"No logro comprender la razón por la que Carlos Larraín tomó una medida de esta naturaleza", señala el senador RN, en un descarnado análisis de la crisis que vivió su partido. "El Gobierno trató mal el tema: debió haberse marginado porque era una decisión del partido, pero la ministra Cecilia Pérez apareció reuniéndose con Larraín en tratativas para llegar a un acuerdo".
Fundador y ex presidente de Renovación Nacional, actualmente jefe de la bancada de senadores y uno de sus dirigentes más influyentes, Alberto Espina hace un crudo balance autocrítico de la fugaz y aparatosa renuncia de Carlos Larraín a la presidencia del partido, y no duda en advertir que estos episodios ponen en jaque una auspiciosa oportunidad de la centroderecha de mantenerse en el gobierno.
"Esto ha sido un reality que le hace mal a la política. La oposición y Michelle Bachelet observan con una tremenda sonrisa cómo nos instalamos un conflicto absolutamente artificial. Y después nos quejamos de que vamos a perder el gobierno", señala el parlamentario con desazón.
-¿Cuál es su evaluación de la renuncia de Carlos Larraín y el posterior retiro de la misma por gestión de Andrés Allamand?
-Este episodio fue un espectáculo vergonzoso e inaceptable que afectó al Gobierno, RN y la candidatura de Andrés Allamand. Vergonzoso porque erosiona la relación de La Moneda con un partido que debe ser garantía de gobernabilidad; a RN porque ha sido un partido que se ha caracterizado por buscar acuerdos y entendimientos, y a Allamand porque mucha gente se pregunta cuán sólido y estable es el partido de uno de los candidatos presidenciales de la centroderecha. No logro comprender la razón por la que Carlos Larraín tomó una medida de esta naturaleza.
-La queja de Larraín apunta a la falta de interlocución con el Gobierno.
-Yo quiero contar el proceso. Teodoro Ribera se reunió con el Presidente el domingo en la noche y tomaron la decisión de que presentara su renuncia. Al día siguiente, a primera hora, el ministro Chadwick llamó al presidente de Renovación Nacional para contarle lo resuelto. Por lo tanto Ribera y el Presidente actuaron bien. ¿Qué tendría que haber ocurrido si se trata de un cargo de confianza del Presidente? La derecha siempre ha criticado el cuoteo político y el intervencionismo excesivo de los partidos y ocurre que cuando somos gobierno, en vez de darle el respaldo al Jefe del Estado para que tome sus decisiones, se pretende amarrar al Presidente para que las decisiones que tome poco menos que pasen por el cedazo de los partidos. Yo a eso me opongo terminantemente.
-¿Cómo vivió internamente esta crisis?
-Yo me entero en La Moneda de la renuncia de Teodoro Ribera cuando fui al comité político, al cual el presidente de RN no asistió, y posteriormente la mesa directiva hizo una declaración que a mí y a Cardemil como jefes de bancada no nos consultaron. O sea, la deferencia que ellos piden al gobierno no la tienen con sus propios comités parlamentarios. En la tarde me llamaron de la comisión política y me dijeron que no acudió el presidente del partido y sorpresivamente los miembros de la mesa se habían retirado a una reunión con él, dejando a los miembros de la comisión política sin saber lo que ocurría.
-Algunos plantearon que el episodio fue un "bluff", un "tongo".
-Yo no entro en esas descalificaciones, lo considero un espectáculo triste, lamentable, dañino, y sobre todo porque ocurre cuando creo que tenemos todo para ganar la elección presidencial. Hoy se dan más condiciones para ganar la elección presidencial que cuando estaba Michelle Bachelet de Presidenta. Porque hemos hecho un gobierno que va a terminar, según todas las proyecciones, en un 45% de evaluación positiva (distinta es la evaluación del Presidente), y por tanto hay que ganar un 5% y los perfiles de Allamand y de Golborne perfectamente calzan para descontar ese porcentaje. Pero no podemos seguir de tiempo en tiempo protagonizando escándalos y crisis internas que distraen a la opinión pública de los verdaderos temas, que hacen que la gente desconfíe de si somos capaces de dar gobernabilidad, más encima, frente a una Concertación absolutamente dividida y fragmentada cuyo único factor de unión es Bachelet. Yo no estoy dispuesto a regalarle el gobierno a la Concertación por errores nuestros.
"Larraín tiene que reforzar su mesa"
-¿Era sostenible la renuncia de Larraín tomando en cuenta que el ex ministro Ribera estaba en una situación complicada a raíz de sus vínculos con el señor Luis Eugenio Díaz, actualmente investigado por cohecho y lavado de activos?
-Teodoro Ribera es inocente, actuó de buena fe y tuvo una actitud de nobleza al presentar su renuncia. El Presidente también obró correctamente, no veo cuál es la crítica.
-¿No tiene reproche frente al rol del equipo político y el cuestionamiento de Larraín frente a la falta de coordinación?
-El gobierno trató mal el tema: cuando se produjo esta situación debió haberse marginado señalando que era una decisión que correspondía al partido, pero la ministra Cecilia Pérez apareció reuniéndose con Larraín en tratativas para llegar a un acuerdo. Yo me pregunto, ¿acuerdo de qué? Porque las críticas son que el gobierno no considera a RN. Nadie puede discutir que en los últimos ocho o diez meses el gobierno anda a una velocidad enorme, la regla general es que consulta, pregunta. De repente puede equivocarse, pero no hay que hacer escándalos públicos de esos errores, son materias que debemos resolver internamente.
-En algún momento de la crisis se mencionó la posibilidad de que Ud. o Francisco Chahuán asumieran en reemplazo de Larraín.
-Yo fui presidente del partido hace más de diez años. Para mí es un ciclo ya cumplido, así que lo tengo absolutamente descartado. Hoy día se requiere una dirigencia joven y dinámica que impulse el partido, gente como Cristián Monckeberg, Francisco Chahuán, Lily Pérez, Nicolás Monckeberg, Pedro Browne, en fin, no importa que sea conservador o liberal, una generación de recambio, eso es lo que el país está pidiendo a gritos. Pero hoy el presidente es Carlos Larraín, que ganó limpia y lícitamente la elección interna, y debe enterar su periodo. Para eso tiene que reforzar su mesa con un equipo más potente y armar una buena plantilla parlamentaria.
-¿Qué papel juega en estas crisis la personalidad y el temperamento de Carlos Larraín?
-Todo el mundo sabe sus virtudes y sus defectos. Yo le tengo aprecio y afecto porque ha dedicado importantes años de su vida a la política y al partido, pero en esta materia no estoy en absoluto de acuerdo con él, creo que fue un espectáculo vergonzoso. Yo no atribuyo esto a su carácter sino que aquí se han tomado malas decisiones.
"Esto muestra un partido que no garantiza gobernabilidad"
-¿Cómo afecta todo esto la candidatura de Andrés Allamand?
-Los que creen que Andrés suma votos por estar en la portada de los diarios y titulares diciendo que arregló el problema de RN es que no han enfrentado nunca una elección con éxito. Lo que esto muestra es un partido que no le garantiza gobernabilidad.
-¿Y respecto de los argumentos de Larraín de que este gobierno no escucha, no se coordina con sus partidos ni articula políticamente?
-Efectivamente existen descoordinaciones con el gobierno. Por ejemplo, cuando por iniciativa de nuestros parlamentarios se planteó la rebaja del interés al crédito Corfo para educación superior hubo una gran frustración y molestia porque eso no se acogió en ese momento, sino que después que fue requerido por la Concertación. Efectivamente hay ministros que les cuesta entender que la política no es sólo anunciar una buena medida para el país, sino que formar equipos y difundirla como coalición porque eso es lo que garantiza la continuidad en el gobierno.
-El mismo Allamand acusó déficit político en el gobierno y la ausencia de una "carta de navegación".
-Pero sí tenemos una carta de navegación, que fue fijada clara y categóricamente por el Presidente de la República en la reunión con los parlamentarios en Cerro Castillo, además de los encuentros con los ministros permanentemente. Si hay errores de gestión, como existen en todo grupo humano, yo sugiero con toda franqueza que se identifiquen y se conversen interna y privadamente para corregirlos, pero no de esta manera. Porque aquí los opositores tomaron palco para ver este triste espectáculo.
-El presidente de la UDI dijo que este episodio fue una muestra de inmadurez y falta de responsabilidad política.
-Esa declaración fue una total imprudencia, porque cuando ha habido diferencias en la UDI nosotros hemos guardado riguroso silencio.
"No es bueno que Golborne se entrometa"
-Y Golborne habló de un llamado de alerta porque no se está cuidando la unidad.
-Tampoco es bueno que él se entrometa en temas de esta naturaleza porque es un problema generado en RN y la gente del partido es la llamada a resolverlo. La mejor contribución que pueden hacer los demás es no transformarse en comentaristas de una situación tan desafortunada.
-Pero la UDI se ve un partido ordenado con un candidato bien posicionado mientras que RN se ve conflictivo, y eso afecta a un candidato que debe acortar distancia.
-Eso puede ser en parte verdad, pero también hay que ver el otro lado de la medalla: el nivel de afección y compromiso de RN con Andrés Allamand es muy sólido y fuerte, por historia y trayectoria. En cambio, ese es un tema que no está aún suficientemente consolidado en la UDI. Yo no voy a criticar a Golborne ni a la UDI, pero sólo les pido: pastelero a tus pasteles.