Política
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El debate que se abrió en el oficialismo: ¿Por qué la derecha se enfrenta ahora por su identidad?

Primero fue Luis Larraín, con "El regreso del modelo", y luego el ministro Cristián Larroulet, con "Chile camino al desarrollo, avanzando en tiempos difíciles". Pero las duras críticas del senador UDI Jovino Novoa al Gobierno -en su libro "Con la fuerza de la libertad"-, y la no menos enérgica réplica del Presidente Sebastián Piñera encendieron el debate interno, casi ideológico, que cruza al sector oficialista.

por:  La Segunda
viernes, 01 de febrero de 2013

¿Quién es quién? ¿Existe o no el "piñerismo"?

Las distintas tendencias dentro del sector -marcadas por el rol económico y social del Estado, o la dicotomía entre liberales y conservadores- son parte de la base del debate. Y en eso, las posturas del Presidente y sus adherentes tienen distinto peso.

La consejera de Libertad y Desarrollo, Lucía Santa Cruz , no cree que el piñerismo "dé para corriente", y enfatiza que en la derecha "siempre ha habido corrientes distintas: una derecha más católica y otra más laica, una más conservadora y otra más liberal, una más libertaria y otra más autoritaria. Pero respecto de las políticas públicas concretas, es más lo que une que lo que divide. Lo malo es cuando estas diferencias se agudizan por conflictos personales de poder". El rector de la UAI y cercano a Piñera, Andrés Benítez , subraya que una clave de las diferencias en la derecha es el rol del mercado frente al Estado. "Los más puristas lo ven casi como un mal necesario y de ahí su afán de sacarlo del camino. Pero hay otro grupo, que representa Piñera, que creyendo en la libertad individual como motor de la sociedad, le asigna un rol también central al Estado. Bajo este prisma, el Estado debe ser fuerte para velar no sólo porque se cumplan las condiciones de la libre competencia, sino de asegurar la justicia social. Por ello, es una frivolidad atar las ideas de la centroderecha a, por ejemplo, una tasa de impuestos". Y afirma que "la corriente piñerista representa una derecha moderna que valida su vocación democrática, alejándola de la dictadura. Es pragmática, capaz de gobernar, y entiende la libertad no sólo como un concepto económico, sino también social".

Para el ministro de Desarrollo Social, Joaquín Lavín -que representa a la camada UDI que llegó al Gobierno-, el pensamiento de centroderecha ha ido evolucionando y que hoy el "principal defensor" de ella es el propio Piñera. "Del Chicago-gremialismo, al conservadurismo compasivo de EE.UU., ha evolucionado a una centroderecha popular como la que encarna Longueira, y a una que hoy también se hace cargo de los derechos del consumidor, de los trabajadores, de una sociedad que demanda más libertades y más democracia".

Mientras que el director de la Fundación Jaime Guzmán, Jorge Jaraquemada -que participó en la redacción del libro de Jovino Novoa-, afirma que "en el último tiempo ha ganado espacio una corriente que entiende la libertad como la sola afirmación de la autonomía individual y que se concreta en una agenda que la privilegia sobre el bien común. Esto conduce al estatismo económico, al relativismo ético, a reducir a la política a una mera actividad técnica y a un concepto de pluralismo cada vez más cercano al "todo vale"". Según afirma, "no creo que exista el piñerismo , salvo que se entienda por ello a quienes defienden los logros del actual gobierno, pues lo relevante de esta discusión no es quiénes encarnan liderazgos, sino las definiciones sustantivas y permanentes que otorgan identidad a un sector político.

¿Por qué debatir en el último año de Piñera? ¿Impactará en la presidencial?

Que la discusión interna en el plano de las ideas se haya intensificado en la recta final del gobierno es algo que no extraña. Más que nada, es el análisis en el oficialismo, se debe a la presión electoral, tanto por la necesidad de sincerar posturas como por la carrera por instalar banderas para cuatro años más.

"En un período preelectoral es lógico que los proyectos se contrasten. Esta elección no será igual a las anteriores: una Concertación con el PC, donde varios partidos y dirigentes han hecho suya la propuesta de una Asamblea Constituyente... hay mucho en juego", afirma Santa Cruz. Agrega que "las crecientes diferencias entre Gobierno y oposición impulsan a la derecha a reivindicar la conveniencia de sus ideas y valores", lo que "es el fundamento de la postulación de Andrés Allamand: el convencimiento de que ya no estamos discutiendo problemas puntuales, sino temas de fondo".

Lavín, por su parte, cree que es "lógico" que a 13 meses del término del gobierno se piense en un legado. "Cada gobierno imprime un sello que representa un viraje hacia sus ideas más profundas. En lo social, el viraje ha sido muy grande y sus efectos se verán en el tiempo. El gobierno del Presidente Piñera es, por lejos, el que le ha dado un empujón o una oportunidad a más personas para que salgan adelante por sí mismas. Esta nueva forma de actuar en lo social está en el corazón del pensamiento de la centroderecha".

Por su parte, Jaraquemada cree que la discusión se produce ahora "porque estuvo ausente en las campañas presidenciales anteriores, donde los ejes de contenido estuvieron fuertemente colocados en las propuestas programáticas y no en el proyecto político del sector. Era un debate pendiente que había que abordar". Según afirma, "lo esperable es que incida en la conducción de la campaña y en la forma de gobernar. Se trata de explicitar la identidad y convicciones del sector".

Para Benítez también es "natural" que este debate se dé al término de un gobierno. "Los distintos grupos están tratando de presionar por imponer sus ideas para la próxima elección. Lo mismo sucede en la Concertación, donde algunos piden que el hipotético segundo gobierno de Bachelet sea más de izquierda. Pero al final, este país no está para aventuras extremas. Quien plantee su campaña desde esa vereda, perderá, y quien intente gobernar de esa manera, fracasará".

Al final... ¿qué es lo que está en juego? 
 
Hasta ahora, ante cada elección RN y la UDI luchaban por imponer un mero dominio electoral. Hoy la apuesta es más profunda: se cree que acá se juega la línea política de fondo de la derecha y su influencia en un eventual segundo gobierno de la Alianza.

"Lo que está en juego en este debate y en la próxima elección es seguir avanzando en este tipo de sociedad, siempre con la gradualidad propia de los cambios en democracia", afirma Lavín. "El cambio que experimentó la política chilena a fines de los 90', en que la gente vota más por las personas que por las ideologías, se mantiene. Es evidente que los dos más probables candidatos, según las encuestas, Bachelet y Golborne, están ahí por sus carismas personales. Por eso tampoco hay que sobredimensionar el debate ideológico".

Jaraquemada le otorga una importancia fundamental al tema. "Está en juego la visión de persona y de sociedad que prevalecerá en la centroderecha, pues toda discusión política será siempre ética antes que técnica y todo discurso político presupone una cierta concepción del ser humano".

Santa Cruz también le asigna relevancia. "Tengo el convencimiento de que las ideas importan e influyen en el devenir histórico. Y tengo la esperanza de que este debate pudiera realinear las fuerzas políticas de otra forma, sin tanta referencia al pasado y más sobre la base de la gran pregunta: ¿qué tipo de democracia queremos? ¿Qué sistema económico conviene al país?"

Por su parte, Benítez cree que lo que está en juego "es si la derecha tiene un vocación país o se trata de un grupo ideológico que se aferra a un número reducido de ideas con la excusa de una libertad mal entendida. Por eso, al final, estoy seguro de que el resultado de todo esto favorecerá el ideario de Piñera. Ninguno de los candidatos abrazará las ideas de Novoa, porque no las comparten, pero también porque sería un suicidio político. Lo tengo claro en el caso de Allamand y en cuanto a Golborne, pese a que prologó el libro de Novoa, me gustaría imaginar que fue por razones más bien estratégicas que por convicción. Pero eso tendrá que aclararlo".

¿Debe haber críticas duras como las de Novoa vs. Piñera?

Por lejos, el enfrentamiento entre el senador UDI y el Presidente ha sido lo más polémico de este debate. Más allá de tomar partido por uno u otro -que lo hacen- los consultados desmenuzan si es adecuado o no que este se encienda "al rojo".

"La centroderecha ha tenido cierta dificultad para definir el contenido de un proyecto político propio y diferenciador. No ha tenido una cultura de debate al interior del sector, lo que ha provocado una carencia que hoy se busca superar", afirma Jaraquemada. "Más relevante que las formas, que obedecen a una distinta apreciación política, el principal desafío de la centroderecha es mostrar con claridad cuál es el proyecto de sociedad que está ofreciendo y evidenciar cómo las reformas sectoriales e iniciativas que propone el sector se insertan y dialogan con ese proyecto político", agrega.

Santa Cruz cree que ha habido una "sobrerreacción enorme" ante las críticas de Novoa, que califica de "puntuales y parte del debate democrático". "Estamos muy atrasados en nuestra capacidad de debatir en forma adulta los asuntos públicos: cuando el ministro de Educación hace un planteamiento acerca de problemas objetivos de la educación chilena, los rectores le responden con una descalificación personal. Cuando el senador Novoa razona contra el alza de impuestos, se lo acusa de traidor", sostiene.

"Hay una diferencia de opinión respecto de la viabilidad y conveniencia de aplicar 'la ortodoxia' de la derecha en materias económicas. Unos olvidan que este gobierno no tiene mayoría para imponer a rajatabla cualquiera política pública y que debe negociar y que ese imperativo es, en cierto modo, un producto del binominal. Los otros, a lo mejor olvidan que siempre es posible ir un poco más lejos en la extensión del ámbito de la libertad. Y que en la ecuación oportunidades vs. protección social, la derecha debe impulsar las primeras", agrega.

También Benítez desdramatiza las diferencias: "Es parte del juego político y no hay que asustarse". Sin embargo, afirma que en el caso de Novoa "sus planteamientos apuntan más a destruir antes que construir consensos". Y añade que lo importante "es hacerlas con sentido político, sin destruir las bases sobre las que está sostenida la Alianza, porque de esa manera se menoscaba la capacidad de llegar al poder".

Pero también defiende las políticas sociales del gobierno de Piñera. "Como ministro me ha tocado participar en políticas que son de la esencia de la centroderecha, que cree en la familia, el mérito y en salir de la pobreza sin asistencialismo. ¿Alguien cree que en un gobierno de la Concertación habría un Bono Bodas de Oro? ¿O habría habido un descuento tributario para los gastos en educación? Nada de eso habría pasado en gobiernos de la Concertación. No creen con la fuerza que nosotros en la familia, en la libertad de los padres para educar a sus hijos, en el esfuerzo personal, en premiar el mérito, ni en el emprendimiento individual".

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