue la Concertación, sin depender de los condicionamientos de la derecha. Yo estoy abierto a los acuerdos, como lo hice en el año que presidí el Senado, pero cuando a la derecha no le conviene simplemente nos dio un portazo.
-La Alianza ha comenzado a hablar de Bachelet como la candidata del Partido Comunista...
-Eso es de gente desesperada y habla de la poca capacidad intelectual de quienes sostienen esos argumentos. Yo escucho esos argumentos de Melero desde que era alcalde en Pudahuel, hace más de treinta años que repite la misma cantinela.
-Pero el PC va camino de incorporarse a la candidatura de Bachelet.
-La guerra fría terminó hace mucho tiempo y el programa de gobierno no se tiene que ceñir a ningún partido por separado sino a una alternativa con capacidad de llegar a los más amplios sectores. Esa es la tarea de los próximos meses. Ningún partido debe condicionar el programa que se va a proponer a las chilenas y chilenos.
Su campaña al Senado: "Seguro que tendré la mayoría"-¿Inició su campaña senatorial?
-No, lo haré en abril, todavía no pasa una semana desde que dejé la presidencia del Senado.
-¿Cómo vislumbra la competencia y la posibilidad de reelegirse?
-Como todas las elecciones, con momentos de fuerte competencia, de altos y bajos. Pero me siento absolutamente preparado para presentar una alternativa política que sea mayoritaria.
-¿Su candidatura se va a resolver en la primaria del 30 de junio?
-Así espero. Considero que el instrumento para resolver, cuando existen en este caso tres precandidaturas, son las primarias abiertas. Para eso votamos, pedimos que se legislara y así ocurrió. Ahora existe la ley y yo espero que se ocupe. No estoy de acuerdo y rechazo completamente la idea de algunos de mis competidores de hacer una "primaria partidista", reducida sólo a un cenáculo de redes amicales.
-¿En caso de que la primaria le sea adversa, quedará disponible para un puesto de ministro?
-No me pongo en ese caso. Tengo la absoluta seguridad de que voy a tener el respaldo de la mayoría.
-Uno de sus competidores, el diputado Fidel Espinoza, ha debido disculparse por insultar a la ministra vocera de La Moneda.
-Sobre eso no hago comentario.