Pidió dos semanas de vacaciones en la municipalidad para acompañar en terreno a su correligionaria Carolina Leitao, "mi candidata", como se preocupa de destacar el presidenciable y actual alcalde a cuanto vecino encuentra en su veloz recorrido por las calles.
Son más de las cuatro de la tarde de un caluroso día en Peñalolén, pero a diez días de la elección municipal la temperatura no basta para interrumpir el trabajo de campaña de la candidata de la DC en esa comuna, Carolina Leitao. En esta ocasión, un casa a casa en la población Esperanza Andina. Tampoco la detiene el hecho de que su principal promotor, el actual edil Claudio Orrego -quien decidió no ir a la reelección para lanzar su precandidatura presidencial-, aún no llegue a acompañarla. Juntos han hecho campaña desde la oficialización de la postulación de Leitao, su gran apuesta y la «prueba» con que se medirá al alcalde en las elecciones del 28 de octubre. Y, con la cercanía de los comicios, su agenda de actividades ha ido en aumento.
Es que la jornada para el edil -quien tomó vacaciones especialmente para acompañar a Leitao en la recta final - comenzó temprano este día. A las 7.15 de la mañana figuraba en un paradero de Peñalolén sumando votos para "mi candidata", como la llama. De ahí siguió un recorrido por los seis consultorios de la comuna y la visita a dos ferias. Un intenso itinerario que Orrego interrumpió recién a las 3 de la tarde para ir a darle el pésame a la candidata independiente por Providencia, Josefa Errázuriz -tras la muerte de su marido- y, luego, para sostener una reunión con vecinos, que ahora lo está retrasando en su cita con Leitao.
Por mientras, la candidata y su equipo empiezan solos. Sus brigadistas golpean las puertas de las casas y preparan a los vecinos para que luego la candidata llegue a saludarlos brevemente.
Folletos con él, Leitao... y Bachelet
Cerca de las cinco de la tarde Claudio Orrego llega en su jeep hasta calle Alborada. Anda solo y sin sus características chaquetas rojas que llevan el nombre de la comuna. Luego de estacionar su vehículo, baja raudo, saluda a Leitao, le pide unos volantes a uno de los brigadistas y entra, cual Pedro por su casa, al primer hogar que tiene en frente. No tiene problemas en ser recibido. El dueño de la morada lo abraza contento, Orrego le presenta a Leitao y pregunta al tiro por "el problema de la muralla", que sabe ocurre en ese hogar, escucha y luego se despide. Todo, también, prácticamente en menos de un minuto. Con esa misma rapidez emprende rumbo a la siguiente casa.
"Hola chiquillas, ¿cómo están? Oigan, ando con mi candidata acá, la Leitao, esperando que la apoyen con todos los vecinos acá", dice fuerte, con su característica sonrisa, mientras las vecinas lo escuchan atentas, aprovecha de entregar folletos que lo llevan a él y a Leitao en portada y a Michelle Bachelet -la contendora mejor posicionada de la Concertación en una eventual primaria- al reverso. Y no se va sin antes dejar invitaciones para un evento musical que se realizará el domingo. El alcalde, ahora, es prácticamente un brigadista más. De ahí sigue la marcha veloz a otro hogar.
Y es que si el ritmo de la caminata de Leitao era rápido, ahora con la llegada de Orrego la cosa se excede en velocidad. Rápidamente se desplaza de casa en casa dejando atrás a la candidata en más de una ocasión. "Ustedes encuentran que vamos rápido, pero con el alcalde es peor", se queja ella. No queda otra que apurar el paso. "Hay que hacerlo, es una comuna con 60 mil hogares" explica él.
Ahora el grupo llega hasta una sede social en el que en ese momento se imparten clases de gasfitería. Los alumnos, todos adultos, felices saludan y abrazan a Orrego, quien les dice que vino con su candidata y entrega invitaciones. Quiere hablar pero una duda lo interrumpe:
-Oiga, disculpe que le haga una pregunta, ¿y usted a qué se va a dedicar después?, le consulta una mujer.
-Yo me voy a tirar a Presidente, responde él.
-Si po , se supone que eso iba a hacer.
-Pero primero tengo que dejar aquí a la alcaldesa... una alcaldesa que continúe la obra que hemos hecho.
La pregunta, se repetirá un par de veces a lo largo de la caminata.
Antes de retirarse de la sede, destaca su trabajo, aprovecha de lanzar un par de bromas y sigue la marcha. En el camino saluda a una señora que tiene pocos ánimos de escuchar. "No voy a votar por nadie" le comenta al edil. "Oiga, pero hemos hecho harto por este barrio", le dice Orrego, intentando cambiar su opinión, pero no hay caso.
"Me voy a tirar a Presidente"
Va más de una hora de trayecto por la población y Orrego sigue caminando con la misma rapidez. "Ya pues, chiquillos, menos conversa y más trabajo", grita al grupo que acompaña a Leitao cuando ve que no le siguen el paso. Ellos siguen su trabajo, golpean rejas y portones, hablan con los vecinos y luego le avisan a Orrego que en esa morada "hay una vecina que quiere saludar al alcalde". Luego del beso, el abrazo y el saludo efusivo, Orrego aboga por Leitao, siempre destacando los logros de su gestión y que ella logró erradicar la toma del sector.
La mención no es casual. Durante la caminata, el ahora presidenciable se encarga de destacar la transformación que ha tenido el lugar durante su gestión. Incluso se preocupa de pasar, especialmente, por aquellas casas que tienen avisos de alarmas comunitarias implementadas bajo su mando. "Antes acá nadie se atrevía a entrar, a esta zona le decían «la Cuco»", cuenta.
Y algunos vecinos le reconocen el trabajo. "Ha sido súper buen alcalde", le comenta una mujer. Y luego, un hombre le dice que "ha sido el único alcalde que ha valido la pena". Por eso, muchos se preguntan por qué no seguirá. Y no falta quién cree que está ahí buscando votos para un nuevo período. "Yo me voy a tirar a Presidente y voy a dejar a una buena alcaldesa", responde él.
Los vecinos, sorprendidos, le desean éxito en tamaña aventura.
