Un 62% sostiene que a la mayoría de las colectividades políticas no les interesan las opiniones de las personas, aun cuando se destaca que sin ellas no puede haber democracia.
Así, el estudio revela que entre las personas ellos son percibidos como entidades cerradas en sí mismas, que no escucha, exacerban las divisiones y al mismo tiempo, pese a protagonizar encarnizadas luchas, son a la larga «todos iguales».
De hecho, aunque es real la señala mayoría que vincula su existencia con la democracia, el porcentaje de los que creen que ellos no son necesarios para este sistema llega al 40%, en lo que bien puede ser un efecto del protagonismo alcanzado este año por los movimientos sociales.
En línea con esos números, el 53% se mostró "de acuerdo" con la máxima "los partidos son necesarios para defender los intereses de los distintos grupos sociales", pero otro 42% se mostró en desacuerdo: de nuevo una señal de que existen grupos ciudadanos importantes que parecen creer en otras vías para hacer valer sus demandas.
Otra de las afirmaciones, la frase "gracias a los partidos, la gente puede participar en la vida política", es refutada por un mayoritario 55% de los encuestados, que se señaló estar "en desacuerdo"; en minoría, el 40% apoyó la aseveración. Así, las cifras estarían mostrando grados de insatisfacción con el modo en que las colectividades cumplen la más básica de sus funciones.
Tal cuestionamiento aparece fuertemente vinculado con el 62% que rechaza la afirmación de que "a la mayoría de los partidos les interesan las opiniones de la gente": otra muestra de que las personas perciben partidos encerrados en sí mismos y poco capaces de recoger y responder a los que está pasando en la sociedad. Se trata de un juicio igualmente extendido en hombres y mujeres y frente al cual sólo un 33% de los entrevistados manifestó una postura distinta.
Al ensimismamiento se suma otro punto de cuestionamiento: el 69% de los encuestados señaló su pleno acuerdo con la frase "los partidos se critican mucho entre sí, pero en realidad son todos iguales", frente a lo cual sólo el 28% expresó desacuerdo.
A dicho concepto de que exacerban el enfrentamiento pero «son todos iguales», se le suman otra crítica en la misma línea: el 65% concluyó que las colectividades "sólo sirven para dividir a la gente", con sólo un 31% en desacuerdo con esta premisa.
