Política
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CEP-Cieplan lanzan ahora paquete de reformas políticas: Se juegan por financiamiento público a los partidos y fin del binominal

Con propuestas a cargo de Lucas Sierra y Francisco Javier Díaz, los dos think tanks llaman a asumir el tema "desde las convicciones" y a enfrentar la impopularidad de algunas de las medidas.

por:  La Segunda
miércoles, 16 de mayo de 2012

Francisco Javier Díaz y Lucas Sierra, la dupla a cargo de las propuestas.


Cambios "impopulares" y también de aquellos que "les duelen" a los propios interesados contiene el informe para la reforma de los partidos políticos elaborado por el CEP y Cieplan, dado a conocer hoy. 

La propuesta considera, entre un cúmulo de medidas, el reemplazo del sistema binominal, nuevas formas de financiamiento estatal para las colectividades, límites a la reelección en cargos públicos y diversas modificaciones destinadas a democratizar y transparentar los partidos. Todo ello, recogiendo las conclusiones de un trabajo de casi dos años, que consideró el testimonio y aportes de más de cien dirigentes políticos y figuras del mundo académico.

Con el documento, el CEP -epicentro del pensamiento liberal- y Cieplan - think tank clave de la Concertación- completan su segunda propuesta integral de reformas en un área de alto impacto, en menos de una semana (el viernes pasado entregaron sus ideas sobre reforma tributaria). Ahora, la labor estuvo a cargo del coordinador académico del CEP, Lucas Sierra , y del cientista político Francisco Javier Díaz , por Cieplan. Ambos trabajaron bajo el principio de que "no hay una democracia moderna que pueda funcionar bien sin partidos políticos fuertes", asumiendo que hoy las colectividades no pasan por un momento de buena imagen, pero que justamente por eso es necesaria su reforma y aun el impulso de iniciativas en principio impopulares, como el financiamiento estatal.

En este último punto, la propuesta es ir un paso más allá del actual sistema, que entrega aportes públicos a partidos y candidatos sólo para costear las campañas. Así, el planteamiento es establecer una fórmula de financiamiento permanente a las colectividades a cambio de ciertas «contraprestaciones». Concretamente, proponen subsidios a las cuotas de los militantes y a las donaciones , así como entrega de aportes para ciertas actividades (talleres de formación y capacitación, e instancias de elaboración doctrinaria o programática) y para la c ontratación de asesorías .

Lo anterior, sin embargo, es parte de una planteamiento más amplio de reforma a toda la actual ley de partidos políticos. Ella considera, entre otros puntos, reforzar la exigencia del voto directo para las decisiones más relevantes, al grado de establecer como causal de disolución de un partido la no renovación de sus órganos internos mediante el voto . Con ello quedaría, por ejemplo, proscrita la práctica de prolongar el período de una directiva a partir de acuerdos cupulares. A esto se suman disposiciones destinadas a asegurar transparencia y acceso a toda la información relevante, y a modernizar los sistemas de justicia y disciplina internas, abriéndose a permitir las órdenes de partidos, pero también asegurando el respeto al debido proceso en los tribunales supremos, incluso estableciendo un sistema de doble instancia. También se propone fortalecer las atribuciones de directivas y consejos regionales , por ejemplo, en la nominación de candidatos.

Otras ideas de la dupla Díaz-Sierra consideran facilitar la constitución de nuevos partidos, reduciendo (de 0,5% a 0,3% del padrón electoral) la cantidad de firmas requeridas y terminando con la actual causal de disolución por no haber obtenido un porcentaje determinado de votos. Ello, además de terminar con la incompatibilidad entre cargos directivos de una colectividad y dirigencias gremiales.

Sistema electoral: tres alternativas

Junto a los cambios a la ley de partidos, la propuesta CEP-Cieplan plantea avanzar en otras reformas institucionales, partiendo por el sistema electoral. El diagnóstico es que el actual mecanismo binominal, en palabras de Díaz, es "una pésima combinación" de los sistemas proporcional y mayoritario, sin las ventajas de uno y otro, y llevando a un resultado en que hay baja representatividad y escasa competencia. ¿Cómo reemplazarlo? El documento no se juega por una sola fórmula, sino que plantea tres alternativas: sistema uninominal, proporcional corregido y mixto (que combina distritos uninominales con listas nacionales).

A la par con ese cambio, se propone limitar las reelecciones en los cargos públicos. Así, los diputados, alcaldes y concejales sólo podrían reelegirse un máximo de tres veces (es decir, ejercer por hasta cuatro períodos), mientras que los senadores podrían hacerlo en una oportunidad (dos períodos).

En cuanto a probidad, se plantea endurecer las sanciones para el incumplimiento de las normas sobre financiamiento electoral, llegando incluso a la pérdida del cargo.

Ni salame ni big bang

Tanto Díaz como Sierra enfatizan que la propuesta tiene un sentido integral, pues no basta con cambios aislados para conseguir un sistema de partidos fuertes y legitimados. Según el investigador del CEP, hay dos extremos a evitar: la «teoría del salame» y la del «big bang» político.

-No se trata -dice- de modificar todo y al mismo tiempo, pero tampoco de impulsar una reforma sin relación con las otras. Lo que proponemos es una mirada sistémica, donde se prevén las consecuencias recíprocas de los distintos cambios.

Por ello, sostiene Díaz, es equivocado pensar que basta con reformar la ley de partidos sin tocar el binominal y que de ese modo se resolverán los problemas que hoy están afectando al sistema político chileno.

Igual de enfáticos son ambos investigadores cuando se trata de defender la necesidad de abocarse al tema, pese al poco interés que despiertan los partidos en la ciudadanía y al franco rechazo que generan en las encuestasideas como la de su financiamiento público.

"Esta propuesta está elaborada desde la base de la convicción y no de las encuestas", enfatiza Díaz, haciendo hincapié en que el antídoto contra el populismo y el caudillaje es contar con partidos políticos sólidos. Y es que "los bienes asociados al buen funcionamiento de las instituciones no se perciben hasta que faltan. Y cuando faltan, ya es demasiado tarde", concluye Sierra.

 Las dos discrepancias

Sólo en dos puntos, ambos dentro del ítem financiamiento electoral, hubo discrepancias entre Díaz y Sierra: la posibilidad de que las personas jurídicas (léase empresas) puedan hacer donaciones a campañas y la existencia de aportes reservados.

En el primer tema, el argumento del investigador Cieplan se resume en la idea de que "las empresas no votan y, al no tener un interés político, lo que hacen es defender intereses particulares, prestándose el sistema para la opacidad". Para Sierra, en cambio, "las personas jurídicas reflejan una forma de asociatividad y tienen también derecho a la libertad de expresión", una manifestación de la cual es poder aportar a una campaña. Admite que "efectivamente, las empresas no votan, pero tampoco van al teatro y perfectamente pueden hacer donaciones culturales". Pero además, agrega un argumento práctico: "Ellas siempre han aportado a las campañas y lo más probable es que lo sigan haciendo, por lo cual es mejor permitir que lo hagan formalizadamente y no de modo subrepticio".

En cuanto a los aportes reservados, Díaz sólo los admite cuando se trata de cantidades muy bajas, que no afecten el principio de transparencia o den pie a la «captura» de los beneficiados por parte de intereses particulares. Sierra, argumenta que las donaciones son, como el voto, una forma de expresión política y en ambos casos es legítimo ofrecer a la persona un ámbito de reserva para evitar ser coaccionada.

Primarias: Sólo aporte estatal para las presidenciales

Aunque el tema se ha vuelto un lugar común y resulta políticamente incorrecto levantar objeciones, la propuesta CEP-Cieplan está lejos de ver en la realización de primarias una panacea. Y no es que el documento las descarte o cuestione, pero sí limita su alcance, se juega por su voluntariedad y plantea que sólo haya financiamiento estatal para las primarias presidenciales y eventualmente para las senatoriales.

¿Cuál es la idea de fondo? Según Sierra, las primarias "pueden ser un canal de participación interesante, pero también pueden amenazar la institucionalidad de los partidos que buscamos reforzar".

Así, la idea es partir por democratizar las instancias regulares de decisión dentro de las colectividades. En ese esquema las primarias serían un mecanismo opcional a usar, pero evitando que se transformen en un instrumento para que caudillos locales se impongan por sobre la institucionalidad interna.

El tema, señala Díaz, fue objeto de amplia discusión y "nuestra conclusión fue que, para la coherencia interna de los partidos, las primarias sólo son buenas cuando involucran grandes electorados. En cambio, cuando se trata de electorados pequeños, como una comuna, entran a primar en el resultado factores distintos, como la capacidad de movilizar votantes".

De este modo fue que llegaron a la señalada propuesta de que sólo haya financiamiento público para las primarias presidenciales, donde, por las cantidades de votantes involucrados, elementos como el «acarreo» se vuelven más irrelevantes, y puede haber real deliberación.

Díaz y Sierra son cautos a la hora de evaluar la serie de primarias que la oposición ha llevado a cabo este año. Eso sí, el investigador de Cieplan hace notar un dato: "las primarias para cargos uninominales, como las alcaldías, no favorecen a las mujeres. De hecho, de las 140 elecciones de este tipo llevadas a cabo este año, sólo en algo más de una veintena han ganado mujeres". El fenómeno -dice- tiene que ver con que en estas contiendas locales los incumbentes parten con ventaja y son generalmente hombres.

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