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Maira y el apoyo a Bachelet: "Su silencio ha sido una genial operación política"

"Ella va a tener un margen muy amplio de influencia en todos los temas de la agenda de campaña y los partidos tendrán que tener una alta consideración hacia su opinión y aceptar sus decisiones", advierte el político socialista e influyente asesor de la ex Mandataria. Sobre los desafiantes de Bachelet, cree que la próxima primaria "va a ser una especie de capítulo de preparación de la elección del 2017". 

por:  Por Claudio Salinas M.
viernes, 04 de enero de 2013
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Pasa poco tiempo en Chile y hace meses que no habla con Michelle Bachelet, pero el ex embajador y político socialista Luis Maira es una persona cuya opinión es particularmente considerada por la ex Mandataria, a quien ha asesorado en temas internacionales y de política doméstica.

Viaja con frecuencia por América Latina y asegura que en el continente no hay país donde las encuestas tengan el peso, la importancia y hasta el dramatismo que tienen en Chile.

Respecto al sondeo del CEP y la abrumadora ventaja que le otorga a la ex gobernante frente a todos sus eventuales competidores por La Moneda, Maira no se muestra sorprendido.

"No creo que estas cifras resistan las tendencias duras del país. Obviamente se van a estrechar porque la derecha tiene una fuerza mayor que la que allí se indica, pero marcan tendencias que vienen hace mucho tiempo y hay que tomarlas en cuenta", dice.

-A primera vista, ¿qué le dicen estos números de la CEP?

-La encuesta marca cosas que difícilmente van a cambiar respecto del gobierno y su evaluación. Si alguien tenía una duda de que este gobierno ya hizo su esfuerzo principal y va a tener una mera tarea de administración declinante de aquí para adelante, esta encuesta es la comprobación de eso. En general la evaluación de los políticos tiene la caprichosa circunstancia de no ceñirse mucho a datos objetivos. Al final no importa cuan inteligente, preparado, rico e influyente pueda ser una persona si la gente no la ve cercana, y el mayor punto débil de Piñera es que nunca pudo construir una cercanía con los chilenos de carne y hueso. Eso es mucho más fuerte en el mundo popular y en los sectores medios, que son la mayoría del país. Uno no tiende a darle una buena nota a quien ve lejano. Ese es un dato clave para explicar por qué no es muy probable que suba mucho, independientemente del juicio que pueda merecer sus políticas públicas, que son bastante malas.

-¿Qué explica, en cambio, los tremendos niveles de apoyo a una candidata que no habla?

-Michelle Bachelet es un caso de laboratorio político de categoría mundial. Ella no quería de verdad el cargo que tuvo, se resistió de manera casi dramática a ser candidata el año 2005 porque de manera muy noble declaraba no conocer parte de las políticas públicas que le tocaría manejar. Se sentía fuerte en las políticas sociales, temas de defensa y seguridad, con experiencia y conocimiento del sistema político pero declaraba no saber mucho de infraestructura, economía y política internacional. Y eso lo aprendió en La Moneda de manera notable y rápida. La de ella es la historia de alguien que no ha hecho nada para que la llamen de nuevo. A ella la han traído las encuestas, la baja situación de los partidos, la ausencia de otros candidatos que resulten creíbles y sobre todo el cariño de la gente.

-Carlos Peña dice que el silencio de Bachelet daña prácticas democráticas como la deliberación.

-Leo todos los domingos a Carlos Peña, tengo mucho acuerdo con la mayoría de las cosas que escribe y creo que es una voz muy refrescante e independiente de las mayorías fácticas del país, pero en eso discrepo con él. Michelle Bachelet es una persona que nunca funcionó en base a su carrera personal y sus ambiciones sino que fue llevada por una mayoría social a la Presidencia y ahora a una eventual reelección. Ella no armó un comando la noche en que dejó La Moneda para pensar cómo volvía al gobierno. Se fue a miles de kilómetros a hacer un trabajo importante, que tiene un gran eco internacional y que le ha dado mucho prestigio.

Una persona que está en otra cosa no está obligada a estar en la deliberación cotidiana. Se le pueden exigir opiniones el día que vuelva. Ella está trabajando en un organismo internacional que por definición tienen estatutos que obligan a la prescindencia política y tiene que respetar esas reglas. Creo que, fuera de todo cálculo, su silencio ha sido una genial operación política porque la gente quería que no estuviera encima. No me imagino las columnas y los artículos que habrían dedicado los dos diarios tradicionales si ella hubiera estado dando opiniones y haciendo críticas al gobierno del Presidente Piñera; con razón habrían impugnado esa intromisión. Michelle ha tenido la grandeza y la distancia de no incidir en la marcha del gobierno o en el quehacer de la oposición.

-¿Eso explica que a pesar de su ausencia del país no haya mermado el apoyo ciudadano?

-A ella le resultó maravilloso una cosa que era desaconsejable desde el punto de vista de los especialistas, que era irse. Precisamente eso reflejó su profunda distancia con el poder. Yo creo que si algo olfatea un ciudadano medio chileno es el grado de ansiedad y ambición de los políticos, tipos que a la tercera entrevista piensan que ya pueden lanzarse y empiezan a preparar la campaña presidencial. En cambio, Michelle tenía una larga trayectoria de militante y nunca dejó de tener humildad en las cosas que hizo. La gente se olvida que fue candidata a concejal en Las Condes, que es la peor maldición que se le puede ofrecer a alguien con ciertas expectativas en la política y lo hizo con total transparencia y dedicación. Su desapego del poder le ayuda más que nada a conseguirlo.

"En la oposición nunca hubo otro candidato"

-¿Estos números de la CEP le darán más fortaleza y autonomía para imponer sus términos a los partidos en una eventual candidatura?

-Ella siempre fue muy independiente de las decisiones de los partidos y a eso hay que agregarle que la política viene como oficio a la baja, así que va a encontrar un cuadro donde será un actor poderoso y tendrá mucho más margen de autonomía, lo que va en la línea de lo que la gente quiere.

-¿Eso le permitirá gravitar decisivamente en el programa y la lista parlamentaria?

-Va a gravitar en lo que ella quiera, tendrá un margen muy amplio de influencia en todos los temas de la agenda de campaña y los partidos deberán tener una alta consideración hacia su opinión y aceptar sus decisiones.

-La CEP evidencia que en la oposición no hay candidatura alternativa.

-En verdad nunca hubo otro candidato. Quienes han tenido el coraje de saltar a la arena y presentar ideas son personas valiosas, de mérito y preparación, como Ximena Rincón y Claudio Orrego, igual que Andrés Velasco. Todos ellos leen las encuestas y sabían que es muy difícil competir contra Michelle Bachelet, entre otras cosas porque, como hay elecciones parlamentarias con las presidenciales, en los propios partidos los más interesados que se defina pronto un apoyo activo son los candidatos a senadores y diputados, que quieren tomarse la foto con la persona que junta votos y no con el candidato de un dígito.

-¿A pesar de ello es partidario de que se hagan las primarias?

-Sí, las primarias deben ser un lugar para discutir y en un clima de afecto marcar temas. Creo que esta primaria será una especie de capítulo de preparación de la elección del 2017, donde pueden quedar inscritos los que demuestren más persistencia, capacidades e ideas frescas.

-¿Y no teme que esas candidaturas le den duro y debiliten a Bachelet?

-Creo que va a haber un proceso regulatorio porque a quienes menos les conviene que Michelle Bachelet sea dañada en la primaria es a los futuros candidatos a senadores y diputados, a quienes les conviene una candidata muy fuerte, viento en popa que pueda darles a ellos también un apoyo importante.

-¿Cómo enfrentará Bachelet las advertencias del PC de que en un próximo gobierno estará con un pie en La Moneda y otro en la calle?

-Eso dependerá de los ajustes y acuerdos políticos que se tomen en su momento. No es una variable frecuente estar con un pie en la calle y con otro pie en el gobierno, es mejor estar con los dos pies en la calle y los dos pies en el gobierno: tener un gobierno con mucha fuerza social pero mantener una coherencia básica entre lo que se está haciendo en la gestión del país y en el mundo social.

-¿Y la posibilidad de una asamblea constituyente?

-El tema no es ése sino una nueva constitución. El país necesita un marco institucional legítimo y la asamblea constituyente es una de las modalidades pero si no tiene consenso general no va a prosperar. A mí me gusta pero veo que hay mucha gente a la que no le parece conveniente, que ve en esto riesgos y algo incierto que puede crear inestabilidad política. Es algo opinable.

-Sin Bachelet, el mejor rendimiento opositor lo tiene Enríquez-Ominami.

-Eso no dice mucho porque es un escenario irreal. Si por alguna razón Bachelet no fuera candidata habría un proceso en el mundo que ella representa para que surgieran candidatos con grados de convocatoria más altos. Ha sido una buena señal que hayan saltado a la arena los más jóvenes pero hay una generación de personas con experiencia y respetabilidad que podrían llegar a ese espacio si fuera dramáticamente necesario.

-¿MEO no podría ser quien herede el respaldo de Bachelet?

-No con el actual ordenamiento de fuerzas.

 
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